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Emborrachó y mató a balazos a cuatro de sus enemigos en una fiesta

Lunes, 12 de mayo de 2014 11:46

Con 22 años, Leandro Nicolás Banegas fue capturado en Paraguay por el asesinato de cuatro personas en una fiesta en el barrio Las Casitas, dentro de Villa Tranquila, en Dock Sud, a fines de marzo de este año. Ahora aguarda su extradición para ser juzgado en el país.

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Con 22 años, Leandro Nicolás Banegas fue capturado en Paraguay por el asesinato de cuatro personas en una fiesta en el barrio Las Casitas, dentro de Villa Tranquila, en Dock Sud, a fines de marzo de este año. Ahora aguarda su extradición para ser juzgado en el país.

El joven era miembro prominente de la banda Los Recaldes en Las Casitas, que se disputaba el control de la droga y los robos en la zona. Pero en 2010, una pelea con otro clan lo obligó a abandonar el barrio, luego de que le incendiaran su hogar Por ello, se mudó con sus padres a Chaco.

Un año más tarde, volvieron a la provincia de Buenos Aires, aunque formaron su nuevo hogar en Quilmes. Banegas evitaba volver a Las Casitas por la antigua disputa.
Sin embargo, en la noche del 29 de marzo pasado, mientras estaba en el boliche Joya Bailable en Sarandí, el joven recibió el dato de que sus enemigos se encontraban reunidos en una fiesta en su antiguo barrio y decidió no desaprovechar la oportunidad para vengarse.

Se dirigió a la casa 132 de su antiguo barrio, donde se desarrollaba la fiesta y llegó a las 3 de la mañana, aproximadamente. Algo que la Justicia aún no logró explicar es el hecho de que sus anteriores rivales compartían la fiesta con sus compañeros de clan, ya que la reunión se desarrollaba en el hogar de una prima de sus antiguos compañeros de clan.

Una vez allí, saludó a todos y ofreció alcohol y marihuana con empeño. Para ese momento, los invitados ya se encontraban bastante intoxicados. Unas tres horas después, la mayoría de las 60 personas ya se había ido; sin embargo, aún permanecían sus antiguos enemigos.

Banegas se dirigió a la planta superior de la casa. Su amigo Gabriel Alberto Recalde, hoy detenido y acusado de ser partícipe de los asesinatos subsiguientes, le dio un arma 9 milímetros.

La primera víctima fue Gabriel Tapia, de 24 años, a quien Banegas le disparó en la cabeza mientras este charlaba en el comedor de la casa. A Tapia le siguió Aldo Quintero, de 33, quien se había quedado dormido en el piso y también recibió un disparo en la cabeza.

Banegas también mató a Mauro Ezequiel Martínez, de 17 años, quien era encargado de pasar música en la fiesta y que nada tenía que ver con los enemigos del asesino; de hecho, ni lo conocía. El adolescente recibió un balazo en el cuello y finalmente murió cuando lo trasladaban al hospital.

Luego le llegó el turno a Leandro Almirón, de 21, quien, tras recibir un disparo en el hombro, se hizo el muerto. Aprovechando un descuido del asesino, se escapó para pedir ayuda.

En tanto, la masacre de Banegas continuó: a unos 200 metros de la casa, ejecutó a Jonathan Quintero, hermano menor de una de sus víctimas. El joven le rogó que no lo matara, pero Banegas fue implacable: le disparó en el tórax, el abdomen, en el brazo y, finalmente, en la cabeza.

El último en morir fue el hermano de Leandro, Maximiliano Almirón, de 23 años. El joven estaba volviendo a la fiesta tras conseguir más cerveza. Banegas le disparó cinco veces, lo que dejó a Almirón parapléjico.

Tras dar por finalizada su misión, el asesino se dio a la fuga y, una hora y media después, ya se dirigía hacia Entre Ríos. Allí vive su hermano, a quien robó el pasaporte para cruzar la frontera a Paraguay por el paso de Itatí, Corrientes.

Sin embargo, Banegas no hubiera necesitado un documento robado para cruzar, ya que fue más rápido que la orden de captura de la Justicia y podría haber cruzado sin problemas.
Una vez en el país vecino, se instaló en un pueblo de unos 500 habitantes a cuatro horas de Asunción, en el que también vive parte de su familia materna.

La fiscal del caso, Carla Musitani, logró finalmente ubicarlo y, siguiendo sus llamados de celular (a pesar de que cambiaba seguido de chips), terminó por cercarlo. El 14 de abril, la Interpol le tocó el timbre.
“Eran ellos o yo”, dijo a las autoridades cuando lo arrestaron. Hoy aguarda que complete el trámite de extradición a la Argentina.

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