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Papá hay uno solo, entre las historias y los recuerdos de cientos

Domingo, 15 de junio de 2014 01:02

El último disgusto que tuvo fue la descalificación de la Selección, tras la derrota de Alemania, en el mundial de fútbol de 2010. Juan Pablo Figueroa era muy futbolero. Hincha fanático de River Plate y, en Salta, del Club Unión. 

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El último disgusto que tuvo fue la descalificación de la Selección, tras la derrota de Alemania, en el mundial de fútbol de 2010. Juan Pablo Figueroa era muy futbolero. Hincha fanático de River Plate y, en Salta, del Club Unión. 

Durante la víspera de ese partido que diluyó cuarenta millones de ilusiones, Juan Pablo se descompensó. Era diabético y esa noche, en una fiesta en el barrio, se salió de la dieta y su cuerpo no se la dejó pasar. Al día siguiente, mientras esperaba asistencia del servicio médico, en cama, pudo oír que la Selección se volvía a casa. Ese 4 a 0 dolía más que cualquier indisposición en su salud. 

Juan Pablo tenía 81 años. Era padre de 3 hijos, abuelo de 15 nietos y bisabuelo de 4 bisnietos. Ese día, cuando llegó la ambulancia, le dijo a los doctores que estaba molesto porque, en ese último partido, Diego Maradona no había tomado buenas decisiones como director técnico. Al día siguiente regresó a casa y su salud terminó de deteriorarse. Falleció de un paro cardíaco. 

Nunca lamentó la desmejoría en su enfermedad. Murió sintiendo la pasión y los sinsabores del fútbol y, pese a ello, de buen ánimo. 

A su historia la cuenta su hija menor, Nilda del Rosario Figueroa. “Todo el mundo lo quería a mí papá, era una muy buena persona, sin vicios”, cuenta Nilda. “Era mi compinche, mi mejor amigo. Tengo muchísimas historias con el y ni un solo mal recuerdo. Me da un poco de tristeza su ausencia, pero me da mucha alegría recordarlo”, dice. 

En esos recuerdos lo ve jugando al fútbol con los nietos y los bisnietos, en la plaza de barrio Palermo, donde vivió los últimos veinte años de su vida y donde aún vive la familia. Juan Pablo trabajaba en un frigorífico y hacía changas. Dice Nilda que tuvo una linda vida y murió rodeado de la gente que lo quería. 

Como la de Juan Pablo, los lectores de El Tribuno compartieron decenas de historias a través de la red social Facebook. Con palabras muy afectuosas, todos expresaron por qué alzarán las copas hoy, quizás durante un asado que también querrá celebrar la victoria de la Selección, contra Bosnia. 

Los que son papás, los que son hijos, los que los tienen cerca, los que no los tienen y los que pronto lo serán, tienen hoy varios motivos para festejar. Y aunque se la tilde de otra más de esas fechas que buscan solo el rédito de los comerciantes, es otro motivo para el encuentro familiar del domingo. Para volver a brindar. 

Más saludos cibernéticos

Ariel Rubén Ruiz: ¡Mi papi es lo más lindo que tengo en la vida! No me crió con lujos ni en escuelas pagas, pero me enseñó a respetar y a ser una buena persona. ¡Gracias viejito! Te amo. Sos un ejemplo de padre.

Clau Clau: Mi papá se llama Hugo Reynaga, lo amo mucho y lo re extraño porque vivo en la provincia de Santa Cruz.

Magdalena Cruz: Mi padre es un hombre de paso calmo y voz apacible. Lo que nunca voy a olvidar de el es como fue imprimiendo en mi dos cosas maravillosas: el amor por la lectura, porque cierro los ojos y me veo nuevamente sentada en su regazo, leyendo un libro de segundo grado con el y el gusto por viajar. Siempre me decía que Dios había creado un mundo maravilloso, con lugares lindos para que podamos conocer. Me enseñó tantas cosas y me hizo comprender que un buen padre debe dar a sus hijos raíces, para saber siempre donde volver y alas para volar, crecer y expandirse por est mundo maravilloso que tenemos. ¡Gracias papá!.

Mariela Portal Zenteno: Yo nunca conocí a mi padre y se que vive con sus otros hijos... Espero que la pase bien a pesar de todo. Le deseo un feliz día a mi tío Fabián Zenteno que es lo más cercano a un padre que he podido conocer. Feliz día a los padres que aman a sus hijos y feliz día a mi abuelito Narcizo Zenteno que me cuida desde el cielo. 

Carlos Ruiz: Vivo en Córdoba hace 26 años. Soy el mayor de 6 hermanos. Mi papá hizo todo para darnos amor, compresión y educarnos. Nunca nos faltó el pan sobre la mesa porque se fue a trabajar muy lejos para que eso fuera así. Siempre íbamos juntos al campo, tenemos muchas anécdotas juntos aunque ahora estemos un poco distanciados. Si Dios quiere pronto voy a viajar a Salta para estar con él. 

Sol Cánaves Díaz: Mi papá se llama Juan, es abogado. Siempre trabajando para darnos lo mejor. Gracias a él aprendí a amar la historia de mi país. “Un pueblo que no conoce su propia historia es un pueblo ignorante”, me dijo una vez. Me enseñó a ser sincera y trabajadora. ¡Te amo, papá!. 

Marita Ordóñez: Mi papá trabaja desde que tengo memoria. Se iba a las 7 de la mañana y regresaba a las 18 con sus botas con restos de mezcla, sus manos curtidas. Es albañil, un poco electricista, electrónico, plomero, pintor, carpintero. Estudió y aprendió a tocar el teclado. Sabe tocar un poco la guitarra y el charango. Estudió y aprendió a arreglar motos. ¿Qué más puedo decir? ¿Motivos para admirarlo? ¡Sobran! ¿Motivos para quererlo? ¡Todos! ¡Feliz día, papá!.

En sus palabras se entiende la frase “papá hay uno solo”, el amor es el denominador común. 
 

“Mi papá nos enseña cada día la honradez y el amor al trabajo. Que el trabajo dignifica y que debemos luchar por nuestros derechos amparándonos en la Constitución Nacional. Lo admiro por su fuerza de voluntad y por creer que una patria mejor es posible”, Belén Salazar. 

“Mi papá es mi mejor amigo, mi compañero, pero sobretodo mi motor y mi guía para seguir adelante. ¡Te amo! ¡Feliz día!”, Azuu Lavezzi. 

“Mi papá se llama Alfredo Taritolay y es lo más importante que tengo. Siempre se preocupó por sacar la familia adelante. Desde acá le deseo un feliz día del padre”, Ivana Taritolay.

“Jamás olvidaré a mi abuelo Leonardo Carrasco. El me enseñó a ser un buen padre de familia a pesar de estar enfermo. Me guió a seguir sus pasos, a cuidar a mi mamá y a mis hermanos, a trabajar y ser alguien en la vida”, Ariel Carr.

“Solo quiero decir que amo mucho a mi padre. Siempre hizo todo por darnos lo mejor, nos enseñó a respetar y valorar lo poco que teníamos. No tuvo la posibilidad de estudiar y por ello luchó para que nosotros, sus hijos, la tuviéramos... Es una gran persona”, Marta Ríos.

“A mi papá le debo mi educación, mis modales y todo lo que soy. Supo darnos a mis hermanos y a mí una vida hermosa y una niñez perfecta. No hay nada que se pueda comparar con el amor de un padre. Nos enseñó lo lindo que es vivir la vida simple y alcanzar la felicidad. Doy gracias a Dios por mi papá”, Flor Godoy Carranza. 

“Mi viejo se llamaba Raúl Néstor Godoy y me enseñó a ser una buena persona con todos. Siempre trató de darnos lo mejor a mí y a mis hermanos a base de esfuerzo y laburo honrado. Nos enseñó que el que quiere puede. Ahora que soy padre trato de inculcarle a mis hijos las enseñanzas y ejemplos que mi viejo me dejó”, Alfredo Godoy. 

“Recuerdo a mi papá llegando a casa cansado en su bici, baldes de albañil en el manubrio, la escalera en el hombro y su pantalón de jean gastado, pero a quien nunca escuché quejarse. Un día llegó en esa bici con el primer televisor blanco y negro. Gracias a su esfuerzo pudimos ver televisión por primera vez. Mi papá es un grande. ¡Feliz día!”, José Morales. 

“A mi papá lo amo y lo admiro porque fue un hombre muy sufrido. ¡Feliz día! ¡Te quiero mucho!”, Analía Yapura.

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