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El gauchito Urtubey no es fotogénico

Domingo, 22 de junio de 2014 12:33

La fotografía es un arte. Ello está aceptado y comprobado. Por eso es que se realizan exposiciones fotográficas en casi todo el mundo, casi con similar expectativa que las pictóricas. Y las fotografías expuestas justifican y validan, a veces con creces, el ir a verlas.

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La fotografía es un arte. Ello está aceptado y comprobado. Por eso es que se realizan exposiciones fotográficas en casi todo el mundo, casi con similar expectativa que las pictóricas. Y las fotografías expuestas justifican y validan, a veces con creces, el ir a verlas.

Pero dicen, los entendidos, que el arte fotográfico es selectivo cuando se trata de captar imágenes de seres humanos. Y argumentan que no es lo mismo, para dar un ejemplo, una fotografía de Vicki Donda que una de Milagro Sala.

Hay que ser fotogénico, afirman.

En ese sentido la naturaleza no presenta problemas. Toda ella es fotogénica. Los paisajes de Bariloche, los de la Puna, el camino a Cafayate, la Quebrada de Humahuaca, la Cuesta del Portezuelo, la Quebrada del Toro, la Cuesta del Obispo, etcétera y etcétera, son fotogénicos.

Pero, ¿qué es ser fotogénico?

El mataburro enseña que ser fotogénico es lo que promueve o favorece la acción química de la luz,

en su primera acepción. En se segunda acepción sentencia que fotogénico es lo que reúne buenas

condiciones para ser fotografiado. En su tercera acepción señala que fotogénico se dice de quien por sus rasgos fisonómicos junta condiciones para ser artista cinematográfico. ­Epa!

Más no todo es tan fácil como parece. No basta con ser agraciado o agraciada físicamente, ni ser

esbelto o tener cuerpo escultural, como se dice. No es suficiente con ser bonito o bella. Una estimada amiga, muy hermosa ella, alta, ojos grandes y labios de película, salía horrible en las fotografías. Y todo porque la niña no podía reprimir hacer mohines y cosas por el estilo. En fin, los impedimentos para figurar como fotogénico son varios y diversos.

Y en este rubro lo tenemos a nuestro preciado don Juan Manuel Urtubey que, sin escarbar mucho,

reúne casi todos los atributos para parecer como un Adonis en las fotos. Lo perjudica el hecho de no saber elegir los momentos para ser fotografiado. O acaso son los fotógrafos los que no aciertan con el momento adecuado para fotografiarlo. Sí, eso debe ser.

Por ejemplo, en Cafayate lo fotografiaron cuando rendía culto a Baco y ya se había mandado a guardar un número indeterminado de copas de totín.

En el mismo Cafayate, otro chasirete (¿o habrá sido el mismo?) lo captó dormido durante la ceremonia de presentación del nuevo obispo de la zona, monseñor José Demetrio Jiménez.

Y lo grave es que lo observaban mientras atendía los rigores de su inoportuna siesta su desdeñado vicegobernador, Andrés Zottos, y el intendente lugareño. También le tiraban miradas reprobatorias autoridades de Tucumán y de Catamarca.

De ninguna manera esas poses del gauchito gobernador son fotogénicas. Y menos mal, para él, que todavía no se cayó del caballo porque esa sería foto de tapa.

No hay caso, el gauchito Urtubey, aunque sus rasgos fisonómicos lo habiliten para probar suerte en el cine, no es fotogénico.

 

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