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19 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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A falta de obras propias hay que derribar los íconos de otras épocas

Viernes, 27 de junio de 2014 02:19

Todo es válido en el camino del populismo, la demagogia y los intereses proselitistas. Cuando las encuestas no cierran y la imagen ante la opinión pública se desploma día a día, nada es inesperado.

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Todo es válido en el camino del populismo, la demagogia y los intereses proselitistas. Cuando las encuestas no cierran y la imagen ante la opinión pública se desploma día a día, nada es inesperado.

En otro arrebato de generosidad, el gobernador Juan Manuel Urtubey decidió eliminar el peaje de Aunor, con lo cual los automovilistas podrán circular libremente por la autopista que une Salta con Güemes, el acceso más importante a la ciudad que supo mostrar, en otras épocas, el avance concreto de la infraestructura vial en la provincia.

La medida tiene idéntico contorno a otra de hace unos días atrás, cuando también Urtubey confirmó el boleto gratuito para el transporte público de pasajeros.

Los anuncios, cargados de fervor y presentados como una reivindicación para los salteños, ocultan un trasfondo con pocas luces y lleno de incertidumbres e incongruencias.

Primero fue el transporte público y luego el sistema de peaje que sucumbieron ante los anuncios demagogos. Todo gratis en nombre de la gente, sin importar ni medir consecuencias posteriores. Todo gratis, aunque se sabe que nada lo es: alguien tendrá que pagar por todo y esto es lo único certero dentro de la brillantez que aparentan las medidas. Habrá que pagar, por ejemplo, la rescisión del contrato con la empresa concesionaria; absorber a los empleados que quedarán sin trabajo; asumir el mantenimiento de la ruta, entre otras cosas. Para ello la caja pública está disponible a mansalva y es el Estado (el pueblo) la red de contención. 

Claro que nadie, o casi nadie, podrá negar que es una medida de alta aceptación e impacto social. Pero llevar adelante medidas de este tipo sin advertir lo anterior, es por lo menos irresponsable.

La autopista y el peaje entre Salta y Güemes, hoy una obra descuidada y subestimada, figura en la lista negra que Urtubey parece haber elaborado en esta instancia de su gestión. Ante la incapacidad de elaborar íconos propios, es necesario derribar los íconos de la gestión anterior. No hay otro camino.
Ahora le tocó al peaje y antes al transporte público, el Hospital Materno Infantil, el agua potable, las cloacas y los juegos de azar, sólo por nombrar algunos casos.

El Estado, utilizado como botín de guerra para el beneficio de amigos y familiares, aparece sobredimensionado como nunca antes. Ya se había advertido que, ante la catastrófica caída en su imagen, Urtubey preparaba al menos cinco medidas de este tipo, aunque aún no tiene la mínima idea de cómo sostenerlas en el tiempo. La incapacidad de gestión se esconde tras la dádiva y Urtubey ya no lo disimula.

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