En asamblea permanente, como ellos mismos dejaron en claro, los empleados autoconvocados del hospital decidieron poner en marcha una lucha que busca optimizar la calidad edilicia y equipamiento además de la provisión de insumos.
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En asamblea permanente, como ellos mismos dejaron en claro, los empleados autoconvocados del hospital decidieron poner en marcha una lucha que busca optimizar la calidad edilicia y equipamiento además de la provisión de insumos.
Con el apoyo de quienes transitaban por el lugar y las bocinas de los conductores que respondían al “tocá bocina apoyá al hospital” de algunos carteles, la avenida Sarmiento tuvo ayer por la mañana, un marco diferente.
“Buscamos que el hospital sea reflotado desde las cenizas, aquí no hay intereses políticos ni propios, porque no estamos pidiendo nada que tenga que ver con nuestro salario. Sólo pedimos que el paciente pueda tener el trato que se merece”, explicó a El Tribuno, Julio Garzón, gerente de atención del nosocomio.
Unidos por la necesidad de tener un hospital nuevo y un espacio digno para trabajar, tanto los profesionales como los no profesionales, se encuentran a la espera de lo que suceda en las próximas semanas cuando se realice la apertura de pliegos de la licitación de obras.
“Hace dos años que tenemos la sala de fisioterapia quemada. Lo que queremos es que empiecen las obras de restauración y que la licitación no quede nuevamente desierta como sucedió con la anterior” explicó otro médico en relación a la apertura de los pliegos de la licitación prevista para el próximo 27 de junio.
Propios y ajenos
“Son 120 años de abandono”, fue uno de los muchos carteles que acompañaron la protesta, al igual que varias pancartas con leyendas de “Que se haga realidad la esperanza” o “Por el hospital que amamos”.
Palabras que resumieron ante todo el sentir de un grupo de empleados que busca desde hace varios años respuestas a una problemática que afecta directamente a miles de pacientes.
El abrazo solidario dejó en claro que si de apoyos de trata, el hospital del Milagro cuenta con el de propios y ajenos, como lo hicieron notar muchas personas que no dudaron en levantar una pancarta a la hora de protestar.
O bien de aquellos que con más edad recordaban cuando se trataba de un “hospital ejemplar que hoy se convirtió en un hospital decadente”.
Las asambleas no se detendrán y la lucha tampoco, coincidieron ayer los manifestantes quienes a su vez invitaron a una nueva reunión para el próximo martes en busca de que las soluciones lleguen y no sean simples promesas.