Los desaliento enseguida: no es por haber cumplido una actuación extraordinaria en el Mundial de Fútbol de Brasil. De ninguna manera. Es por una serie de motivos mucho más valederos, que llevan varias décadas, y que explicaremos más adelante
El país de la ecología es junto con Panamá, son los países de mejor nivel de Centroamérica. También los más seguros.
Cada dos años una organización llamada Happy Planet publica una evaluación de 143 países del mundo que, aparentemente, son los más felices.
Esta medición está calculada para medir la expectativa de vida, las huellas ecológicas, el nivel de ingresos y la percepción subjetiva de felicidad.
Si bien parece mentira, diez de los once mejor clasificados, pertenecen a Iberoamérica. Los datos son corroborados por otros organismos como la fundación Nueva Economía.
Por segunda vez
Ante la extrañeza de los entendidos, Costa Rica consiguió en forma consecutiva el primer lugar, mientras que el segundo fue conquistado por Colombia. Un país sometido durante décadas a guerras cruentas, como Vietnam, está en el tercer lugar, posición que este cronista puede corroborar ya que durante su presencia, hace cuatro años atrás, quedó perplejo al notar tanta tolerancia y buena onda, en un país superpoblado por 90 millones de habitantes.
Donde el tránsito urbano, un verdadero pandemónium, con miles y miles de motos y bicicletas, es tolerado sin ningún tipo de reacciones con una actitud propia de los orientales. Y lejos de lamento y del reproche.
La entre los más felices continúan varios más países pobres. En el quinto lugar está Belice, Jamaica, El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Guatemala, el pobrísimo Bangladesh, Cuba, la violentísima Honduras, Indonesia, luego de los cuales aparece el moderno Israel.
El país de la ecología es junto con Panamá, son los países de mejor nivel de Centroamérica. También los más seguros.
Cada dos años una organización llamada Happy Planet publica una evaluación de 143 países del mundo que, aparentemente, son los más felices.
Esta medición está calculada para medir la expectativa de vida, las huellas ecológicas, el nivel de ingresos y la percepción subjetiva de felicidad.
Si bien parece mentira, diez de los once mejor clasificados, pertenecen a Iberoamérica. Los datos son corroborados por otros organismos como la fundación Nueva Economía.
Por segunda vez
Ante la extrañeza de los entendidos, Costa Rica consiguió en forma consecutiva el primer lugar, mientras que el segundo fue conquistado por Colombia. Un país sometido durante décadas a guerras cruentas, como Vietnam, está en el tercer lugar, posición que este cronista puede corroborar ya que durante su presencia, hace cuatro años atrás, quedó perplejo al notar tanta tolerancia y buena onda, en un país superpoblado por 90 millones de habitantes.
Donde el tránsito urbano, un verdadero pandemónium, con miles y miles de motos y bicicletas, es tolerado sin ningún tipo de reacciones con una actitud propia de los orientales. Y lejos de lamento y del reproche.
La entre los más felices continúan varios más países pobres. En el quinto lugar está Belice, Jamaica, El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Guatemala, el pobrísimo Bangladesh, Cuba, la violentísima Honduras, Indonesia, luego de los cuales aparece el moderno Israel.
Las medidas que pueden tomarse de ejemplo
Argentina está en puesto 17, la riquísima Suiza en el 50 y la ultrapobre Zimbabue en el puesto 143. Estados Unidos figura detrás del lugar 100 a pesar de poseer la mayor riqueza del mundo. Muchos dirán que esto es demasiado subjetivo, pero en el mundo de la tecnología donde las encuestas sobreabundan hay que tomar en cuenta solo aquellas con un mínimo de veracidad. El arquero de Costa Rica, que juega en el Levante de Valencia, España, fue quizás el mejor del Mundial. Hasta parecía imbatible. Pero su actuación sirvió para que muchos pusieran su mirada sobre el país de los parques nacionales. Hay 34 totalmente verdes, 500 especies de árboles, 140 mamíferos, 367 pájaros y 117 anfibios. Es el imán para atraer cada año a 2.400.000 turistas, es decir más de la mitad de la población costarricense. Según los conocedores, los que van llegan atraídos por el turismo de aventura y la seguridad absoluta que le ofrece el país. Tanto que los más fanáticos aseguran que vivir en Costa Rica es sinónimo de felicidad. Hay un millón de pobres, pero lejos de la que muestra Nicaragua y El Salvador. Además sus playas, tanto sobre el Pacifico como el Atlántico, tienen arenas blancas y aguas calientes.
Desde 1949 el país no tiene ejército y por lo tanto nunca sufrió un golpe de Estado. El turismo, además de los valores recalcados, tiene un atractivo más: los recursos vegetales y animales están apenas a dos horas de avión de Miami y México, con lo cual un paseo de fin de semana es totalmente factible. Cuatro años atrás fui invitado por el diario La Nación de San José, la capital del país. Ahí pude constatar la sencillez y humildad de sus gentes y conocer la calidad de un folclore desconocido entre nosotros. Además se vive sin apuros ni sobresaltos y la desconfianza hacia el otro todavía no se hizo presente.
El presidente Luis Guillermo Solís prohibió, por decreto, el culto a su nombre. Por lo tanto está prohibido colocar el nombre del presidente y otros funcionarios en plazas, fuentes, carreteras, edificios públicos, en cualquier acto de inauguración. Tampoco se pueden publicar retratos de los gobernantes en ningún despacho, porque, aseguró "el dinero es del pueblo y no de los caudillos de turno".
Esta misma medida ya la había efectuado en 1978 el presidente Rodrigo Carazo.
Los que menos emigran
En estos días es noticia de primera plana, la cantidad de niños que viajan solos para ingresar ilegalmente a los Estados Unidos. La mayoría pertenece a Honduras, El Salvador y Guatemala, pero los ticos son los menos. El porqué debe encontrárselo en una mayor educación, menor cantidad de desocupados, y en que muchos confían que Costa Rica tiene futuro. Cuando se viaja en ómnibus en los EEUU, al menos la mitad de los pasajeros son inmigrantes ilegales. Uno, como periodista, conversa con unos y otros, y advierte rápidamente no solamente la entonación de sus voces sino también por la forma de vestirse. Son los costarricenses que están por encima de varios escalones del resto de los habitantes de América Central.
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Los desaliento enseguida: no es por haber cumplido una actuación extraordinaria en el Mundial de Fútbol de Brasil. De ninguna manera. Es por una serie de motivos mucho más valederos, que llevan varias décadas, y que explicaremos más adelante
El país de la ecología es junto con Panamá, son los países de mejor nivel de Centroamérica. También los más seguros.
Cada dos años una organización llamada Happy Planet publica una evaluación de 143 países del mundo que, aparentemente, son los más felices.
Esta medición está calculada para medir la expectativa de vida, las huellas ecológicas, el nivel de ingresos y la percepción subjetiva de felicidad.
Si bien parece mentira, diez de los once mejor clasificados, pertenecen a Iberoamérica. Los datos son corroborados por otros organismos como la fundación Nueva Economía.
Por segunda vez
Ante la extrañeza de los entendidos, Costa Rica consiguió en forma consecutiva el primer lugar, mientras que el segundo fue conquistado por Colombia. Un país sometido durante décadas a guerras cruentas, como Vietnam, está en el tercer lugar, posición que este cronista puede corroborar ya que durante su presencia, hace cuatro años atrás, quedó perplejo al notar tanta tolerancia y buena onda, en un país superpoblado por 90 millones de habitantes.
Donde el tránsito urbano, un verdadero pandemónium, con miles y miles de motos y bicicletas, es tolerado sin ningún tipo de reacciones con una actitud propia de los orientales. Y lejos de lamento y del reproche.
La entre los más felices continúan varios más países pobres. En el quinto lugar está Belice, Jamaica, El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Guatemala, el pobrísimo Bangladesh, Cuba, la violentísima Honduras, Indonesia, luego de los cuales aparece el moderno Israel.
El país de la ecología es junto con Panamá, son los países de mejor nivel de Centroamérica. También los más seguros.
Cada dos años una organización llamada Happy Planet publica una evaluación de 143 países del mundo que, aparentemente, son los más felices.
Esta medición está calculada para medir la expectativa de vida, las huellas ecológicas, el nivel de ingresos y la percepción subjetiva de felicidad.
Si bien parece mentira, diez de los once mejor clasificados, pertenecen a Iberoamérica. Los datos son corroborados por otros organismos como la fundación Nueva Economía.
Por segunda vez
Ante la extrañeza de los entendidos, Costa Rica consiguió en forma consecutiva el primer lugar, mientras que el segundo fue conquistado por Colombia. Un país sometido durante décadas a guerras cruentas, como Vietnam, está en el tercer lugar, posición que este cronista puede corroborar ya que durante su presencia, hace cuatro años atrás, quedó perplejo al notar tanta tolerancia y buena onda, en un país superpoblado por 90 millones de habitantes.
Donde el tránsito urbano, un verdadero pandemónium, con miles y miles de motos y bicicletas, es tolerado sin ningún tipo de reacciones con una actitud propia de los orientales. Y lejos de lamento y del reproche.
La entre los más felices continúan varios más países pobres. En el quinto lugar está Belice, Jamaica, El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Guatemala, el pobrísimo Bangladesh, Cuba, la violentísima Honduras, Indonesia, luego de los cuales aparece el moderno Israel.
Las medidas que pueden tomarse de ejemplo
Argentina está en puesto 17, la riquísima Suiza en el 50 y la ultrapobre Zimbabue en el puesto 143. Estados Unidos figura detrás del lugar 100 a pesar de poseer la mayor riqueza del mundo. Muchos dirán que esto es demasiado subjetivo, pero en el mundo de la tecnología donde las encuestas sobreabundan hay que tomar en cuenta solo aquellas con un mínimo de veracidad. El arquero de Costa Rica, que juega en el Levante de Valencia, España, fue quizás el mejor del Mundial. Hasta parecía imbatible. Pero su actuación sirvió para que muchos pusieran su mirada sobre el país de los parques nacionales. Hay 34 totalmente verdes, 500 especies de árboles, 140 mamíferos, 367 pájaros y 117 anfibios. Es el imán para atraer cada año a 2.400.000 turistas, es decir más de la mitad de la población costarricense. Según los conocedores, los que van llegan atraídos por el turismo de aventura y la seguridad absoluta que le ofrece el país. Tanto que los más fanáticos aseguran que vivir en Costa Rica es sinónimo de felicidad. Hay un millón de pobres, pero lejos de la que muestra Nicaragua y El Salvador. Además sus playas, tanto sobre el Pacifico como el Atlántico, tienen arenas blancas y aguas calientes.
Desde 1949 el país no tiene ejército y por lo tanto nunca sufrió un golpe de Estado. El turismo, además de los valores recalcados, tiene un atractivo más: los recursos vegetales y animales están apenas a dos horas de avión de Miami y México, con lo cual un paseo de fin de semana es totalmente factible. Cuatro años atrás fui invitado por el diario La Nación de San José, la capital del país. Ahí pude constatar la sencillez y humildad de sus gentes y conocer la calidad de un folclore desconocido entre nosotros. Además se vive sin apuros ni sobresaltos y la desconfianza hacia el otro todavía no se hizo presente.
El presidente Luis Guillermo Solís prohibió, por decreto, el culto a su nombre. Por lo tanto está prohibido colocar el nombre del presidente y otros funcionarios en plazas, fuentes, carreteras, edificios públicos, en cualquier acto de inauguración. Tampoco se pueden publicar retratos de los gobernantes en ningún despacho, porque, aseguró "el dinero es del pueblo y no de los caudillos de turno".
Esta misma medida ya la había efectuado en 1978 el presidente Rodrigo Carazo.
Los que menos emigran
En estos días es noticia de primera plana, la cantidad de niños que viajan solos para ingresar ilegalmente a los Estados Unidos. La mayoría pertenece a Honduras, El Salvador y Guatemala, pero los ticos son los menos. El porqué debe encontrárselo en una mayor educación, menor cantidad de desocupados, y en que muchos confían que Costa Rica tiene futuro. Cuando se viaja en ómnibus en los EEUU, al menos la mitad de los pasajeros son inmigrantes ilegales. Uno, como periodista, conversa con unos y otros, y advierte rápidamente no solamente la entonación de sus voces sino también por la forma de vestirse. Son los costarricenses que están por encima de varios escalones del resto de los habitantes de América Central.