El informe plantea un escenario en el que supone que el año 2014 cierra con un escenario de inflación anual cercana al 40% y que los salarios nominales aumentan en promedio un 30%. En este caso, destaca que "la pérdida del poder adquisitivo del salario sería cercana al 7%".
Luego, los profesionales del Iaraf que hicieron el trabajo establecieron el valor que los dependientes reciben en el bolsillo luego del pago del tributo. Para ello, analizaron la situación de los trabajadores que recibieron en 2013 sueldos que superaron el mínimo fijado por el decreto 1242.
En concreto, tuvieron en cuenta que los asalariados recibieron entre $16.000 y $25.001 brutos y están casados (cuya cónyuge no obtuvo ingresos) y tienen dos hijos. Además, consideraron el Sueldo Anual Complementario (SAC).
Al respecto, el informe determina que "se aprecia un fuerte aumento de la incidencia del impuesto a las Ganancias en el salario neto, para todos los casos de ingresos brutos mensuales considerados".
Como resultado, aquellos dependientes que recibieron ingresos de $16.000 brutos tendrán una pérdida del poder adquisitivo del 9,6%, mientras que los que obtuvieron $25.001 brutos sufrirán una quita del 12 por ciento.
En el medio, quienes cobren sueldos de $18.000, $20.000 y $22.000 brutos recibirán un detrimento en sus salarios del 9,9%, 10,2% y 10,5%, respectivamente.
Un aumento menoscabado
En un estudio previo, el instituto advirtió que si no se ajustaban los mínimos, las deducciones y la escala de Ganancias, los trabajadores alcanzados por el tributo llegarían a ceder hasta una tercera parte del incremento nominal que lleguen a percibir a partir de las paritarias. La advertencia va de la mano con lo sucedido: sin actualizaciones del mínimo no imponible de Ganancias ni la escala para las deducciones, los gremios salieron a protestar apenas terminado el período de paritarias que cerró con un incremento promedio del 37 por ciento.
Sin las actualizaciones mencionadas se provoca "un incremento en la cantidad de trabajadores alcanzados por el tributo y un aumento en la presión tributaria (tasa efectiva) de aquellos que queden comprendidos en el mismo", señaló el documento que fue elaborado por Nadin Argañaraz y Andrés Mir.
Dos son los riesgo que el instituto había indicado y que ahora se observan en los hechos.
"La primera consecuencia será que una significativa porción de aquellos trabajadores con ingresos netos mensuales para el año 2013 de hasta $ 12.000 (equivalentes a un salario bruto de $ 15.000) que habían quedado exceptuados por la última disposición referida a este tema van a pasar a ser contribuyentes", señalaron los autores.
La segunda situación es que "todos aquellos trabajadores que queden alcanzados por el impuesto sufrirán un incremento de su obligación fiscal más que proporcional al incremento nominal de ingresos y en consecuencia deberán destinar un porcentaje creciente de su ingreso para el pago de este impuesto, viendo entonces mermado el aumento obtenido en la negociación".
En el trabajo, el Iaraf advierte que la situación es conocida por los gremios y sugería que se resolviera lo antes posible para evitar una presión extra en la puja distributiva.
inicia sesión o regístrate.
El informe plantea un escenario en el que supone que el año 2014 cierra con un escenario de inflación anual cercana al 40% y que los salarios nominales aumentan en promedio un 30%. En este caso, destaca que "la pérdida del poder adquisitivo del salario sería cercana al 7%".
Luego, los profesionales del Iaraf que hicieron el trabajo establecieron el valor que los dependientes reciben en el bolsillo luego del pago del tributo. Para ello, analizaron la situación de los trabajadores que recibieron en 2013 sueldos que superaron el mínimo fijado por el decreto 1242.
En concreto, tuvieron en cuenta que los asalariados recibieron entre $16.000 y $25.001 brutos y están casados (cuya cónyuge no obtuvo ingresos) y tienen dos hijos. Además, consideraron el Sueldo Anual Complementario (SAC).
Al respecto, el informe determina que "se aprecia un fuerte aumento de la incidencia del impuesto a las Ganancias en el salario neto, para todos los casos de ingresos brutos mensuales considerados".
Como resultado, aquellos dependientes que recibieron ingresos de $16.000 brutos tendrán una pérdida del poder adquisitivo del 9,6%, mientras que los que obtuvieron $25.001 brutos sufrirán una quita del 12 por ciento.
En el medio, quienes cobren sueldos de $18.000, $20.000 y $22.000 brutos recibirán un detrimento en sus salarios del 9,9%, 10,2% y 10,5%, respectivamente.
Un aumento menoscabado
En un estudio previo, el instituto advirtió que si no se ajustaban los mínimos, las deducciones y la escala de Ganancias, los trabajadores alcanzados por el tributo llegarían a ceder hasta una tercera parte del incremento nominal que lleguen a percibir a partir de las paritarias. La advertencia va de la mano con lo sucedido: sin actualizaciones del mínimo no imponible de Ganancias ni la escala para las deducciones, los gremios salieron a protestar apenas terminado el período de paritarias que cerró con un incremento promedio del 37 por ciento.
Sin las actualizaciones mencionadas se provoca "un incremento en la cantidad de trabajadores alcanzados por el tributo y un aumento en la presión tributaria (tasa efectiva) de aquellos que queden comprendidos en el mismo", señaló el documento que fue elaborado por Nadin Argañaraz y Andrés Mir.
Dos son los riesgo que el instituto había indicado y que ahora se observan en los hechos.
"La primera consecuencia será que una significativa porción de aquellos trabajadores con ingresos netos mensuales para el año 2013 de hasta $ 12.000 (equivalentes a un salario bruto de $ 15.000) que habían quedado exceptuados por la última disposición referida a este tema van a pasar a ser contribuyentes", señalaron los autores.
La segunda situación es que "todos aquellos trabajadores que queden alcanzados por el impuesto sufrirán un incremento de su obligación fiscal más que proporcional al incremento nominal de ingresos y en consecuencia deberán destinar un porcentaje creciente de su ingreso para el pago de este impuesto, viendo entonces mermado el aumento obtenido en la negociación".
En el trabajo, el Iaraf advierte que la situación es conocida por los gremios y sugería que se resolviera lo antes posible para evitar una presión extra en la puja distributiva.