La mayoría de las víctimas fallecieron en Bengazi, la segunda ciudad del país y la cuna del levantamiento popular que en 2011 devino en una guerra civil que terminó con el derrocamiento y el asesinato de Muamar Gadafi.
Allí se volvieron a enfrentar hombres armados de las llamadas fuerzas especiales Saiqa, una milicia que se unió al levantamiento protagonizado por el general retirado Jalifa Hafter el pasado 16 de mayo, y milicianos del llamado Consejo de los Revolucionarios de Bengazi.
Esta última milicia es uno de los grupos islamistas creados durante la insurgencia de 2011, que se niegan a entregar las armas y a disolverse dentro del nuevo Estado creado con el apoyo de las potencias occidentales, después del asesinato de Gadafi.
Fuentes médicas locales informaron que al menos 38 civiles y milicianos fallecieron por los enfrentamientos, pero según otras fuentes, medio centenar de personas ya han perdido la vida en los últimos días.
Mientras hace tres meses que Bengazi se convirtió en un campo de batalla, Trípoli, la capital, también cayó presa del vacío de poder que domina el país.
Al menos 23 trabajadores de esa nacionalidad fallecieron en una de las zonas agrícolas de Trípoli cuando un misil cayó sobre su casa.
El gobierno libio no hizo declaraciones sobre el ataque y aún ningún grupo armado lo reivindicó.
La capital vive días muy tensos desde que dos milicias de dos zonas del país se enfrentaron la semana pasada por el control del Aeropuerto de Trípoli. Los combates ya dejaron cerca de cien muertos.
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La mayoría de las víctimas fallecieron en Bengazi, la segunda ciudad del país y la cuna del levantamiento popular que en 2011 devino en una guerra civil que terminó con el derrocamiento y el asesinato de Muamar Gadafi.
Allí se volvieron a enfrentar hombres armados de las llamadas fuerzas especiales Saiqa, una milicia que se unió al levantamiento protagonizado por el general retirado Jalifa Hafter el pasado 16 de mayo, y milicianos del llamado Consejo de los Revolucionarios de Bengazi.
Esta última milicia es uno de los grupos islamistas creados durante la insurgencia de 2011, que se niegan a entregar las armas y a disolverse dentro del nuevo Estado creado con el apoyo de las potencias occidentales, después del asesinato de Gadafi.
Fuentes médicas locales informaron que al menos 38 civiles y milicianos fallecieron por los enfrentamientos, pero según otras fuentes, medio centenar de personas ya han perdido la vida en los últimos días.
Mientras hace tres meses que Bengazi se convirtió en un campo de batalla, Trípoli, la capital, también cayó presa del vacío de poder que domina el país.
Al menos 23 trabajadores de esa nacionalidad fallecieron en una de las zonas agrícolas de Trípoli cuando un misil cayó sobre su casa.
El gobierno libio no hizo declaraciones sobre el ataque y aún ningún grupo armado lo reivindicó.
La capital vive días muy tensos desde que dos milicias de dos zonas del país se enfrentaron la semana pasada por el control del Aeropuerto de Trípoli. Los combates ya dejaron cerca de cien muertos.