En diálogo con El Tribuno, la profesional comentó que además de su pasión por la medicina, lleva el deporte en la sangre.
"Participé en muchas Olimpíadas Médicas nacionales. Tengo 58 años y a medida que voy creciendo o haciéndome más grande (no más vieja, resalta), resulta más difícil encontrar con quien competir, ya que la mayoría de las mujeres de mi edad van a hacer turismo y a mi me gusta competir, sobre todo conmigo misma, manteniendo mi estado físico".
"Me gusta mantener mis tiempos y distancias en natación y atletismo, a pesar de las lesiones que me dejaron los 40 años que jugué al vóley".
"En 2012 fui a Turquía, de donde traje 3 medallas y mis colegas Beatriz Nieto, Esteban Poma y Jorge Molina también trajeron varias".
Gelsi comentó que no pensaba seguir compitiendo, pero una carta la reanimó.
"En 2013 no fui a Croacia porque los costos son altos para nosotros. Me enviaban mails que borraba, pero este año me llegó una invitación por correo a mi casa , con mi nombre. Me tocó el corazón porque soy de otra generación, la de las cartas escritas y con un destinatario identificado, así que me decidí a ir".
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En diálogo con El Tribuno, la profesional comentó que además de su pasión por la medicina, lleva el deporte en la sangre.
"Participé en muchas Olimpíadas Médicas nacionales. Tengo 58 años y a medida que voy creciendo o haciéndome más grande (no más vieja, resalta), resulta más difícil encontrar con quien competir, ya que la mayoría de las mujeres de mi edad van a hacer turismo y a mi me gusta competir, sobre todo conmigo misma, manteniendo mi estado físico".
"Me gusta mantener mis tiempos y distancias en natación y atletismo, a pesar de las lesiones que me dejaron los 40 años que jugué al vóley".
"En 2012 fui a Turquía, de donde traje 3 medallas y mis colegas Beatriz Nieto, Esteban Poma y Jorge Molina también trajeron varias".
Gelsi comentó que no pensaba seguir compitiendo, pero una carta la reanimó.
"En 2013 no fui a Croacia porque los costos son altos para nosotros. Me enviaban mails que borraba, pero este año me llegó una invitación por correo a mi casa , con mi nombre. Me tocó el corazón porque soy de otra generación, la de las cartas escritas y con un destinatario identificado, así que me decidí a ir".