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Elba Rodriguez: Siempre tuve un gran compromiso social

Domingo, 17 de agosto de 2014 01:30
Elba Rodríguez era una estudiante de enfermería de la zona sur del Gran Buenos Aires. Al menos hasta hace unos días, cuando su nombre trascendió y se hizo famosa.
Su buena mano para la cocina, la llevó a anotarse en la primera edición argentina del reality Master Chef, emitido por Telefe.
Su aplicación y sencillez la llevaron a ganar el ciclo. "Los jurados lo dijeron en la final, inclusive antes: una de las cosas que me caracterizaba era la sencillez que presentaba en mi platos; no era necesario que utilizara un montón de ingredientes para que salga algo rico, aparte de la combinación de gustos que yo ponía, que en cierta manera los seducía y les gustaba", explica Elba mientras pacientes se mezclan con colegas para sacarse fotos con ella en la unidad de pronta atención donde trabaja.
Como en la casa
La simpleza de sus preparaciones logró destacarla del resto. Explicó que nunca pensó en complejizar el menú para alzarse con el primer premio: "Una de las cosas que me caracterizó fue mantener la esencia y lo que soy como persona. Cuando me enteré que iba a ir al programa, pensé en hacer cosas que la gente pudiera hacer en su casa. Porque me pasó de ver un montón de programas en los que hacían cosas riquísimas, pero no tenía los ingredientes. Traté de darle ese toque de gourmet, ese toque distinto que te exigía el programa. No hubiera sido coherente que en la final me presente con un plato distinto a los que venía cocinando". En la continuidad de la charla con este diario, Elba sostuvo que quiso mostrarse como es, y cree que sus platos lo reflejaron.
La sopa ancestral
Al referirse a uno de los puntos de inflexión dentro del ciclo, recordó: "La sopa de maní, un plato de la infancia, no solamente fue una prueba sino que además tenía mucho contenido emocional. Mi mamá me había enseñado a cocinar, junto con sus raíces culturales. Venía con un combo terrible. Sé que fue un plato que se no se esperaba. Trajo muchas repercusiones positivas. La gente se sintió muy contenta y yo también, porque pude transmitir lo que mi mamá me enseñó".
Lista para preparar su libro de recetas y abrir su local
La joven, de 24 años, viajó hace pocos días a Bolivia, la tierra de sus antepasados, y conoció al mismísimo Evo Morales, aseguró, sin perder la humildad: "Creo que ahora se me van a abrir muchas puertas. Voy a escribir mi propio libro de recetas y espero abrir mi propio lugar de comidas. Necesito ampliar un poco más mis capacidades y conocer más de cerca las comidas del NOA y de Bolivia, de donde son mis raíces".
Además, sobre su vocación que combina lo culinario con la salud, recalcó que "siempre tuve un compromiso social muy grande. La enfermería me dio una salida laboral. Sabía que iba a tener posibilidades de trabajar porque mis hermanos también son enfermeros. La cocina la veía para más adelante, cuando ya tuviera mi propio trabajo. Con este programa eso se aproximó muchísimo, ya tengo la beca. Aunque empiece a hacer el curso y comience a meterme más de lleno en el mundo de las comidas, la enfermería va a seguir porque es una base en lo social y porque a futuro quiero estar en la docencia y la investigación".
Finalmente, reveló uno de sus mayores sueños: "Me gustaría tener mi propio lugar de comidas, que también tiene un hilo social, porque me gustaría que las personas puedan comer cosas sabrosas y que no tengan que pagar mucha plata, que sea accesible para la gente trabajadora, que puedan ir una vez por semana a comer afuera, que puedan salir en familia. Mi mamá nunca me llevaba a comer afuera y a veces es lindo vivir esa experiencia, muchas veces me hubiera gustado que saliéramos".
Agregó que "cocinar es una manera de explicar cómo estoy: si estoy feliz, las comidas salen riquísimas. Si estoy cansada, salen medio apagadas". Y, de inmediato agregó que "también tiene que ver para quién va dirigida la comida. No necesito muchas cosas para cocinar. Con lo poco que tengo puedo hacer algo rico. Le pongo todo el cariño, porque creo que una pancita llena hace feliz a las personas. En mi familia pasa: si ellos comen rico, están contentos. Entonces para mí, cocinar es muy importante".

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Elba Rodríguez era una estudiante de enfermería de la zona sur del Gran Buenos Aires. Al menos hasta hace unos días, cuando su nombre trascendió y se hizo famosa.
Su buena mano para la cocina, la llevó a anotarse en la primera edición argentina del reality Master Chef, emitido por Telefe.
Su aplicación y sencillez la llevaron a ganar el ciclo. "Los jurados lo dijeron en la final, inclusive antes: una de las cosas que me caracterizaba era la sencillez que presentaba en mi platos; no era necesario que utilizara un montón de ingredientes para que salga algo rico, aparte de la combinación de gustos que yo ponía, que en cierta manera los seducía y les gustaba", explica Elba mientras pacientes se mezclan con colegas para sacarse fotos con ella en la unidad de pronta atención donde trabaja.
Como en la casa
La simpleza de sus preparaciones logró destacarla del resto. Explicó que nunca pensó en complejizar el menú para alzarse con el primer premio: "Una de las cosas que me caracterizó fue mantener la esencia y lo que soy como persona. Cuando me enteré que iba a ir al programa, pensé en hacer cosas que la gente pudiera hacer en su casa. Porque me pasó de ver un montón de programas en los que hacían cosas riquísimas, pero no tenía los ingredientes. Traté de darle ese toque de gourmet, ese toque distinto que te exigía el programa. No hubiera sido coherente que en la final me presente con un plato distinto a los que venía cocinando". En la continuidad de la charla con este diario, Elba sostuvo que quiso mostrarse como es, y cree que sus platos lo reflejaron.
La sopa ancestral
Al referirse a uno de los puntos de inflexión dentro del ciclo, recordó: "La sopa de maní, un plato de la infancia, no solamente fue una prueba sino que además tenía mucho contenido emocional. Mi mamá me había enseñado a cocinar, junto con sus raíces culturales. Venía con un combo terrible. Sé que fue un plato que se no se esperaba. Trajo muchas repercusiones positivas. La gente se sintió muy contenta y yo también, porque pude transmitir lo que mi mamá me enseñó".
Lista para preparar su libro de recetas y abrir su local
La joven, de 24 años, viajó hace pocos días a Bolivia, la tierra de sus antepasados, y conoció al mismísimo Evo Morales, aseguró, sin perder la humildad: "Creo que ahora se me van a abrir muchas puertas. Voy a escribir mi propio libro de recetas y espero abrir mi propio lugar de comidas. Necesito ampliar un poco más mis capacidades y conocer más de cerca las comidas del NOA y de Bolivia, de donde son mis raíces".
Además, sobre su vocación que combina lo culinario con la salud, recalcó que "siempre tuve un compromiso social muy grande. La enfermería me dio una salida laboral. Sabía que iba a tener posibilidades de trabajar porque mis hermanos también son enfermeros. La cocina la veía para más adelante, cuando ya tuviera mi propio trabajo. Con este programa eso se aproximó muchísimo, ya tengo la beca. Aunque empiece a hacer el curso y comience a meterme más de lleno en el mundo de las comidas, la enfermería va a seguir porque es una base en lo social y porque a futuro quiero estar en la docencia y la investigación".
Finalmente, reveló uno de sus mayores sueños: "Me gustaría tener mi propio lugar de comidas, que también tiene un hilo social, porque me gustaría que las personas puedan comer cosas sabrosas y que no tengan que pagar mucha plata, que sea accesible para la gente trabajadora, que puedan ir una vez por semana a comer afuera, que puedan salir en familia. Mi mamá nunca me llevaba a comer afuera y a veces es lindo vivir esa experiencia, muchas veces me hubiera gustado que saliéramos".
Agregó que "cocinar es una manera de explicar cómo estoy: si estoy feliz, las comidas salen riquísimas. Si estoy cansada, salen medio apagadas". Y, de inmediato agregó que "también tiene que ver para quién va dirigida la comida. No necesito muchas cosas para cocinar. Con lo poco que tengo puedo hacer algo rico. Le pongo todo el cariño, porque creo que una pancita llena hace feliz a las personas. En mi familia pasa: si ellos comen rico, están contentos. Entonces para mí, cocinar es muy importante".

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