Estudiantes de 4º y 5º año de la licenciatura en artes plásticas de la Universidad de San Miguel de Tucumán expusieron ayer a la mañana en la plaza 9 de Julio, en el marco del 7º Encuentro de danzas y arte, una obra de arte efímera para tratar la violencia de género y especialmente el femicidio.
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Estudiantes de 4º y 5º año de la licenciatura en artes plásticas de la Universidad de San Miguel de Tucumán expusieron ayer a la mañana en la plaza 9 de Julio, en el marco del 7º Encuentro de danzas y arte, una obra de arte efímera para tratar la violencia de género y especialmente el femicidio.
"En esta intervención urbana juntamos a dos muñecas que representan a una sola mujer", contó a El Tribuno Gabriela Solange Rodríguez, de 22 años. Explicó que la primera muñeca, por la cual se empieza, sería la niña que es querida, amada, cuidada y que recibe amor. Las piernas se extienden en diagonal hasta el otro extremo de la plaza hasta la otra muñeca que es maltratada, golpeada, insultada y asesinada en algunos casos.
"Mostramos cómo alguien tan dulce y linda como es la mujer de niña se convierte cuando es adulta en una persona despreciada, ignorada. No la escuchan y ella, por miedo, no habla", expresó.
Las piernas largas que atraviesan la plaza de punta a punta quieren reflejar el paso del tiempo, a través de frases de queja y protesta en contra de la violencia hacia la mujer. Gabriela contó que la intervención funcionó porque muchas mujeres las felicitaron por el trabajo: "Nos incentivan, se animan a contar sus experiencias, pero las personas que están pasando por situaciones así no se animan", comentó.
El grupo de artistas que creó esta escultura son ocho mujeres y un hombre, que la prepararon durante un mes. Gabriela Solange Rodríguez, Sabrina Chaile, Marianela del Valle Ovejero Salles, Elizabet Soria Rosa, Pamela Galván, Vanesa Soria, Andrea Lobo, Liz Cruz y Segio Ibañez se organizaron en grupos para coser las piernas de casi 100 metros de largo.
Un artista moderno
Ángel Díaz Cabrera, un hombre que ronda los 55 años, se dedica a la restauración y creación de obras clásicas, pero estudia en la facultad de arte y vino a Salta trayendo arte efímero, transitorio, que queda solo registrado en la memoria o en la fotografía. Junto con su grupo de compañeros armó una intervención humana: una de las chicas estaba parada cual estatua con una botella blanca sobre la cabeza.
El tema que eligieron para su obra es la cosificación de la mujer, la venta de mujeres para ser esclavas de sexo. "En Tucumán, para vender un auto ponemos una botella blanca arriba. Cuando hacemos cosificación de la mujer, le ponemos a la mujer la misma botellita blanca; estamos diciendo: 'Esta cosa se vende'. Una vez que se vende pierde todos sus derechos", explicó.
Una trama cultural
Otra muestra en la Casa de la Cultura habla sobre la trama de la cultura. Se involucra al espectador en una trama de hilos que representa a la cultura. Cada obra tiene tanta interpretaciones como espectadores tenga.
"A todos se nos ocurre estudiar arte para manifestarnos de una forma distinta, expresar todo el potencial que tenemos adentro a través del hierro, de la madera. Otros se expresan en una oficina con una computadora; nosotros lo hacemos por medio del arte", concluyó Ángel.