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La era del vacío y la comunidad desorganizada

Jueves, 27 de agosto de 2015 15:14

La era del vacío y la comunidad desorganizada

Con la denominación de "La Comunidad Organizada" el peronismo estructuró la sociedad argentina en función de los preceptos de la Constitución de 1949.
Fue una transformación material y jurídica. La comunidad formativa del Estado argentino se plasma en la reforma constitucional de 1949, donde se establece que el principio de la acción debe estar dado por una verdad sólida que sea definitoria de la conducta de toda una vida. Solamente armándose de una verdad sólida el hombre o las instituciones están preparados para desafiar cualquier contingencia, por más riesgosa que sea.
Por ello pudo lograrse la transformación económica que tuvo lugar en nuestro país, entre 1943 y 1955, consecuencia del profundo cambio operado en el plano filosófico, religioso y jurídico-político.
Esa transformación económica fue una redimensión del valor absoluto del hombre sobre la relatividad de las cosas.
El 29 de noviembre de 1951, Juan Domingo Perón publicó en el diario Democracia el texto "Una Comunidad Organizada". La obra remonta al discurso del entonces Presidente en oportunidad de la clausura del Primer Congreso Nacional de Filosofía, en 1947, en Mendoza.
Perón fue líder en una época en la que un presidente no necesitaba jactarse de "hablar sin papel" pero podía leer un discurso de alto nivel, sin mohines, y era capaz de presentarse dignamente ante los filósofos del mundo.
La pieza contiene una verdadera doctrina y aborda temas esenciales como la idea de democracia, de justicia social y el principio de función social de la propiedad que consagró la Constitución de 1949. Perón no presumía de filósofo; solo trataba de esbozar una idea con base filosófica respecto a lo que representaba la "tercera posición".
"No tendría jamás la pretensión de hacer filosofía pura, frente a los maestros del mundo en tal disciplina científica. Pero, cuanto he de afirmar, se encuentra en la República en plena realización. La dificultad del hombre de Estado responsable, consiste casualmente en que está obligado a realizar cuanto afirma", había dicho Perón en Mendoza.
El relativismo
El relativismo es la sustitución de la verdad por la opinión. Esto es, la desaparición de conceptos absolutos, desplazados por juicios relativos.
Es una forma de escepticismo acerca de la posibilidad de conocer la verdad, en consecuencia, de sostener un sentido de la existencia, de asumir valores morales y de pensar el futuro de la humanidad como un compromiso existencial.
El filósofo francés Gilles Lipovetsky nos habla de "la era del vacío" y la describe por "nuevos procedimientos que contienen nuevos fines, valores y legitimidades: valores hedonistas, respeto por las diferencias, culto a la liberación personal, al relajamiento, al humor y la sinceridad al psicologismo; es decir, un nuevo significado de autonomía".
También refiere a "la lógica individualista con el derecho a la libertad se instala en las costumbres y en lo cotidiano En la sociedad estamos regidos por el vacío, un vacío que no comporta, ni tragedia ni apocalipsis. Aparece el valor narcisista como consecuencia y manifestación del proceso de personalización, se pasa de un individualismo limitado al individualismo total, todo se desliza en una indiferencia relajada"
El relativismo, que erosiona el valor de la idea y el respeto por la lógica, prescinde del futuro. Es un modelo cultural donde desaparece la inteligencia creadora aplicada a la transformación del medio y del ambiente en escala planetaria. Es decir que, el hombre en lugar de procurar la perfectibilidad de su existencia en el cosmos, busca la satisfacción de sus deseos instantáneos aunque ellos conduzcan a la destrucción de su propia vida. Podemos arriesgar que el carácter atomizador y destructor del relativismo se traduce en el creciente e imparable uso de los alucinógenos y las drogas.
La caída
Hoy nos encontramos con una involución de lo que una vez fuera una Comunidad Organizada, inmersos en una decadencia social y moral en la que además de factores económicos y demográficos se manifiesta en signos de declinación moral, suicidio cultural y desintegración política, en un aumento de conductas antisociales y un incremento de la ilegalidad y la anomia. Las leyes existen pero no se cumplen y se muestra descomunal tolerancia hacia determinados actos penados por la ley.
Es la anomia de hecho que se genera por la abulia de quienes deben hacer cumplir la ley. De allí se desbarranca un estado de anarquía caracterizada por la manifestación en el ámbito humano de la descomposición del orden natural. En este período anárquico, que nos embarga en la actualidad, el orden natural o bien desaparece por completo, o bien se mantiene por medios artificiales con lo cual lo que se obtiene es tan sólo un "orden formal"; es decir, "la apariencia de cierto orden que encubre con mayor o menor éxito, la anarquía subyacente".
Le sigue, si este rumbo se mantiene, la irreversible decadencia final, un colapso, que culmina en el caos de la descomposición final de "un todos contra todos"; sin que sus protagonistas lleguen a tener un conocimiento valedero de las razones por las que se llegó a tal estado.
Nada es demasiado nuevo, ya Jim Nelson Black en su obra When Nations Die, receptado por Denes Martos en "Cuando las Naciones Mueren", analizaron y expusieron los síntomas de la descomposición con absoluta precisión.
Tal es la actual Argentina moribunda inmersa en la relatividad tinellizante producto del fingido principismo del relato K.
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La era del vacío y la comunidad desorganizada

Con la denominación de "La Comunidad Organizada" el peronismo estructuró la sociedad argentina en función de los preceptos de la Constitución de 1949.
Fue una transformación material y jurídica. La comunidad formativa del Estado argentino se plasma en la reforma constitucional de 1949, donde se establece que el principio de la acción debe estar dado por una verdad sólida que sea definitoria de la conducta de toda una vida. Solamente armándose de una verdad sólida el hombre o las instituciones están preparados para desafiar cualquier contingencia, por más riesgosa que sea.
Por ello pudo lograrse la transformación económica que tuvo lugar en nuestro país, entre 1943 y 1955, consecuencia del profundo cambio operado en el plano filosófico, religioso y jurídico-político.
Esa transformación económica fue una redimensión del valor absoluto del hombre sobre la relatividad de las cosas.
El 29 de noviembre de 1951, Juan Domingo Perón publicó en el diario Democracia el texto "Una Comunidad Organizada". La obra remonta al discurso del entonces Presidente en oportunidad de la clausura del Primer Congreso Nacional de Filosofía, en 1947, en Mendoza.
Perón fue líder en una época en la que un presidente no necesitaba jactarse de "hablar sin papel" pero podía leer un discurso de alto nivel, sin mohines, y era capaz de presentarse dignamente ante los filósofos del mundo.
La pieza contiene una verdadera doctrina y aborda temas esenciales como la idea de democracia, de justicia social y el principio de función social de la propiedad que consagró la Constitución de 1949. Perón no presumía de filósofo; solo trataba de esbozar una idea con base filosófica respecto a lo que representaba la "tercera posición".
"No tendría jamás la pretensión de hacer filosofía pura, frente a los maestros del mundo en tal disciplina científica. Pero, cuanto he de afirmar, se encuentra en la República en plena realización. La dificultad del hombre de Estado responsable, consiste casualmente en que está obligado a realizar cuanto afirma", había dicho Perón en Mendoza.
El relativismo
El relativismo es la sustitución de la verdad por la opinión. Esto es, la desaparición de conceptos absolutos, desplazados por juicios relativos.
Es una forma de escepticismo acerca de la posibilidad de conocer la verdad, en consecuencia, de sostener un sentido de la existencia, de asumir valores morales y de pensar el futuro de la humanidad como un compromiso existencial.
El filósofo francés Gilles Lipovetsky nos habla de "la era del vacío" y la describe por "nuevos procedimientos que contienen nuevos fines, valores y legitimidades: valores hedonistas, respeto por las diferencias, culto a la liberación personal, al relajamiento, al humor y la sinceridad al psicologismo; es decir, un nuevo significado de autonomía".
También refiere a "la lógica individualista con el derecho a la libertad se instala en las costumbres y en lo cotidiano En la sociedad estamos regidos por el vacío, un vacío que no comporta, ni tragedia ni apocalipsis. Aparece el valor narcisista como consecuencia y manifestación del proceso de personalización, se pasa de un individualismo limitado al individualismo total, todo se desliza en una indiferencia relajada"
El relativismo, que erosiona el valor de la idea y el respeto por la lógica, prescinde del futuro. Es un modelo cultural donde desaparece la inteligencia creadora aplicada a la transformación del medio y del ambiente en escala planetaria. Es decir que, el hombre en lugar de procurar la perfectibilidad de su existencia en el cosmos, busca la satisfacción de sus deseos instantáneos aunque ellos conduzcan a la destrucción de su propia vida. Podemos arriesgar que el carácter atomizador y destructor del relativismo se traduce en el creciente e imparable uso de los alucinógenos y las drogas.
La caída
Hoy nos encontramos con una involución de lo que una vez fuera una Comunidad Organizada, inmersos en una decadencia social y moral en la que además de factores económicos y demográficos se manifiesta en signos de declinación moral, suicidio cultural y desintegración política, en un aumento de conductas antisociales y un incremento de la ilegalidad y la anomia. Las leyes existen pero no se cumplen y se muestra descomunal tolerancia hacia determinados actos penados por la ley.
Es la anomia de hecho que se genera por la abulia de quienes deben hacer cumplir la ley. De allí se desbarranca un estado de anarquía caracterizada por la manifestación en el ámbito humano de la descomposición del orden natural. En este período anárquico, que nos embarga en la actualidad, el orden natural o bien desaparece por completo, o bien se mantiene por medios artificiales con lo cual lo que se obtiene es tan sólo un "orden formal"; es decir, "la apariencia de cierto orden que encubre con mayor o menor éxito, la anarquía subyacente".
Le sigue, si este rumbo se mantiene, la irreversible decadencia final, un colapso, que culmina en el caos de la descomposición final de "un todos contra todos"; sin que sus protagonistas lleguen a tener un conocimiento valedero de las razones por las que se llegó a tal estado.
Nada es demasiado nuevo, ya Jim Nelson Black en su obra When Nations Die, receptado por Denes Martos en "Cuando las Naciones Mueren", analizaron y expusieron los síntomas de la descomposición con absoluta precisión.
Tal es la actual Argentina moribunda inmersa en la relatividad tinellizante producto del fingido principismo del relato K.
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