La artista plástica Nushi Muntaabski, creadora de la obra Nushiver, visitó la provincia en agosto pasado.
Justo en el mes de la Pachamama tuvo la dicha de disfrutar y compartir los rituales a la Madre Tierra junto al personal de Cerámica Alberdi, que tiene su mojón en la parte principal de su predio ubicado en el parque industrial.
Es que la artista estuvo dictando un curso sobre cómo armar una mesada en el comedor comunitario de barrio El Milagro. Todas estas actividades se realizan con la colaboración de la Cerámica a través de sus acciones de responsabilidad social.
La artista tiene una sonrisa permanente y tonada porteña, aunque asegura que tiene descendencia húngara y polaca. Le dijo a El Tribuno que busca desmitificarse como aquel ser intocable por su capacidad reveladora de obras inentendibles.
Utiliza en su propias palabras "el arte vinculado al mundo del juego. Es ensamblar piezas de una forma con otras, de otras formas. Mi arte se cruza de vereda y se acerca más a lo lúdico", aseguró.
¿Con qué materiales trabaja?
Mis materiales por excelencia son el mosaico veneciano como así también el cerámico; con eso trabajo desde el 95. Hace unos años descubrí el material Alberdi y en paralelo comencé a hacer esculturas y trabajos grandes. A ese formato grande lo vengo trabajando desde hace como 6 años y lo que busco en mis obras es que se pueda participar. Entonces la gente se puede sentar, tocar y hasta modificar la obra. Lo que busco es romper el estigma de la distancia entre la obra y el artista. La obra se rearma cuando la gente está.
¿Es otra forma de ver el oficio del artista?
Yo trato de romper esa imagen del artista que se fuma un porro y es feliz. El artista es como cualquier trabajador. No tenemos un sueldo estable y todo tiene que ver con la transpiración tanto como la inspiración. Entonces debemos quitarnos esa imagen del artista como ser complejo. Eso es mucho más interesante porque te acerca a la gente.
Esta obra en el predio de Cerámica se inspira en...
En Jonathan Swift,
Justo en el mes de la Pachamama tuvo la dicha de disfrutar y compartir los rituales a la Madre Tierra junto al personal de Cerámica Alberdi, que tiene su mojón en la parte principal de su predio ubicado en el parque industrial.
Es que la artista estuvo dictando un curso sobre cómo armar una mesada en el comedor comunitario de barrio El Milagro. Todas estas actividades se realizan con la colaboración de la Cerámica a través de sus acciones de responsabilidad social.
La artista tiene una sonrisa permanente y tonada porteña, aunque asegura que tiene descendencia húngara y polaca. Le dijo a El Tribuno que busca desmitificarse como aquel ser intocable por su capacidad reveladora de obras inentendibles.
Utiliza en su propias palabras "el arte vinculado al mundo del juego. Es ensamblar piezas de una forma con otras, de otras formas. Mi arte se cruza de vereda y se acerca más a lo lúdico", aseguró.
¿Con qué materiales trabaja?
Mis materiales por excelencia son el mosaico veneciano como así también el cerámico; con eso trabajo desde el 95. Hace unos años descubrí el material Alberdi y en paralelo comencé a hacer esculturas y trabajos grandes. A ese formato grande lo vengo trabajando desde hace como 6 años y lo que busco en mis obras es que se pueda participar. Entonces la gente se puede sentar, tocar y hasta modificar la obra. Lo que busco es romper el estigma de la distancia entre la obra y el artista. La obra se rearma cuando la gente está.
¿Es otra forma de ver el oficio del artista?
Yo trato de romper esa imagen del artista que se fuma un porro y es feliz. El artista es como cualquier trabajador. No tenemos un sueldo estable y todo tiene que ver con la transpiración tanto como la inspiración. Entonces debemos quitarnos esa imagen del artista como ser complejo. Eso es mucho más interesante porque te acerca a la gente.
Esta obra en el predio de Cerámica se inspira en...
En Jonathan Swift,
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La artista plástica Nushi Muntaabski, creadora de la obra Nushiver, visitó la provincia en agosto pasado.
Justo en el mes de la Pachamama tuvo la dicha de disfrutar y compartir los rituales a la Madre Tierra junto al personal de Cerámica Alberdi, que tiene su mojón en la parte principal de su predio ubicado en el parque industrial.
Es que la artista estuvo dictando un curso sobre cómo armar una mesada en el comedor comunitario de barrio El Milagro. Todas estas actividades se realizan con la colaboración de la Cerámica a través de sus acciones de responsabilidad social.
La artista tiene una sonrisa permanente y tonada porteña, aunque asegura que tiene descendencia húngara y polaca. Le dijo a El Tribuno que busca desmitificarse como aquel ser intocable por su capacidad reveladora de obras inentendibles.
Utiliza en su propias palabras "el arte vinculado al mundo del juego. Es ensamblar piezas de una forma con otras, de otras formas. Mi arte se cruza de vereda y se acerca más a lo lúdico", aseguró.
¿Con qué materiales trabaja?
Mis materiales por excelencia son el mosaico veneciano como así también el cerámico; con eso trabajo desde el 95. Hace unos años descubrí el material Alberdi y en paralelo comencé a hacer esculturas y trabajos grandes. A ese formato grande lo vengo trabajando desde hace como 6 años y lo que busco en mis obras es que se pueda participar. Entonces la gente se puede sentar, tocar y hasta modificar la obra. Lo que busco es romper el estigma de la distancia entre la obra y el artista. La obra se rearma cuando la gente está.
¿Es otra forma de ver el oficio del artista?
Yo trato de romper esa imagen del artista que se fuma un porro y es feliz. El artista es como cualquier trabajador. No tenemos un sueldo estable y todo tiene que ver con la transpiración tanto como la inspiración. Entonces debemos quitarnos esa imagen del artista como ser complejo. Eso es mucho más interesante porque te acerca a la gente.
Esta obra en el predio de Cerámica se inspira en...
En Jonathan Swift,
Justo en el mes de la Pachamama tuvo la dicha de disfrutar y compartir los rituales a la Madre Tierra junto al personal de Cerámica Alberdi, que tiene su mojón en la parte principal de su predio ubicado en el parque industrial.
Es que la artista estuvo dictando un curso sobre cómo armar una mesada en el comedor comunitario de barrio El Milagro. Todas estas actividades se realizan con la colaboración de la Cerámica a través de sus acciones de responsabilidad social.
La artista tiene una sonrisa permanente y tonada porteña, aunque asegura que tiene descendencia húngara y polaca. Le dijo a El Tribuno que busca desmitificarse como aquel ser intocable por su capacidad reveladora de obras inentendibles.
Utiliza en su propias palabras "el arte vinculado al mundo del juego. Es ensamblar piezas de una forma con otras, de otras formas. Mi arte se cruza de vereda y se acerca más a lo lúdico", aseguró.
¿Con qué materiales trabaja?
Mis materiales por excelencia son el mosaico veneciano como así también el cerámico; con eso trabajo desde el 95. Hace unos años descubrí el material Alberdi y en paralelo comencé a hacer esculturas y trabajos grandes. A ese formato grande lo vengo trabajando desde hace como 6 años y lo que busco en mis obras es que se pueda participar. Entonces la gente se puede sentar, tocar y hasta modificar la obra. Lo que busco es romper el estigma de la distancia entre la obra y el artista. La obra se rearma cuando la gente está.
¿Es otra forma de ver el oficio del artista?
Yo trato de romper esa imagen del artista que se fuma un porro y es feliz. El artista es como cualquier trabajador. No tenemos un sueldo estable y todo tiene que ver con la transpiración tanto como la inspiración. Entonces debemos quitarnos esa imagen del artista como ser complejo. Eso es mucho más interesante porque te acerca a la gente.
Esta obra en el predio de Cerámica se inspira en...
En Jonathan Swift,