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Polémica por plan para asistir a adictos a las drogas que fue cancelado

Miércoles, 10 de febrero de 2016 00:30
<div>Ramiro Robaldo, médico creador del programa AMAC contra las drogas. </div>
La polémica crece y no encuentra respuestas. El programa Asistencia Móvil en Adicciones Comunitarias (AMAC) no recibe financiamiento del Estado provincial y su creador, el Dr. Ramiro Robaldo, afirma que, en valores actuales, con un presupuesto de solo $65.000 por mes alcanzaría para trabajar con 35 adictos por un período de asistencia de cinco semanas. Esto ocurre pese a que el presupuesto de la Secretaría de Adicciones para el 2016 duplica al del año anterior y alcanza los 13 millones.
El área específica de abordaje integral nació en el Ministerio de Salud Pública en 2009, pero en septiembre de 2014 pasó a la extinta cartera de Derechos Humanos, y desde diciembre último volvió a los dominios de la repartición sanitaria.
Previamente, en 2007, el Gobierno provincial había creado la Secretaría de Lucha y Prevención de las Adicciones. A pesar de las modificaciones y cambios de concepciones al respecto de la problemática, Robaldo reconoce que "son pocas las provincias que tienen en rango de secretaría de Estado la salud mental y la cuestión de las adicciones".
AMAC se instrumentó por primera vez el 15 de marzo de 2014 y se extendió hasta el 15 de noviembre de ese mismo año, enmarcado en la Secretaría de Salud Mental y Abordaje Integral de las Adicciones. Robaldo lo manejó, tuvo un salario equivalente a un director general, y se contrató a otros cinco integrantes para conformar un equipo interdisciplinario. Mientras funcionaba AMAC, la Secretaría fue desdoblada. Salud Mental quedó en el Ministerio de Salud Pública, y Abordaje Integral de las Adicciones, en Derechos Humanos.
El programa completó su acuerdo con Salud Pública y finalizó en noviembre de 2014, pero no fue convocado luego por la flamante Secretaría de Abordaje Integral de las Adicciones, en manos del psicólogo Martín Teruel. Robaldo dijo que tuvo reuniones con Teruel, que le presentó el proyecto por escrito, y que incluso le detalló el presupuesto necesario.
Sin embargo, no recibió respuesta alguna. Según el médico, antes del desdoblamiento "el 80 o 90% del funcionamiento de la Secretaría era la cuestión de las adicciones".
Por eso considera que actualmente Salud Mental es ineficiente, porque hay una estructura que quedó intacta desde antes de la separación, pero solo se hace cargo del 20% de las responsabilidades que recaían en el área.
La actual Secretaría de Adicciones, por su parte, está nuevamente en el Ministerio de Salud Pública, pero no acepta reincorporar al AMAC.
La asistencia
"La ley de Salud Mental le da respaldo al programa AMAC porque habla justamente de las visitas domiciliarias", contó el médico. El proyecto contempla las visitas a las residencias de los adictos, y busca ser un primer eslabón de acercamiento con las víctimas del flagelo para generarles motivación e incitarlos a iniciar un tratamiento de largo plazo.
Como AMAC representaría un primer acercamiento con el adicto, que busque generar adherencia a otro tratamiento, la dinámica es contraria a otros abordajes: el equipo va a la casa del adicto y no el adicto al consultorio de atención.
La llegada a la gente
Según Ramiro Robaldo, el volumen que abarca el programa es de 35 asistidos por mes. La adherencia conseguida ronda el 40%, es decir, de cada 100 adictos abordados por AMAC, 40 terminan por insertarse en un tratamiento más extenso de recuperación. En la experiencia que tuvo el programa dentro del Estado, en 2014, el autor de la iniciativa recuerda: "Trabajamos en la zona sudeste y en la zona norte". Conforme a las estimaciones, mientras funcionó en la órbita del Estado se asistió a más de 350 hogares.
Para este 2016, el programa continuará pero no desde el Estado, sino desde la Fundación Nuevos Tiempos. Robaldo anticipó que está tratando de sellar acuerdos con obras sociales, para que los interesados en recibir la asistencia tengan opciones de financiamiento.
Lamentó que el Estado no apoye su proyecto, que podría llegar a quienes no tienen recursos, y complementarse con otras acciones como el programa Puente o el Centro de Integración y Tratamiento.
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La polémica crece y no encuentra respuestas. El programa Asistencia Móvil en Adicciones Comunitarias (AMAC) no recibe financiamiento del Estado provincial y su creador, el Dr. Ramiro Robaldo, afirma que, en valores actuales, con un presupuesto de solo $65.000 por mes alcanzaría para trabajar con 35 adictos por un período de asistencia de cinco semanas. Esto ocurre pese a que el presupuesto de la Secretaría de Adicciones para el 2016 duplica al del año anterior y alcanza los 13 millones.
El área específica de abordaje integral nació en el Ministerio de Salud Pública en 2009, pero en septiembre de 2014 pasó a la extinta cartera de Derechos Humanos, y desde diciembre último volvió a los dominios de la repartición sanitaria.
Previamente, en 2007, el Gobierno provincial había creado la Secretaría de Lucha y Prevención de las Adicciones. A pesar de las modificaciones y cambios de concepciones al respecto de la problemática, Robaldo reconoce que "son pocas las provincias que tienen en rango de secretaría de Estado la salud mental y la cuestión de las adicciones".
AMAC se instrumentó por primera vez el 15 de marzo de 2014 y se extendió hasta el 15 de noviembre de ese mismo año, enmarcado en la Secretaría de Salud Mental y Abordaje Integral de las Adicciones. Robaldo lo manejó, tuvo un salario equivalente a un director general, y se contrató a otros cinco integrantes para conformar un equipo interdisciplinario. Mientras funcionaba AMAC, la Secretaría fue desdoblada. Salud Mental quedó en el Ministerio de Salud Pública, y Abordaje Integral de las Adicciones, en Derechos Humanos.
El programa completó su acuerdo con Salud Pública y finalizó en noviembre de 2014, pero no fue convocado luego por la flamante Secretaría de Abordaje Integral de las Adicciones, en manos del psicólogo Martín Teruel. Robaldo dijo que tuvo reuniones con Teruel, que le presentó el proyecto por escrito, y que incluso le detalló el presupuesto necesario.
Sin embargo, no recibió respuesta alguna. Según el médico, antes del desdoblamiento "el 80 o 90% del funcionamiento de la Secretaría era la cuestión de las adicciones".
Por eso considera que actualmente Salud Mental es ineficiente, porque hay una estructura que quedó intacta desde antes de la separación, pero solo se hace cargo del 20% de las responsabilidades que recaían en el área.
La actual Secretaría de Adicciones, por su parte, está nuevamente en el Ministerio de Salud Pública, pero no acepta reincorporar al AMAC.
La asistencia
"La ley de Salud Mental le da respaldo al programa AMAC porque habla justamente de las visitas domiciliarias", contó el médico. El proyecto contempla las visitas a las residencias de los adictos, y busca ser un primer eslabón de acercamiento con las víctimas del flagelo para generarles motivación e incitarlos a iniciar un tratamiento de largo plazo.
Como AMAC representaría un primer acercamiento con el adicto, que busque generar adherencia a otro tratamiento, la dinámica es contraria a otros abordajes: el equipo va a la casa del adicto y no el adicto al consultorio de atención.
La llegada a la gente
Según Ramiro Robaldo, el volumen que abarca el programa es de 35 asistidos por mes. La adherencia conseguida ronda el 40%, es decir, de cada 100 adictos abordados por AMAC, 40 terminan por insertarse en un tratamiento más extenso de recuperación. En la experiencia que tuvo el programa dentro del Estado, en 2014, el autor de la iniciativa recuerda: "Trabajamos en la zona sudeste y en la zona norte". Conforme a las estimaciones, mientras funcionó en la órbita del Estado se asistió a más de 350 hogares.
Para este 2016, el programa continuará pero no desde el Estado, sino desde la Fundación Nuevos Tiempos. Robaldo anticipó que está tratando de sellar acuerdos con obras sociales, para que los interesados en recibir la asistencia tengan opciones de financiamiento.
Lamentó que el Estado no apoye su proyecto, que podría llegar a quienes no tienen recursos, y complementarse con otras acciones como el programa Puente o el Centro de Integración y Tratamiento.
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