Se considera el diaconado como el primer grado del ministerio de la ordenación sacerdotal y se lo reserva solo a los hombres, así como los dos grados sucesivos, el presbiterado y el episcopado. El diácono ha recibido el grado inferior del sacramento del Orden Sagrado por la imposición de las manos del obispo y tiene .
El papa Francisco habilitó la revisión del punto que excluye a las mujeres de esta figura, ya que existen algunos testimonios en la historia de Iglesia sobre la presencia de diaconisas, lo que abriría un espacio diferente para la posición de las mujeres en el seno de la Iglesia.
Mujeres y religión
En 2014, el Sínodo General de la Iglesia Anglicana aprobó la ordenación de mujeres obispo, un paso más en el camino emprendido en 1994, cuando por primera vez en la historia una confesión cristiana logró consagrar sacerdotes del sexo femenino. Con este gesto, se rompía uno de los grandes tabú en el cristianismo. ¿Podría suceder esto en el catolicismo? Para la teóloga María José Arana, "las mujeres han permanecido en la Iglesia como las grandes ausentes, una ausencia que perdura hasta nuestros días". Pero mira el futuro con esperanza: "Juntos, conociendo las diferentes tradiciones y trayectorias, podemos avanzar. Espero que podamos hacer pronto una reformulación de los ministerios mucho más inclusiva con los laicos, con los casados, con las mujeres...Tal vez hoy nos cuesta imaginarlo, pero me parece un momento eclesial propicio, además de ineludible", dice Arana.
¿Solo un paso?
Pero por mucho que abogue por "repensar los criterios obsoletos que siguen gobernando el mundo", el papa Francisco ha acogido en varias ocasiones la visión católica tradicional que defiende que el papel de una mujer está en el hogar. Ha exaltado el papel de la mujer como madre, en concreto, declarando que "la presencia de la mujer en el ámbito doméstico" es crucial para "transmitir verdaderamente la fe" o afirmando que "pienso, por ejemplo, en la especial preocupación que las mujeres muestran en relación a los demás, cuya expresión se muestra, sobre todo, si no exclusivamente, en la maternidad". Aunque las mujeres puedan tener una vida fuera del hogar, el papa Francisco nos ha instado a "no olvidar el papel insustituible de la mujer en una familia".
Sin embargo, también señaló que "la Iglesia necesita que las mujeres entren en el proceso de toma de decisiones". Y en el Aula Nervi, explicó que "la Iglesia debe incluir a las consagradas y laicas en la consulta, pero también en las decisiones, porque se necesita su punto de vista. Y este papel creciente de las mujeres en la Iglesia no es feminismo, sino corresponsabilidad y un derecho de todos los bautizados: hombres y mujeres". Pasos, al principio del nuevo milenio.
Las mujeres de la Iglesia
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Se considera el diaconado como el primer grado del ministerio de la ordenación sacerdotal y se lo reserva solo a los hombres, así como los dos grados sucesivos, el presbiterado y el episcopado. El diácono ha recibido el grado inferior del sacramento del Orden Sagrado por la imposición de las manos del obispo y tiene .
El papa Francisco habilitó la revisión del punto que excluye a las mujeres de esta figura, ya que existen algunos testimonios en la historia de Iglesia sobre la presencia de diaconisas, lo que abriría un espacio diferente para la posición de las mujeres en el seno de la Iglesia.
Mujeres y religión
En 2014, el Sínodo General de la Iglesia Anglicana aprobó la ordenación de mujeres obispo, un paso más en el camino emprendido en 1994, cuando por primera vez en la historia una confesión cristiana logró consagrar sacerdotes del sexo femenino. Con este gesto, se rompía uno de los grandes tabú en el cristianismo. ¿Podría suceder esto en el catolicismo? Para la teóloga María José Arana, "las mujeres han permanecido en la Iglesia como las grandes ausentes, una ausencia que perdura hasta nuestros días". Pero mira el futuro con esperanza: "Juntos, conociendo las diferentes tradiciones y trayectorias, podemos avanzar. Espero que podamos hacer pronto una reformulación de los ministerios mucho más inclusiva con los laicos, con los casados, con las mujeres...Tal vez hoy nos cuesta imaginarlo, pero me parece un momento eclesial propicio, además de ineludible", dice Arana.
¿Solo un paso?
Pero por mucho que abogue por "repensar los criterios obsoletos que siguen gobernando el mundo", el papa Francisco ha acogido en varias ocasiones la visión católica tradicional que defiende que el papel de una mujer está en el hogar. Ha exaltado el papel de la mujer como madre, en concreto, declarando que "la presencia de la mujer en el ámbito doméstico" es crucial para "transmitir verdaderamente la fe" o afirmando que "pienso, por ejemplo, en la especial preocupación que las mujeres muestran en relación a los demás, cuya expresión se muestra, sobre todo, si no exclusivamente, en la maternidad". Aunque las mujeres puedan tener una vida fuera del hogar, el papa Francisco nos ha instado a "no olvidar el papel insustituible de la mujer en una familia".
Sin embargo, también señaló que "la Iglesia necesita que las mujeres entren en el proceso de toma de decisiones". Y en el Aula Nervi, explicó que "la Iglesia debe incluir a las consagradas y laicas en la consulta, pero también en las decisiones, porque se necesita su punto de vista. Y este papel creciente de las mujeres en la Iglesia no es feminismo, sino corresponsabilidad y un derecho de todos los bautizados: hombres y mujeres". Pasos, al principio del nuevo milenio.