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Martino tiene varios problemas en su finca de Rivadavia

Viernes, 27 de mayo de 2016 00:30
La decisión del Tata Martino de poner sus ojos y su dinero en uno de los parajes más pobres del país le está causando problemas. Una familia que habita la finca El Totoral, entre los departamentos Rivadavia y Orán, se opone al proyecto agropecuario del director técnico de la Selección que, con dos socios, compró cinco mil hectáreas y quiere desmontar la mitad. La Secretaría de Medio Ambiente asegura que no tenía registros de ninguna familia ni comunidad y que, por otra parte, El Totoral se encuentra en "zona verde", es decir, en un área habilitada para la actividad agropecuaria.
El conflicto se conoció hace una semana a través de El Tribuno, que publicó declaraciones del diputado por Rivadavia, Jesús Villa.
Martino realizó la inversión hace unos años y luego del 12 de mayo, cuando se hizo la audiencia pública en La Estrella, se encontró con que la familia Rea dice habitar el lugar desde hace 120 años y que otras 30 familias realizan su actividad en ese predio. Además, supo de la presencia de un técnico de la Universidad Nacional de Salta, Nahuel Morandini, y de la Fundación Refugio, de Andrés Leak, quienes respaldan el reclamo de los campesinos.
Un medio nacional, Infobae, ayer publicó un informe sobre la situación, aunque sin citar fuentes oficiales, pero invocando la autoridad de Greenpeace, cuya trayectoria no genera credibilidad en el norte salteño. Según ese informe, los Rea son ocho: la madre con siete hijos y aseguran que siempre vivieron en un puesto bautizado La Esquinita, porque queda justo en un ángulo de los dos lotes que compró Martino.
Además, afirman -y cuestionan- que el Gobierno provincial autorizó el desmonte solicitado por Martino.
Desmentida
Ayer, la secretaria de Ambiente, Irene Soler, informó que los compradores de los lotes 313 y 5090, de Rivadavia, solicitaron cambio de uso del suelo sobre 1.825 hectáreas, además de desmonte selectivo en otras 600 hectáreas. Esta práctica permite eliminar el sotobosque y dejar los árboles para aprovechamiento ganadero.
La funcionaria puntualizó que los propietarios elevaron la solicitud para el cambio de uso de suelo sobre un área "que siempre estuvo en la categoría verde". También presentaron un estudio de impacto ambiental, en el que se señala que no hay pobladores en la finca. Este dato es objetado especialmente por Morandini y Leak, quienes impugnan el estudio, pero Irene Soler puntualizó que "el año pasado, la Secretaría de Ambiente realizó la evaluación de ese estudio, con inspecciones y testimoniales, y no resultó que hubiera gente viviendo allí".
Este punto es clave. Si la familia Rea habita desde hace 120 años el puesto, las inspecciones debieron detectarla antes, pero recién se supo seis años después de la compra.

Paisajes del Chaco salteño
El paisaje de El Totoral, El Ocultar y el Chaco semiárido donde se encuentran los lotes de la polémica carecen de accesos, agua y condiciones básicas para el desarrollo humano tal cual lo establecen los actuales estándares internacionales. Esas condiciones no surgirán por arte de magia.
Más allá de los derechos formales y sin tomar en cuenta si la familia Rea puede o no acreditar títulos, el desarrollo agropecuario no puede llevarse adelante prescindiendo de la realidad de los lugareños.
La zona en cuestión forma parte del escenario de la desnutrición, la mortalidad infantil y la pobreza extrema. Impidiendo la inversión, como pretenden, desde la comodidad urbana, los fundamentalistas ambientales, solamente se estará garantizando la exclusión de los pobladores.
Sin inversión no hay desarrollo, pero ni el desarrollo ni la preservación del monte pueden estar por encima de las necesidades de las personas.


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La decisión del Tata Martino de poner sus ojos y su dinero en uno de los parajes más pobres del país le está causando problemas. Una familia que habita la finca El Totoral, entre los departamentos Rivadavia y Orán, se opone al proyecto agropecuario del director técnico de la Selección que, con dos socios, compró cinco mil hectáreas y quiere desmontar la mitad. La Secretaría de Medio Ambiente asegura que no tenía registros de ninguna familia ni comunidad y que, por otra parte, El Totoral se encuentra en "zona verde", es decir, en un área habilitada para la actividad agropecuaria.
El conflicto se conoció hace una semana a través de El Tribuno, que publicó declaraciones del diputado por Rivadavia, Jesús Villa.
Martino realizó la inversión hace unos años y luego del 12 de mayo, cuando se hizo la audiencia pública en La Estrella, se encontró con que la familia Rea dice habitar el lugar desde hace 120 años y que otras 30 familias realizan su actividad en ese predio. Además, supo de la presencia de un técnico de la Universidad Nacional de Salta, Nahuel Morandini, y de la Fundación Refugio, de Andrés Leak, quienes respaldan el reclamo de los campesinos.
Un medio nacional, Infobae, ayer publicó un informe sobre la situación, aunque sin citar fuentes oficiales, pero invocando la autoridad de Greenpeace, cuya trayectoria no genera credibilidad en el norte salteño. Según ese informe, los Rea son ocho: la madre con siete hijos y aseguran que siempre vivieron en un puesto bautizado La Esquinita, porque queda justo en un ángulo de los dos lotes que compró Martino.
Además, afirman -y cuestionan- que el Gobierno provincial autorizó el desmonte solicitado por Martino.
Desmentida
Ayer, la secretaria de Ambiente, Irene Soler, informó que los compradores de los lotes 313 y 5090, de Rivadavia, solicitaron cambio de uso del suelo sobre 1.825 hectáreas, además de desmonte selectivo en otras 600 hectáreas. Esta práctica permite eliminar el sotobosque y dejar los árboles para aprovechamiento ganadero.
La funcionaria puntualizó que los propietarios elevaron la solicitud para el cambio de uso de suelo sobre un área "que siempre estuvo en la categoría verde". También presentaron un estudio de impacto ambiental, en el que se señala que no hay pobladores en la finca. Este dato es objetado especialmente por Morandini y Leak, quienes impugnan el estudio, pero Irene Soler puntualizó que "el año pasado, la Secretaría de Ambiente realizó la evaluación de ese estudio, con inspecciones y testimoniales, y no resultó que hubiera gente viviendo allí".
Este punto es clave. Si la familia Rea habita desde hace 120 años el puesto, las inspecciones debieron detectarla antes, pero recién se supo seis años después de la compra.

Paisajes del Chaco salteño
El paisaje de El Totoral, El Ocultar y el Chaco semiárido donde se encuentran los lotes de la polémica carecen de accesos, agua y condiciones básicas para el desarrollo humano tal cual lo establecen los actuales estándares internacionales. Esas condiciones no surgirán por arte de magia.
Más allá de los derechos formales y sin tomar en cuenta si la familia Rea puede o no acreditar títulos, el desarrollo agropecuario no puede llevarse adelante prescindiendo de la realidad de los lugareños.
La zona en cuestión forma parte del escenario de la desnutrición, la mortalidad infantil y la pobreza extrema. Impidiendo la inversión, como pretenden, desde la comodidad urbana, los fundamentalistas ambientales, solamente se estará garantizando la exclusión de los pobladores.
Sin inversión no hay desarrollo, pero ni el desarrollo ni la preservación del monte pueden estar por encima de las necesidades de las personas.


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