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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Cuando entro a la cancha se me van todos los problemas, me despejo de todo

Sabado, 07 de enero de 2017 23:54
Foto: Jan Touzeau
Entre los basquetbolistas salteños que deambulan por el extenso territorio argentino, el juvenil Agustín Heredia (escolta, 1,95 m) tuvo un gran 2016 jugando en las inferiores de Boca Juniors. Salió campeón del Top 10 venciendo nada menos que a River Plate en la final con público en contra, se recuperó de una lesión y ahora pasa unos días en Salta junto a su familia. En una charla con El Tribuno contó cómo fue su segunda temporada con el xeneize y los objetivos individuales que persigue, en lo que menciona la posibilidad de jugar alguna vez en Salta Basket.

Venís de una familia muy ligada al básquet así que no te costó tomar la decisión de jugar este deporte. ¿Qué sentís cada vez que te toca entrar a una cancha?
El básquet es una de las cosas más importantes que tengo en la vida. Cuando entro a la cancha todos los problemas se me van, me despejo de todo. Cuando no estoy ahí extraño ese contacto con la pelota, con los amigos, así que cuando puedo agarro la pelota, me voy a la cancha y puedo estar horas y horas jugando. Ahí es donde consigo despejarme de todo y divertirme jugando.
¿Qué balance hacés de tu segunda temporada en Boca?
Tuvimos un buen año. Empezamos bien, ganando varios partidos en la primera mitad el Top 20; el primer campeonato lo terminamos invictos, después en el Top 5 es donde perdimos con River y Lanús. Antes de eso jugamos el Argentino de Clubes en Mar del Plata done fuimos eliminados por Gimnasia y Esgrima La Plata. Fue un balde de agua fría porque todo el año veníamos jugando bien y nos pasó eso. En el Top 10 perdimos dos partidos, pero igual llegamos a los play-offs clasificando tercero, en cuartos de final nos cruzamos contra Estudiantil Porteño y ganamos por mucha diferencia. Contra Lanús, en semifinales, jugamos en su cancha; es muy chica y con mucha gente retumbaban los gritos de la gente. A parte de eso, fue un lindo clima y el partido con más roce en los dos años que llevo jugando en Boca. Fue un partido muy caliente que lo definimos en los últimos minutos y en el que vencimos por cuatro o seis puntos.

Y luego les tocó enfrentar a River...
Jugamos la final con River siendo local ellos por haber sido primeros en el Top 10. Venían de ganarle a Ferro Carril Oeste con un gran partido de su pivote, que creo metió como 30 puntos en la semifinal. En la final nosotros lo marcamos muy bien y solo pudo anotar entre 6 y 8 puntos. Veníamos jugando muy bien hasta el tercer cuarto, teníamos una diferencia de 14 puntos, pero ellos reaccionaron. En el tercer cuarto yo erro dos o tres triples seguidos y el DT (Juan Pablo Fernández) me saca para descansar. Ahí fue donde empezaron a crecer con cuatro o cinco triples seguidos que hizo que el partido se emparejara. Faltando un minuto meto una bandeja fundamental para irnos a tres puntos faltando treinta segundos; después ellos atacan, metemos la tapa y nos cortan con falta. Metimos los libres y ahí terminó el partido. Ganamos 66 a 60.

¿Cómo fue el festejo?
Los hinchas de River nos gritaban de todo desde las tribunas, que estaban llenas, pero eran más los que alentaban que los que nos gritaban. En el básquet no se da tanto el insulto como en el fútbol; ellos hacía mucho que no llegaban a una final y por eso publicitaron el partido con afiches, a través de las redes sociales y la hinchada llevó redoblantes. Terminado el partido empezamos a saltar, nos saludamos, gritamos tratando de no insultar porque no era lo correcto. Después cortamos la red de nuestro aro y queriendo ir a cortar la otra bajaron varios desde la tribuna diciendo que no íbamos 'a cortar nada, van a aprender a respetar'. Luego empezaron a bajar mas, vino nuestro DT y nos dijo que nos vayamos y empezamos a cantar más fuerte porque no nos dejaron cortar la red.

¿Te adaptaste ya al ritmo de vida de la Ciudad de Buenos Aires?
El ritmo es muy diferente, muy acelerado, parece que van todos apurados. Acá en Salta es todo lo contrario, pero uno se termina acostumbrando. Cuando llegué vivía con mi tía y a la cancha de Boca me tenía que ir en colectivo, que ahí es donde se siente el ambiente de Buenos Aires. Pero me fui acostumbrando, me integré bien el grupo. No quiero decir que soy un porteño apurado más, pero estoy adaptado al ritmo de vida.

¿Cómo te recibió Boca y que trato le da a chicos como vos, que vienen del interior?
El trato es excelente. De las personas, los dirigentes, los mismos compañeros te tratan bien. Ahora estoy viviendo en la pensión del club que es mucho más cómodo por el tema de las distancias. La pensión está frente a la cancha y del otro lado está el colegio de Boca, al que asisto. Los encargados del equipo van constantemente al colegio a revisar nuestra notas, a ver como estamos. Llevan un control estricto y se nota que les interesa. Por suerte me va bien en los estudios. En cuanto a lo basquetbolístico también te tratan bien; si estás enfermo te manda al consultorio medico que está en La Bombonera. La verdad es que no tengo de qué quejarme, me trataron bien desde el primer día al igual que el resto de los chicos que son del interior.

¿Tuviste la chance de cruzarte con algunos jugadores de la primera de fútbol de Boca?
Yo soy hincha de Boca y me gusta este ambiente muy competitivo que tiene el club. En los partidos de la primera de fútbol estoy siempre arriba de donde se ubica La Doce. Una vez me crucé con Pachi Carrizo y también con Pavón, nunca con Tevez, pero sí algunos de mis compañeros lo hicieron. Ellos te saludan, te dan la mano, te preguntan qué disciplina jugás, son bien abiertos, tiran buena onda. No sos secos ni agrandados, todo lo contrario.

En general, ¿qué objetivos perseguís para tu carrera?
Mi objetivo, ojalá pueda cumplirlo, es primero terminar las inferiores en Boca; eso es lo que anhelo. No quiero ir a otro club sin antes terminar las formativas puesto que allí tienen los mejores formadores del país. Después ojalá pueda estar en el plantel de la Liga Nacional; también tengo la idea de jugar en Salta Basket, jugar el TNA para terminar de formarme y poder llegar a la Liga Nacional.
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Entre los basquetbolistas salteños que deambulan por el extenso territorio argentino, el juvenil Agustín Heredia (escolta, 1,95 m) tuvo un gran 2016 jugando en las inferiores de Boca Juniors. Salió campeón del Top 10 venciendo nada menos que a River Plate en la final con público en contra, se recuperó de una lesión y ahora pasa unos días en Salta junto a su familia. En una charla con El Tribuno contó cómo fue su segunda temporada con el xeneize y los objetivos individuales que persigue, en lo que menciona la posibilidad de jugar alguna vez en Salta Basket.

Venís de una familia muy ligada al básquet así que no te costó tomar la decisión de jugar este deporte. ¿Qué sentís cada vez que te toca entrar a una cancha?
El básquet es una de las cosas más importantes que tengo en la vida. Cuando entro a la cancha todos los problemas se me van, me despejo de todo. Cuando no estoy ahí extraño ese contacto con la pelota, con los amigos, así que cuando puedo agarro la pelota, me voy a la cancha y puedo estar horas y horas jugando. Ahí es donde consigo despejarme de todo y divertirme jugando.
¿Qué balance hacés de tu segunda temporada en Boca?
Tuvimos un buen año. Empezamos bien, ganando varios partidos en la primera mitad el Top 20; el primer campeonato lo terminamos invictos, después en el Top 5 es donde perdimos con River y Lanús. Antes de eso jugamos el Argentino de Clubes en Mar del Plata done fuimos eliminados por Gimnasia y Esgrima La Plata. Fue un balde de agua fría porque todo el año veníamos jugando bien y nos pasó eso. En el Top 10 perdimos dos partidos, pero igual llegamos a los play-offs clasificando tercero, en cuartos de final nos cruzamos contra Estudiantil Porteño y ganamos por mucha diferencia. Contra Lanús, en semifinales, jugamos en su cancha; es muy chica y con mucha gente retumbaban los gritos de la gente. A parte de eso, fue un lindo clima y el partido con más roce en los dos años que llevo jugando en Boca. Fue un partido muy caliente que lo definimos en los últimos minutos y en el que vencimos por cuatro o seis puntos.

Y luego les tocó enfrentar a River...
Jugamos la final con River siendo local ellos por haber sido primeros en el Top 10. Venían de ganarle a Ferro Carril Oeste con un gran partido de su pivote, que creo metió como 30 puntos en la semifinal. En la final nosotros lo marcamos muy bien y solo pudo anotar entre 6 y 8 puntos. Veníamos jugando muy bien hasta el tercer cuarto, teníamos una diferencia de 14 puntos, pero ellos reaccionaron. En el tercer cuarto yo erro dos o tres triples seguidos y el DT (Juan Pablo Fernández) me saca para descansar. Ahí fue donde empezaron a crecer con cuatro o cinco triples seguidos que hizo que el partido se emparejara. Faltando un minuto meto una bandeja fundamental para irnos a tres puntos faltando treinta segundos; después ellos atacan, metemos la tapa y nos cortan con falta. Metimos los libres y ahí terminó el partido. Ganamos 66 a 60.

¿Cómo fue el festejo?
Los hinchas de River nos gritaban de todo desde las tribunas, que estaban llenas, pero eran más los que alentaban que los que nos gritaban. En el básquet no se da tanto el insulto como en el fútbol; ellos hacía mucho que no llegaban a una final y por eso publicitaron el partido con afiches, a través de las redes sociales y la hinchada llevó redoblantes. Terminado el partido empezamos a saltar, nos saludamos, gritamos tratando de no insultar porque no era lo correcto. Después cortamos la red de nuestro aro y queriendo ir a cortar la otra bajaron varios desde la tribuna diciendo que no íbamos 'a cortar nada, van a aprender a respetar'. Luego empezaron a bajar mas, vino nuestro DT y nos dijo que nos vayamos y empezamos a cantar más fuerte porque no nos dejaron cortar la red.

¿Te adaptaste ya al ritmo de vida de la Ciudad de Buenos Aires?
El ritmo es muy diferente, muy acelerado, parece que van todos apurados. Acá en Salta es todo lo contrario, pero uno se termina acostumbrando. Cuando llegué vivía con mi tía y a la cancha de Boca me tenía que ir en colectivo, que ahí es donde se siente el ambiente de Buenos Aires. Pero me fui acostumbrando, me integré bien el grupo. No quiero decir que soy un porteño apurado más, pero estoy adaptado al ritmo de vida.

¿Cómo te recibió Boca y que trato le da a chicos como vos, que vienen del interior?
El trato es excelente. De las personas, los dirigentes, los mismos compañeros te tratan bien. Ahora estoy viviendo en la pensión del club que es mucho más cómodo por el tema de las distancias. La pensión está frente a la cancha y del otro lado está el colegio de Boca, al que asisto. Los encargados del equipo van constantemente al colegio a revisar nuestra notas, a ver como estamos. Llevan un control estricto y se nota que les interesa. Por suerte me va bien en los estudios. En cuanto a lo basquetbolístico también te tratan bien; si estás enfermo te manda al consultorio medico que está en La Bombonera. La verdad es que no tengo de qué quejarme, me trataron bien desde el primer día al igual que el resto de los chicos que son del interior.

¿Tuviste la chance de cruzarte con algunos jugadores de la primera de fútbol de Boca?
Yo soy hincha de Boca y me gusta este ambiente muy competitivo que tiene el club. En los partidos de la primera de fútbol estoy siempre arriba de donde se ubica La Doce. Una vez me crucé con Pachi Carrizo y también con Pavón, nunca con Tevez, pero sí algunos de mis compañeros lo hicieron. Ellos te saludan, te dan la mano, te preguntan qué disciplina jugás, son bien abiertos, tiran buena onda. No sos secos ni agrandados, todo lo contrario.

En general, ¿qué objetivos perseguís para tu carrera?
Mi objetivo, ojalá pueda cumplirlo, es primero terminar las inferiores en Boca; eso es lo que anhelo. No quiero ir a otro club sin antes terminar las formativas puesto que allí tienen los mejores formadores del país. Después ojalá pueda estar en el plantel de la Liga Nacional; también tengo la idea de jugar en Salta Basket, jugar el TNA para terminar de formarme y poder llegar a la Liga Nacional.
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