Al intenso calor que se desprendió ayer en la ciudad de Tartagal, la amenaza de una bomba hizo subir la temperatura aún más en los pobladores norteños. Cerca de las 12.30 un llamado al Sistema de Emergencias 911 alertó sobre una posible explosión en el Correo Argentino, ubicado en la intersección de las calles General Gemes y San Martín. Desde el llamado hasta la intervención de especialistas en el tema pasaron más de siete horas, al cabo de la jornada personal de Bombero informó que se trató de una falsa alarma.
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Al intenso calor que se desprendió ayer en la ciudad de Tartagal, la amenaza de una bomba hizo subir la temperatura aún más en los pobladores norteños. Cerca de las 12.30 un llamado al Sistema de Emergencias 911 alertó sobre una posible explosión en el Correo Argentino, ubicado en la intersección de las calles General Gemes y San Martín. Desde el llamado hasta la intervención de especialistas en el tema pasaron más de siete horas, al cabo de la jornada personal de Bombero informó que se trató de una falsa alarma.
Desde que una señora intervino para alarmar sobre una supuesta amenaza de bomba, ni los efectivos policiales de la norteña ciudad ni personal de seguridad del lugar pudo evitar que el pánico se apoderara de algunas personas. Los primeros policías que llegaron al lugar constataron que se trataba de una presunta amenaza real y consultaron en el ámbito judicial. Mientras, las acciones desplegadas por los primeros uniformados trataron de ser con cautela y sin llamar la atención del público que en ese momento se encontraba en el Correo Argentino.
De a poco, y para prevenir, los policías fueron evacuando las instalaciones. Señoras y algunos curiosos se preguntaban el porqué del desalojo mientras se dirigían a la puerta de salida. Tras la consulta a la Fiscalía Penal 2 de esa ciudad, ordenaron derivar el tema a la Justicia Federal desde donde, a su vez, señalaron que dichas diligencias debían quedar a cargo de Gendarmería Nacional con apoyo del Ejército Argentino. Por alguna razón, desde las fuerzas nacionales también deslindaron la responsabilidad que terminó recayendo en los Bomberos de la Provincia, con lo cual una dotación con sede en esta capital tuvo que salir de urgencia a Tartagal. Hasta ese momento el Correo fue evacuado.
Cerca de las 19.45 llegaron los bomberos especialistas en desactivar explosivos, ingresaron al lugar y hasta cerca de las 21 la incertidumbre volvió a emerger en Tartagal.
Curiosos que se habían quedado en la zona esperando el desenlace insistían con saber el final. De ser "otra amenaza más", como señalaron algunas personas apostadas en el lugar, el alerta que hacía casi 10 horas había realizado una mujer pasó a niveles de preocupación muy altos.
Sin embargo, y pese a la larga espera, no hubo que lamentar ningún hecho de violencia, desastre o algo parecido, el pánico terminó siendo una anécdota para quienes, intrusos y preguntones, no se movieron del lugar. Bomberos especializados de esta capital emprendieron el regreso y el Correo Argentino en Tartagal cerró sus puertas.