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5 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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La Pequeña Jazz Band, una muestra del encanto sincopado de los acordes

La agrupación salteña está próxima a cumplir cuarenta años de trayectoria artística.
Martes, 07 de noviembre de 2017 08:11

Moisés Torfe
El Tribuno

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Moisés Torfe
El Tribuno

“Qué 20 años no es nada...”, reza el tango... ¿y 40 años? Duplica la letra del tango de Carlos Gardel. Lo cierto es que esta historia también está vinculada al bello mundo de los acordes. Solo basta mencionar a La Pequeña Jazz Band para sentenciar que se relaciona a la música en su máxima expresión.
La gran banda pionera de jazz en Salta, cumplirá cuatro décadas. “Fuimos legendarios del mencionado género, muchos músicos se inspiraron en nosotros y eso nos reconforta a la hora del balance general. En aquella época, el oído del público no estaba preparado para el jazz, solo se lo escuchaba en las grandes ciudades. La insistencia y perseverancia tuvieron eco en nuestra humanidad y las melodías siguieron brotando en los escenarios”, aseguró Pepe Alfarano, baterista y uno de los fundadores de la agrupación salteña.
Hace tiempo que no se presentan en público debido a sus múltiples actividades, pero la pasión y el talento siguen intactos, haciendo de estos músicos, vigentes referentes del jazz en Salta.
Marcelo “Cachi” Rioja, en trompeta; “Pepe” José Mario Alfarano, en batería; Meir Levin, en guitarra; José Domingo Guzmán, en piano; “Coly” Nelson Montero, en clarinete y saxo, “Loco” Jorge Sastre, en clarinete, Guillermo Gamarra, en saxo; y “Pelao” Gonzalo Fernández Barrios, en contrabajo; continúan la historia musical de estos prestigiosos salteños. También pusieron sus notas: César Gamarra, y los hermanos Gerardo y Gabriel Franco.
El “Cuchi” Leguizamón alguna vez le escribió una carta para destacar la habilidad de los muchachos, quienes también se atrevieron a crear el Partido Político del Jazz, que reunía a todos sus seguidores.
Corría el año 1978, eran épocas duras para la libertad de expresión. No obstante ello, y con el coraje de la juventud, su arrogancia, rebeldía y porque no, su irresponsabilidad; un grupo de estudiantes, empezó a bosquejar la organización de una “terrorífica” banda.
Su ideología: quebrar las mentes folclóricas y roqueras del ideario comunitario salteño. Su patrimonio se fue acrecentando. Iniciales desvencijados instrumentos con el tiempo se fueron transformando en importantes medios de difusión de ese ritmo alegre y contagioso que fue prendiendo paulatinamente en un público que buscaba en la sensualidad rítmica de estos gestores, la tranquilidad y cordura que nunca alcanzarían.
El tiempo fue forjando en estos “bandoleros” los singulares apodos que trascenderán la historia de Salta, tales como Bocacha, Pepe, Coli, Fatiga, Zapancín, Loquillo o Grillo, por nombrar solo algunos.
La desfachatada noche del 15 de julio de 1978 una parte de la sociedad fue sorprendida por sus ruidosos pero rítmicos acordes.
“Todavía tengo fresco en mi memoria aquellos inolvidables días. Todo comenzó cuando por fortuna nos reunimos dos grupos de amigos, que por aquel entonces jugábamos con la música, sin saber el estilo a realizar. Rondábamos entre los 14 y 18 años, quizás de allí nació el nombre de Pequeña. Basamos el trabajo en Louis Armstrong como estilo a seguir, pero luego nos inclinamos al estilo dixie. La primera presentación del grupo fue en el mítico Festival de Música Intercolegial de la ENET Nº 2. A esa actuación le siguió un concierto en la sala de LV9 Radio Salta que funcionaba en la actual Casa de la Cultura. A partir de allí, recorrimos escenarios de Jujuy, Córdoba, Tucumán, Buenos Aires, Brasil y Paraguay, cautivando a una audiencia cada vez más numerosa. Por eso siempre agradecemos por el apoyo que en estos 40 años nos brindó la sociedad salteña en su conjunto: familiares, amigos, entes oficiales, empresarios, auspiciantes y público en general”, comentó Alfarano, líder de la banda musical.
Pepe siempre contó con un carisma especial que le permitió ponerse la cinta de capitán del grupo. Manejó a la perfección los destinos de La Pequeña Jazz Band, tanto arriba como abajo del escenario.
No se amilanaron nunca ante las empresas difíciles y es por eso que en vetustos rodados realizaron accidentados recorridos por distintas localidades provinciales y nacionales.
Pero no fue ni el dinero, ni la fama, ni las mujeres dispuestas a prodigarles sus atractivos, la inspiración de sus hazañas; sino el encanto sincopado de los acordes, que por algún enigma de la razón humana, ingresaron en las almas extasiadas.
Temas de “Satchmo” Armstrong, Glenn Miller, Benny Goodman, hicieron las delicias de principio del siglo XX. La Pequeña supo plasmar e introducir su música en el espíritu de miles de personas.
Nunca abandonaron sus principios, ser una banda con todas las letras y mantener siempre su estilo pasando por alto la ritual formalidad.
 

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