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No es el apocalipsis

Jueves, 14 de diciembre de 2017 01:24

Después de leer el fallo de la Suprema Corte de Justicia puedo decir que los jueces se inclinaron por una solución salomónica. Y de verdad, es justicia. Declararon, en contra de lo que se pedía, la constitucionalidad del artículo 49 de la Constitución Provincial que establece el derecho de recibir enseñanza religiosa en la escuela pública. Lo que se prohibió es la enseñanza de una religión determinada dentro del horario escolar y en los contenidos curriculares.

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Después de leer el fallo de la Suprema Corte de Justicia puedo decir que los jueces se inclinaron por una solución salomónica. Y de verdad, es justicia. Declararon, en contra de lo que se pedía, la constitucionalidad del artículo 49 de la Constitución Provincial que establece el derecho de recibir enseñanza religiosa en la escuela pública. Lo que se prohibió es la enseñanza de una religión determinada dentro del horario escolar y en los contenidos curriculares.

El fallo se basa en las diversas pruebas presentadas por quienes demandaron a la Provincia y al Ministerio de Educación, donde quedó evidenciado que en algunas escuelas se impartía doctrina católica, y a pesar del fallo del juez Marcelo Domínguez en mayo de 2012, prohibiendo las prácticas religiosas en las escuelas públicas, se siguió rezando al inicio de clases en cada jornada.

El Ministerio de Educación venía trabajando desde hace unos años en la modificación de la currícula de religión dentro del aula y la inclusión de todos los credos representativos en el sistema educativo.

La postura de los que pretenden celebrar este fallo como un triunfo se basa fundamentalmente en denunciar la enseñanza católica en la escuela y sus prácticas, y la necesidad de restringir la educación pública a las ciencias llamadas positivas, desconociendo a la religión como ciencia con sus métodos y principios propios, criterio limitado con lo que habría que negar el carácter científico a las ciencias sociales, políticas, humanísticas, o las llamadas ciencias blandas. Todo un disparate. 

Lo cierto es que el fallo es un verdadero desafío para los credos, sobre todo la Iglesia Católica. Un desafío para encarar la evangelización de miles de niños y jóvenes desde otro ángulo. Desafío a los que fueron invitados los obispos, clero y laicado por el papa Francisco, a ganar la calle y hacer lío.

Desafío también para el Gobierno provincial que se ha puesto manos a la obra para dar respuesta a la inquietud de la mayoría de los padres que envían a sus hijos a la escuela pública y desean que sean educados en la religión, y dar respuesta, también, a los más de 500 docentes que hoy se sienten inseguros respecto de su puesto de trabajo.

No es el Apocalipsis. Los docentes de religión pueden estar seguros de que no perderán sus puestos de trabajo. La solución de dictar enseñanza religiosa escolar fuera del horario escolar, como materia de educación extracurricular no formal es la que se aplica en la provincia de Catamarca desde hace algunos años. No será un simple cambio por enseñanza de valores o ética y moral, que no es religión propiamente. 

Los padres que tienen el derecho de elegir la educación de sus hijos, porque ellos son los primeros responsables de la educación de la prole, no verán vulnerados sus derechos porque se está buscando una solución desde el Estado provincial que garantice los mismos. El NOA tiene una religiosidad profundamente arraigada en sus entrañas, en lo profundo de su ser cultural, con matices de la primera evangelización y con rasgos propios de la región, sea andina o chaqueña. Salta es un gran escenario mítico-religioso-popular, un pueblo de sangre y de fiesta, de cruz y de espada. Y más allá de los esfuerzo por laicizar las instituciones, más allá incluso de las normas propias de las iglesias, el pueblo mantiene viva la llama de la religiosidad popular con sus gestos y costumbres. 

A los docentes de religión de la provincia hay que llevarles tranquilidad, al menos por la postura clara y contundente del gobernador Urtubey de adaptar la ley de educación a la decisión de la Corte; y a las iglesias o credos se les invita a ponerse la tarea al hombro de buscar nuevos métodos, nuevos caminos de evangelización que contemple la convivencia pacífica de toda la sociedad en un mundo cada día más heterogéneo.

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