La Municipalidad de Tartagal recuperó una antigua tradición que tenía la ciudad y que había sido dejada de lado después de los conflictos sociales que se vivieron en el norte de la provincia: la entrega de la distinción Tártago de Plata.
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La Municipalidad de Tartagal recuperó una antigua tradición que tenía la ciudad y que había sido dejada de lado después de los conflictos sociales que se vivieron en el norte de la provincia: la entrega de la distinción Tártago de Plata.
La misma comenzó a entregarse a comienzos de la década del 80 por iniciativa del entonces secretario de prensa del municipio y corresponsal de El Tribuno, el periodista Isidoro Méndez Luchessi, para reconocer el trabajo y el aporte que vecinos, entidades de bien público, instituciones sociales y deportivas y hasta fuerzas armadas o de seguridad que en cada año tuvieron una acción destacada en beneficio de la comunidad de Tartagal.
El Regimiento 28 de infantería, el Escuadrón 54 de la Gendarmería Nacional, LW2 Radio Emisora Tartagal y empresarios como don Miguel Nasra (ya fallecido) recibieron esta distinción que ayer se volvió a entregar en Tartagal en un acto que tuvo lugar en los salones del hotel Espinillo.
El grupo de pioneros
En esta oportunidad y por reeditarse ese reconocimiento que fue dejado de lado durante tantos años, al Tártago de Plata lo recibieron diez familias pioneras y cuyos primeros miembros llegaron a poblar el norte salteño cuando la región carecía prácticamente de todo; sin un camino en condiciones por medio de la cual comunicarse con el resto de la provincia ni del país, cuando en la región no se conocían los servicios de salud, de agua ni de electricidad hubo quienes decidieron poblar este lugar de la Argentina profunda.
Tartagal -en esos años conocida como Estación Manuela Pedraza- solo contaba con el servicio que prestaba el ferrocarril que llegó con la punta de rieles a la margen sur del río Tartagal recién en el año 1923. Cuatro años más tarde quedaba inaugurada la estación de trenes, ya que todo el servicio para este único medio de transporte y de comunicación se brindaba desde un vagón del ferrocarril instalado al costado de las vías y en la margen norte del río Tartagal .
Enfrentando un clima hostil y un lugar que no contaba con ningún servicio esencial -el agua que se consumía provenía del río Tartagal pero los pioneros, con ingenio y habilidad, construyeron acequias para facilitar que llegara a lo que hoy constituye el égido céntrico de la ciudad; la electricidad que solo llegó varios años más tarde pero solo a determinadas horas, aun así las familias criollas e inmigrantes decidieron con su sola presencia levantar un pueblo de casas de madera con techos de paja y calles de tierra.
Muchos de ellos -aún sin dominar el idioma castellano- se dedicaban a la venta de animales y de mercaderías comerciando con el sur de Bolivia y por décadas cruzaron el río Bermejo -ubicado a 70 km más al sur - en balsas que construían los aborígenes que prestaban ese servicio que era vital y que residían en los alrededores del caudaloso río. Con mercaderias a bordo de carros y con animales en pie llegaban hasta la ciudad de Salta después de días de travesías agotadoras en las que debían enfrentar los peligros de un monte virgen, transitando por un camino que con su ir y venir abrieron al pie de las serranías del oeste. Hacia el norte llegaban hasta ciudades como Santa Cruz de la Sierra y desde el oeste bolivianio traían oro y plata para comercializarlos en la región utilizando como moneda la libra esterlina.
El nacimiento de una industria
Décadas más tarde muchos de ellos comenzaron a ver en ese monte al que diariamente debían enfrentar, una posibillidad rentable y así nació la industria maderera a la que le siguió la industria de los hidrocarburos que le dio el impulso definitiva a la región. Esos primeros inmigrantes que llegaron de Medio Oriente, pero también de Europa del este o de países como España e Italia fueron homenajeados por intermedio de sus hijos y nietos con el Tártago de Plata.
Un justo reconocimiento
El intendente de Tartagal, Sergio Leavy, explicó que "la entrega de la distinción a estas diez familias pioneras es mi último acto de gobierno como intendente. Cada año sería importante que se reconozcan a las familias y también a quienes fueron los primeros docentes, los primeros médicos porque no dimensionamos la valentía de los fundadores de Tartagal.
Hoy que tenemos dificultades con el servicio de agua no podemos imaginarnos cómo vivieron y cómo construyeron estos pueblos prácticamente de la nada y solo impulsados por esa voluntad de hacer realidad sus sueños, sus utopías; hoy tenemos el deber moral de reconocer pero sobre todo de heredar esa valentía que los caracterizó", reflexionó Leavy.