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Mazamorra y anchi para llegar a los 110 años

Encarnación celebró sus 110 años de vida. Rodeada de nietos y bisnietos compartió junto a sus seres más queridos. 
Miércoles, 20 de diciembre de 2017 20:20

Encarnación del Señor Giménez es su nombre completo. Esta abuela, oriunda de la provincia de Chaco, vive junto a su hija, nietos y bisnietos en una humilde vivienda de Villa Los Álamos, en Rosario de la Frontera y pareciera ser que el tiempo se ha detenido en ella. Sentada bajo un árbol del patio de la casa, sonríe cuando los más chicos la hacen contar historias y anécdotas de su época.
De joven se fue a la provincia de Tucumán donde trabajó en los ingenios pelando caña, trabajo sacrificado teniendo en cuenta que aún no existían maquinarias para tal fin. Con 7 bisnietos varones y una mujer, su familia destaca que a pesar de su edad la única medicación que toma es para poder dormir de noche.
“Ella está bastante bien de salud, a lo mejor por ahí te ve y no te reconoce pero cuando uno le cuenta quien es ella ahí se acuerda. En los días de mucho calor se le baja la presión. Pero para su edad está muy bien, tiene una memoria increíble y, sobre todo, muy buen sentido del humor”. En diálogo con El Tribuno, su hija Susana, quien la cuida a diario, subraya que en la ciudad es muy conocida y siempre la pasan a saludar.
“Estuvimos compartiendo un brindis y el fin de semana realizaremos algo mejor porque va a venir uno de mis hijos para hacer un asado. A ella le gusta que vaya la gente a saludarla y lo primero que pide cuando alguien llega es el regalo. Sola no camina, pero escucha y ve muy bien. Tiene una memoria impresionante ya que se acuerda muchas cosas de su juventud. 

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Encarnación del Señor Giménez es su nombre completo. Esta abuela, oriunda de la provincia de Chaco, vive junto a su hija, nietos y bisnietos en una humilde vivienda de Villa Los Álamos, en Rosario de la Frontera y pareciera ser que el tiempo se ha detenido en ella. Sentada bajo un árbol del patio de la casa, sonríe cuando los más chicos la hacen contar historias y anécdotas de su época.
De joven se fue a la provincia de Tucumán donde trabajó en los ingenios pelando caña, trabajo sacrificado teniendo en cuenta que aún no existían maquinarias para tal fin. Con 7 bisnietos varones y una mujer, su familia destaca que a pesar de su edad la única medicación que toma es para poder dormir de noche.
“Ella está bastante bien de salud, a lo mejor por ahí te ve y no te reconoce pero cuando uno le cuenta quien es ella ahí se acuerda. En los días de mucho calor se le baja la presión. Pero para su edad está muy bien, tiene una memoria increíble y, sobre todo, muy buen sentido del humor”. En diálogo con El Tribuno, su hija Susana, quien la cuida a diario, subraya que en la ciudad es muy conocida y siempre la pasan a saludar.
“Estuvimos compartiendo un brindis y el fin de semana realizaremos algo mejor porque va a venir uno de mis hijos para hacer un asado. A ella le gusta que vaya la gente a saludarla y lo primero que pide cuando alguien llega es el regalo. Sola no camina, pero escucha y ve muy bien. Tiene una memoria impresionante ya que se acuerda muchas cosas de su juventud. 

Registrada a lo 9 años

 “La anotaron en el Registro Civil cuando tenía 9 años, por eso por el documento se diría que cumplió 101”, sostuvo ante la risa de toda la familia.
Encarnación tuvo 2 matrimonios. En el primero 3 hijos y quedó viuda y esa parte de la familia vive en Tucumán. “Antes tenía contacto con uno de ellos y venía a verla a mi mamá porque trabajaba en una empresa de colectivos que pasaba por Rosario. Pero desde que ya no pasa más no tuve contacto con ellos”, cuenta Susana.
Del segundo matrimonio tuvo 2 hijos, de los cuales uno ya falleció y la otra es Susana, a su vez madre de 8 hijos y 6 nietos.
“Cuando falleció mi papá nos vinimos a vivir acá. Mi mamá fue empleada doméstica durante muchos años de José Singh. Ella dice que lo que comemos ahora no es comida y tiene razón. No le gusta el arroz y se puede comer 3 platos de locro sin problemas”, agrega su hija.
Encarnación reacciona y dice: “Me gusta la mazamorra, el anchi, el locro, el asado, el zapallo y la batata con leche. No tomo ninguna medicación y aunque no camino sola, veo y escucho muy bien”, cuenta mientras los nietos se ríen.
“Cuando nosotros nos queremos escapar y pensamos que está dormida se levanta y nos reta. Siempre nos llevaba a todos los nietos a buscar leña, ya que acá no teníamos gas. Con el bastón en la mano, por si alguno se portaba mal”, expresa una de sus nietas.
Sus hijas dicen que el único secreto de su madre es la buena alimentación, algo que le inculcó a los nietos.

Las historias de campo

Como todos los chicos juegan al fútbol, Encarnación va siempre a la cancha a alentarlos. Hincha fanática del club Hispano, cuenta sus historias de trabajo en el campo. 
“El perro familiar existe. Una vez con mi marido lo encontramos en los cañaverales y lo atamos con alambre. Cuando fuimos a avisar a la Policía y volvimos ya había escapado. Tiene los pelos como lana y ojos bien rojos”, cuenta ante la atenta mirada de los niños, a quienes les encantan esas historias.
 

 

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