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Un atentado que segó la vida de cinco argentinos

Jueves, 28 de diciembre de 2017 12:34

™Varios atentados terroristas impactaron el año pasado en la prensa mundial y, si bien en orden cronológico fue el último, el más trascendente para Argentina fue el del 31 de octubre en el sur de Manhattan, Nueva York, cuando un joven uzbeko atropelló con una camioneta a peatones y ciclistas y dejó ocho muertos, entre ellos cinco amigos rosarinos. 
Hernán Mendoza, Diego Angelini, Alejandro Pagnucco, Arel Erlij y Hernán Ferruchi habían viajado a Nueva York junto con Martín Marro -que sufrió graves heridas- y Ariel Benvenuto, Juan Pablo Trevisán, Ivan Brajkovic y Guillermo Blanchini, que resultaron ilesos, para festejar los 30 años de egresados de su escuela secundaria, el Instituto Superior Politécnico de Rosario. 
El ataque fue cometido por Sayfullo Saipov, un joven de 29 años nacido en Uzbekistán que había emigrado a los Estados Unidos en 2010.
Saipov fue baleado en el estómago por la policía neoyorkina cuando se bajó con dos pistolas, que luego se comprobó que eran falsas, de la camioneta alquilada que utilizó para perpetrar el atentado. A los tres días del ataque, el grupo islamista Estado Islámico (EI) afirmó en su revista semanal que Saipov es uno de sus “soldados”, aunque no dio pruebas de esa pertenencia. En rigor, cada vez que en los últimos años se produce un ataque masivo fuera de las zonas de conflicto del mundo islámico el EI está en el primer lugar de las sospechas, y el grupo se apresura a reivindicar cualquier acción como propia, se supone que como acción propagandística para incentivar la sensación de inseguridad que abunda en occidente tras los ataques de células dormidas. Un caso no vinculado a ningún grupo islamista fue el ataque perpetrado el 30 de octubre por un hombre apostado en el piso 32 de un hotel casino de Las Vegas que descargó una lluvia de balas sobre más de 20.000 asistentes a un concierto de música country al aire libre, de los que mató a 59 personas e hirió a otras 527.
El autor de ese tiroteo, el más mortífero de la historia moderna de Estados Unidos, fue Stephen Craig Paddock, un norteamericano de 64 años y residente en Mesquite, en el mismo estado de Nevada. Paddock se suicidó antes de que la policía lograra ingresar a la habitación del hote, pero las investigaciones posteriores indicaron que se trataba de un psicópata que no actuó por cuestiones religiosas.

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™Varios atentados terroristas impactaron el año pasado en la prensa mundial y, si bien en orden cronológico fue el último, el más trascendente para Argentina fue el del 31 de octubre en el sur de Manhattan, Nueva York, cuando un joven uzbeko atropelló con una camioneta a peatones y ciclistas y dejó ocho muertos, entre ellos cinco amigos rosarinos. 
Hernán Mendoza, Diego Angelini, Alejandro Pagnucco, Arel Erlij y Hernán Ferruchi habían viajado a Nueva York junto con Martín Marro -que sufrió graves heridas- y Ariel Benvenuto, Juan Pablo Trevisán, Ivan Brajkovic y Guillermo Blanchini, que resultaron ilesos, para festejar los 30 años de egresados de su escuela secundaria, el Instituto Superior Politécnico de Rosario. 
El ataque fue cometido por Sayfullo Saipov, un joven de 29 años nacido en Uzbekistán que había emigrado a los Estados Unidos en 2010.
Saipov fue baleado en el estómago por la policía neoyorkina cuando se bajó con dos pistolas, que luego se comprobó que eran falsas, de la camioneta alquilada que utilizó para perpetrar el atentado. A los tres días del ataque, el grupo islamista Estado Islámico (EI) afirmó en su revista semanal que Saipov es uno de sus “soldados”, aunque no dio pruebas de esa pertenencia. En rigor, cada vez que en los últimos años se produce un ataque masivo fuera de las zonas de conflicto del mundo islámico el EI está en el primer lugar de las sospechas, y el grupo se apresura a reivindicar cualquier acción como propia, se supone que como acción propagandística para incentivar la sensación de inseguridad que abunda en occidente tras los ataques de células dormidas. Un caso no vinculado a ningún grupo islamista fue el ataque perpetrado el 30 de octubre por un hombre apostado en el piso 32 de un hotel casino de Las Vegas que descargó una lluvia de balas sobre más de 20.000 asistentes a un concierto de música country al aire libre, de los que mató a 59 personas e hirió a otras 527.
El autor de ese tiroteo, el más mortífero de la historia moderna de Estados Unidos, fue Stephen Craig Paddock, un norteamericano de 64 años y residente en Mesquite, en el mismo estado de Nevada. Paddock se suicidó antes de que la policía lograra ingresar a la habitación del hote, pero las investigaciones posteriores indicaron que se trataba de un psicópata que no actuó por cuestiones religiosas.

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