Mientras que los distintos sectores involucrados en la organización niegan responsabilidades por las muertes, heridos y desmanes del megarrecital del Indio Solari, la imagen del músico se ve directamente afectada, al punto que probablemente no encuentre en adelante un lugar donde realizar alguno de sus conciertos anuales.
inicia sesión o regístrate.
Mientras que los distintos sectores involucrados en la organización niegan responsabilidades por las muertes, heridos y desmanes del megarrecital del Indio Solari, la imagen del músico se ve directamente afectada, al punto que probablemente no encuentre en adelante un lugar donde realizar alguno de sus conciertos anuales.
Es que aunque la posibilidad de que no toque otra vez en público ya estaba en entredicho -dada la enfermedad que sufre-, el líder ricotero y su equipo siempre fueron conscientes de los problemas que generaban los que no quieren pagar entradas.
A ellos justamente se les permitía pasar después del tercer tema porque peor era la situación que podían generar si se les negaba el ingreso. Este dato se iba pasando de boca en boca y ello generaba que año a año sean más los que apostaban a esta forma de asistir al recital.
Hasta se los contaba de manera oficial para intentar evitar un desborde como el que tuvo lugar. Pero esta vez los cálculos "quedaron chicos".
De todas maneras, hasta que se demuestre lo contrario, Solari está libre de culpas, además de que fueron reiteradas las veces en las que pidió precaución con mensajes que se multiplicaron miles de veces entre sus seguidores.
Y es cierto también que, aunque se equivocó en culpar en primera instancia a los medios de comunicación por "vender pescado podrido", hubo una inmediata campaña para cuestionar su imagen y su metodología de canto.
"¿Por qué no hace como sus colegas y toca más seguido?", "El lujo es vulgaridad pero, ¿él vuela en avión privado?", eran algunos de las frases que sobrevolaban las redes sociales.
Y este no era el único ámbito donde se lo criticaba. También políticos y funcionarios como Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, cuestionaron sus megarrecitales. Pero las críticas se hicieron olvidando la responsabilidad de los organismos estatales en eventos miles de veces más chicos que, año a año, suman más muertes, uno de los cuales es precisamente el fútbol.
Solo el sábado, en la tribuna visitante del estadio de Banfield -también distrito de la provincia de Buenos Aires- se vivió lo que pudo ser una tragedia y hubo diez hinchas heridos por una avalancha al festejar un gol de Boca. Y nadie dijo nada. Por ahora todo apunta a la productora encargada de la seguridad, pero las culpas son repartidas en un evento que tuvo un año para organizarse.