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Leonardo Sbaraglia, radiografía de un actor ávido de desafíos

Entrevista exclusiva con el protagonista de “El otro hermano” que marca el regreso de Adrián Caetano como director y se estrena a fin de mes.
Sabado, 18 de marzo de 2017 19:30
Foto: Patricio Estroz
Foto: Patricio Estroz
Foto: Patricio Estroz
Leonardo Sbaraglia, en una escena del filme "El otro hermano" junto con Daniel Hendler.

Leonardo Sbaraglia cuenta ya con una carrera que supera las tres décadas. Y es una referencia en el cine local y extranjero. El próximo 30 de marzo se lo podrá ver en la piel de Duarte, un personaje oscuro dentro de lo que el actor denominó “un western salvaje”. Se trata de “El otro hermano”, el último trabajo de Adrián Caetano (“Un oso rojo”), en el que se destaca también Daniel Hendler.
Antes de desembarcar en la pantalla grande, Sbaraglia dialogó en exclusiva con El Tribuno: “Cuando leí el guión no me imaginaba el personaje con el humor que tiene y al que el director le aportó su mirada. Porque él buscó mucho que el personaje tiñese un poco el tono de la película: terrible, duro, siniestro. Hay películas que quizás son menos terribles que esta y, sin embargo, te pueden golpear más en lo personal, porque te identificas con algo”. 
“Me parece que en este caso es difícil identificarse con algo de los personajes. Es como si fuera casi un western que uno mira como la aventura, la historia y lo siniestro del otro, un mundo que a uno no le pertenece, que a uno no lo toca. Sin embargo, la película puede funcionar como una metáfora de muchas cosas que sí nos pueden tocar. La idea de este mecanismo medio cínico de humor ayuda a tener un contrapunto”, dice sobre Duarte, una suerte de capo de Lapachito, un pueblo de Chaco que llevará a Cetarti (Hendler) por un camino inesperado.
La trama y el paisaje de la película son ásperos, y Sbaraglia comenta: “Creo que el contexto que construyó Adrián Caetano, desde la puesta de cámara, la elección de locaciones y la dirección de fotografía, ayudó (para que eso ocurra)”.
Duarte es frío y cruel, entonces la conversación gira en torno a la complejidad de construir personajes cercanos o alejados de la propia vida. “Creo que todos los personajes son difíciles, según cómo uno se los toma. El personaje de Duarte está a 100.000 años luz de algo que yo pueda entender, ni en lo personal ni en lo actoral. Uno siempre tiene un rango de escalas, posibilidades expresivas y recursos. En el caso de esta película es como si Adrián me hubiese sacado de ahí y me hubiese puesto en otro lado, en otra galaxia. Y eso está buenísimo”, asegura 

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Leonardo Sbaraglia cuenta ya con una carrera que supera las tres décadas. Y es una referencia en el cine local y extranjero. El próximo 30 de marzo se lo podrá ver en la piel de Duarte, un personaje oscuro dentro de lo que el actor denominó “un western salvaje”. Se trata de “El otro hermano”, el último trabajo de Adrián Caetano (“Un oso rojo”), en el que se destaca también Daniel Hendler.
Antes de desembarcar en la pantalla grande, Sbaraglia dialogó en exclusiva con El Tribuno: “Cuando leí el guión no me imaginaba el personaje con el humor que tiene y al que el director le aportó su mirada. Porque él buscó mucho que el personaje tiñese un poco el tono de la película: terrible, duro, siniestro. Hay películas que quizás son menos terribles que esta y, sin embargo, te pueden golpear más en lo personal, porque te identificas con algo”. 
“Me parece que en este caso es difícil identificarse con algo de los personajes. Es como si fuera casi un western que uno mira como la aventura, la historia y lo siniestro del otro, un mundo que a uno no le pertenece, que a uno no lo toca. Sin embargo, la película puede funcionar como una metáfora de muchas cosas que sí nos pueden tocar. La idea de este mecanismo medio cínico de humor ayuda a tener un contrapunto”, dice sobre Duarte, una suerte de capo de Lapachito, un pueblo de Chaco que llevará a Cetarti (Hendler) por un camino inesperado.
La trama y el paisaje de la película son ásperos, y Sbaraglia comenta: “Creo que el contexto que construyó Adrián Caetano, desde la puesta de cámara, la elección de locaciones y la dirección de fotografía, ayudó (para que eso ocurra)”.
Duarte es frío y cruel, entonces la conversación gira en torno a la complejidad de construir personajes cercanos o alejados de la propia vida. “Creo que todos los personajes son difíciles, según cómo uno se los toma. El personaje de Duarte está a 100.000 años luz de algo que yo pueda entender, ni en lo personal ni en lo actoral. Uno siempre tiene un rango de escalas, posibilidades expresivas y recursos. En el caso de esta película es como si Adrián me hubiese sacado de ahí y me hubiese puesto en otro lado, en otra galaxia. Y eso está buenísimo”, asegura 


La curiosidad del actor
Sbaraglia expresó alguna vez que el actor siempre tenía que mantener la curiosidad. Desde “La noche de los lápices” hasta hoy, ha tenido una extensa carrera y explica ahora qué es lo que lo mantiene curioso. “Creo que los mundos que te dan ganas de descubrir, es como enamorarte, como tener ganas de conocer a alguien, de establecer una relación con un amigo o amiga. Es la posibilidad de decir esto me atrapa, me emociona y lo necesito. Con los guiones pasa lo mismo. Los que no están bien escritos no te seducen, no logran conmoverte y que puedas imaginar ese mundo que todavía no conocés. Es una linda síntesis: pensar ‘eso me conmueve, lo quiero descubrir y quiero descubrirme a mí en esa situación’. Creo que tiene que ver con eso, desde cualquier punto de vista en la vida”, dice. 
“Cuando sos más joven podés pensar en hacer un tipo de carrera, sentís que hay cosas que te seducen más y otras menos. Cuando vas creciendo, tenés que hacer cosas que te desafíen, te aporten algo, te lleven a un lugar nuevo. Y eso te pasa con los afectos y con el trabajo”, analiza. 
Sbaraglia busca, se desafía, se encuentra y retribuye. “Agradezco mucho la popularidad. Lo hago porque en lo personal me debe gustar, al menos la medida de la popularidad que fui encontrando para mí. El tema es qué cara de uno mostrar al mundo. Llevo 31 años de profesión y fui encontrando y buscando maneras de ir comunicándome con el público”, revela. 
Y aclara: “Lo que decidas hacer no está determinado por el público, sino por la propia curiosidad, lo que uno va transitando y quiere conocer en cada momento. Y si eso entra en comunidad y en conexión con el gran público está buenísimo. Yo elegí ser actor también para tener esa comunicación con el público. Me encanta que la gente vea las películas que hago, que le gusten y tenga ganas de ir a verlas. A veces se conmueven y se acercan para charlar un rato o sacarse una foto. La popularidad es muy genérica y uno va manejando el tipo de contacto que quiere establecer, en relación a lo que le das al público. Cuanto más nivel de exigencia, sensibilidad y compromiso uno toma en el trabajo que va haciendo, la gente va también recibiendo eso: esa búsqueda de algo nuevo, de encontrarse con un lugar del alma que a vos te conmueve y quizás a ellos también. Por eso digo, el tema es la calidad de la relación que vos tenés con el público. Me parece que ese es el tema” recalca.
Honestidad brutal


 Por otra parte, Sbaraglia repasa sus vivencias tras los guiones: “Muchas veces, uno es mucho más honesto y trasparente a través de un personaje que con tu propia almohada. A través de la metáfora de un personaje, podés encontrar cosas de vos mismo que ni siquiera sabías. Te da herramientas, como sucede con la poesía. La poesía te da la posibilidad de nombrar cosas que uno siente y que no sabías que se podían nombrar de esa manera y ver lugares del mundo que ni siquiera sabías que se podían ver de ese modo”. 
Y ejemplifica: “El prisma de la actuación, de la dirección, de todo acto creativo, te da la posibilidad de expresarte y de iluminar una parte tuya que ni siquiera sabías que existía”. 
“Uno mismo es el único hilo conductor. El propio cuerpo, la propia experiencia de uno es el hilo conductor. Hay un dibujo que se puede haber ido marcando y que tiene que ver con los lugares donde yo siento he llegado cada vez más profundo. Caballos salvajes, Plata quemada, En terapia, La ciudad sin límites, esta película... Lugares donde uno siente que se ha comprometido realmente y lo ha logrado y es algo que no depende solamente de uno. Depende del personaje que te tocó, de la relación con el director, de cómo está compuesta la cámara. Son una serie de cosas que se han dado en varias ocasiones, que he hecho y que creo que han ido marcando mojones”, agrega.
Además, Leonardo confiesa que las tablas son una materia pendiente: “Hace años hago un espectáculo que se llama ‘El territorio del poder’. Tiene que ver con la música, con diferentes relatos, me llena como persona y creativamente y me gustaría seguir haciéndolo. En 2018 me gustaría hacer algo,solo que tengo que encontrarlo. Yo siento que tengo una cuenta pendiente con el teatro. Si bien hice bastante y cosas que me gustaron mucho, nunca me pude dedicar tanto al teatro como hubiese querido. Es una expresión que me encanta”.

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