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¿Por qué se tiene hambre todo el tiempo?

Identificar la razón puede ayudar a frenar problemas que pueden ser aún mayores.
Miércoles, 22 de marzo de 2017 00:00

No pasó ni una hora desde que terminó de desayunar y ya ataca la alacena. El efecto almuerzo le dura solo unos minutos y cuando llega la tarde no hay snack que lo contenga.

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No pasó ni una hora desde que terminó de desayunar y ya ataca la alacena. El efecto almuerzo le dura solo unos minutos y cuando llega la tarde no hay snack que lo contenga.

No es un tema que le preocupe, pero si se pone a analizarlo se da cuenta de que el picoteo es algo con lo que convive casi todo el día y de que el qué comer es un pensamiento recurrente.

La comida tiene un fuerte componente social, que puede pesar más que lo estrictamente nutritivo. Comer da placer y si bien todos tenemos etapas en las que se está más voraz, la sensación constante de hambre puede ser la manifestación de que algo está faltando y se quiere llenar con comida.

Por eso, si advierte que está comiendo no solo cuando tiene hambre real, sino como lo primero que hace cuando no sabe qué hacer, está bueno identificar qué está pasando, para saber si es temporal y para activar mecanismos para que el picoteo deje de ser un aliado.

Los motivos pueden ser varios:

-Hormonal: está embarazada, está ovulando o se está por indisponer.

-Desorden: simplemente es medio caótica con las comidas, desayuna mal y poco o se mata en el gimnasio a la mañana sin alimentarse bien.

-Hambre emocional: aunque piense que es por hambre, la realidad es que si está todo el día picoteando, probablemente lo esté haciendo por aburrimiento, porque no tiene nada mejor que hacer.

La clave para darse cuenta de si come porque tiene hambre real o emocional es física. En el primer caso, el cuerpo lo pide. En cambio, en el segundo caso, lo que busca es el placer, por eso los elegidos son los hidratos. Lo ideal es que pueda manejar la ansiedad (que se lleva el puesto número 1 entre las emociones que hacen comer más).

Fijese qué pasa, ya sea hablando con una amiga o escribiéndolo, pero siempre dándole real entidad a esa emoción.

 

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