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"Una banda de música tiene que ser un arma inteligente y no de autodestrucción"

El líder de la mítica y vigente Rata Blanca dialogó con El Tribuno antes de su actuación mañana, a las 21, en el Teatro Provincial. 
Viernes, 24 de marzo de 2017 19:58

Por María de los Ángeles Rojas

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Por María de los Ángeles Rojas

El 15 de agosto de 1987, en el teatro Luz y Fuerza de Buenos Aires y ante 600 personas que colmaron la capacidad del lugar, hacía su debut Rata Blanca. Se dice que antes de pisar un escenario la formación original de la banda había pasado dos años ensayando. Así salió al ruedo un conjunto que con profesionalismo arriba a sonidos consolidados y que no ha dejado de ser célebre por sus riffs, sus melodías góticas y sus punteos magistrales. Rata Blanca llega a sus tres décadas con el elogiado disco “Tormenta eléctrica”. En este trabajo demostró que continúa con su estilo de hacer un hard rock, directo, clásico, con estribillos contagiosos y espontáneos propios de los 80. En una pausa por la gira homónima, el líder de la banda, Walter Giardino, dialogó con El Tribuno antes de su presentación mañana, a partir de las 21, en el Teatro Provincial (Zuviría 70).

¿Cómo es el show con el que están de gira en vísperas de cumplir los treinta años de carrera?

Es un show que intenta dejar contento a todo el mundo -cosa que veo bastante difícil-, pero que está bastante bien. Estoy contento porque tiene el pasado de Rata muy presente, pero también el presente con “Tormenta eléctrica”, el disco que tenemos desde 2015 y que incluye cuatro o cinco temas que la gente valora mucho y que hacen ver que el grupo nunca vivió en el pasado. Esta es una banda que sigue generando expectativas, canciones y emociones arriba de un escenario.

Porque, en definitiva, el espectáculo debe estar sobre el escenario...

Sí, el espectáculo está arriba del escenario y no abajo y todo eso hace que aún mantengamos la credibilidad para la gente que entiende de qué se trata esto. No sé si una biología, una misa ni una comunión, es rock. Es una banda de rock tocando sobre el escenario y buscando conmover realmente desde la música. Eso hace que el grupo sea quien es no solamente en la Argentina, sino internacionalmente. Hay muchos artistas que son convocantes desde las misas y no sé qué cuestiones, pero afuera no los entenderían y no sé si la carga musical les alcanzaría... por eso lo de Rata está en otro lugar.

Disentís entonces con generar una masa enfervorizada que necesite oír acerca de las necesidades insatisfechas y aquello de ir contra el sistema, aunque se olvide a la par de su propia integridad física...

Creo que lo nuestro es mucho más simple y bastante más sano. Si vos vas a un lugar para emborracharte y drogarte para pasar el rato, no te importa mucho lo que pasa arriba del escenario. Separemos las cosas: la música es la música y los traumas colectivos, los traumas colectivos. No se puede ingresar en una locura semejante como la que hace poco vimos y que viene desde hace muchos años. Eso es utilizar el oportunismo de lo que le pasa a la gente para buscar de alguna manera una reunión que los identifique, que los haga sentir libres cuando uno es libre toda la vida, o no. Si te vas a sentir libre por ver una banda de rock vas a ser libre una vez por año con suerte y para mí eso no cierra. Para mí una banda de rock tiene que ser un arma inteligente, no de autodestrucción y pienso que Rata siempre apuntó hacia la parte más lúcida del asunto. Cada uno que haga lo que quiera con su vida, pero que lo haga bien. Si te tomás dos whiskies está bien, pero si te tomás media botella no. Para mí todo funciona desde ese punto de equilibrio: Rata Blanca siempre va a hacer música para gente que vaya a escuchar música, no para que venga a saltar, nada más. Tiene que saltar en un recital de rock porque me parece que es parte de la energía; pero no tiene por qué ser algo tribal. Se apunta a un acto más conducido, no de salvajismo y cuando viajás por el mundo y ves cómo son los conciertos de Guns N’Roses en Estados Unidos, te das cuenta de que la gente está viendo el show y no rompiendo todo o agrediendo al que tiene al lado.

Otro discurso peligroso es aquel del “dios” de la ideología independiente y fundamentalista...

Rata tiene su carrera y hace su negocio y no pasa nada. Siempre los protegimos a los fans todo lo que se pudo, y eso que fueron miles de shows para miles de personas. A mí me puede servir salir en las tapas de los diarios porque en un recital de Rata Blanca se murieron cuatro aplastados o parar las cosas antes de que pasen. Hacer las cosas bien y esto en algún punto sirve para replantearse qué es lo que está pasando. Argentina es irracional, irreverente e irrespetuosa en muchos aspectos. Hay gente que entiende y otra que no, es como dijiste vos: fundamentalista y prefiere la catarsis de 200 mil borrachos que hacer música y la verdad es que estas cosas son relativas y yo no me las tomo demasiado en serio porque principalmente yo me siento libre y esa libertad es lo que más me importa. Si el lujo es una vulgaridad, no te comprés una Ferrari y si te comprás una Ferrari hacete cargo si te la ganaste por derecha. Si mañana quiero tener lo que tenga y me lo pago con el dinero que he ganado por qué tengo que dar explicaciones.

¿Es ingrata la Argentina con estrellas como Rata Blanca, quizá más reconocidas en el exterior como parte de una constelación brillante?

En Argentina está bien que vean a las megaestrellas de rock de afuera viviendo en sus mansiones de cuatro o cinco millones de dólares y son músicos como yo, nada más que nacieron en los EEUU y tuvieron la suerte de hacer su carrera en un país que tiene criterio en el negocio de la música o en Europa donde un músico es bueno y punto, es convocante y punto. En Argentina es complicado, tenés que ir sorteando un montón de enemigos ocultos que uno no entiende. ¿A este tipo qué le pasa? ¿Habrá querido ser músico y no pudo y por eso se pone en contra? ¿Será alguien a quien no le va bien en la vida y cuando lo ve a uno que sí se siente mal? Y creo que lamentablemente son cada vez más. Somos un pueblo triste que cada vez se está acostumbrando más a perder y a fracasar y si vos tenés a alguien al que le pasó lo contrario tenés que mostrarlo, porque es inspirador. Toda esta vuelta que estamos dando es para decir que con mis virtudes y defectos intento ser mejor persona y es difícil a veces comportarse amablemente en este medio porque no son amables con uno, y uno a la larga se hace un poco más agresivo.

¿Por qué elegiste España para vivir?

Vivo acá hace quince años como también un día volvería, qué se yo. Me fui porque me cansé de la mentalidad argentina en muchos aspectos y eso le pasó a Piazzolla también y estamos hablando de uno de los maestros más grandes del mundo.

Fuiste elegido por el público como el guitarrista argentino número uno por varios años consecutivos. ¿Cómo se desoye al ego?

Es muy difícil tomarse en serio lo que te dicen y tampoco está bien. Ni uno que me diga que soy el mejor tocando la guitarra, ni otro que me diga que soy el diablo tocando la guitarra. Yo soy yo y tengo que mantener mi centro y no olvidarme de dónde vengo, lo que pasé, lo que vi ni lo que viví y no tener doble discurso ni hablar cosas que no son.

¿Te molesta la fama?

Desde la generación de teléfonos con cámara salir a la calle es un poco molesto. Todos quieren sacar su fotito o te están filmando sin que sepas y eso a mí no me gusta. Me encanta ir por la calle, ser una persona normal, libre.

¿Cómo se lleva este quinteto?

Como líder de la banda tengo que sacar lo mejor de cada uno arriba del escenario y después de tantos años sé lo que puedo y no esperar de cada uno. La vida personal de cada uno es relativa, mientras no se meta con la imagen del grupo. Hoy somos compañeros de trabajo, puede haber muy buenos momentos o más afinidad entre un músico qué sé yo. Creo que uno aprende a manejar la situación lo mejor posible y a evitar los problemas. Si tenemos que viajar separados o estar en otros hoteles nadie se termina haciendo problema porque es algo profesional como los equipos de fútbol.

 

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