Nuevamente la casa de altos estudios de Salta es noticia por las arbitrariedades que se cometen al momento de evaluar los concursos docentes.
Los concursos docentes en la UNSa carecen de una tabla donde consten los items a evaluar y en la que deberían consignarse los puntajes objetivos que merece cada postulante. Tal desorden ocasiona que el orden de mérito de los concursantes sea resultado de juicios subjetivos de los jurados. Esto va en desmedro de la calidad educativa.
Al no existir criterio objetivo, el jurado puede merituar a los oponentes por militancia política, amistad con alguno, ideologías o por cualquier forma de rechazo personal.
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Nuevamente la casa de altos estudios de Salta es noticia por las arbitrariedades que se cometen al momento de evaluar los concursos docentes.
Los concursos docentes en la UNSa carecen de una tabla donde consten los items a evaluar y en la que deberían consignarse los puntajes objetivos que merece cada postulante. Tal desorden ocasiona que el orden de mérito de los concursantes sea resultado de juicios subjetivos de los jurados. Esto va en desmedro de la calidad educativa.
Al no existir criterio objetivo, el jurado puede merituar a los oponentes por militancia política, amistad con alguno, ideologías o por cualquier forma de rechazo personal.
Arbitrariedad
Véase el caso ocurrido recientemente en la cátedra de Metodología de la Investigación en Educación, de la carrera de Ciencias de la Educación. Se elige entre los postulantes para ocupar el cargo de profesor adjunto a una profesora sin antecedentes docentes (concursos regulares ganados con anterioridad), y que tampoco dirige proyectos de investigación, meritúan una beca de investigación que no tiene al momento del concurso, su clase dura 15 minutos y la completa leyendo ejemplos de un libro. En el mismo acto, por el contrario, no meritúan más de 20 años de docencia de la profesora que estaba a cargo del dictado de la asignatura y que es la docente regular de la misma, tampoco consideran que es directora de proyectos de investigación, formadora de discípulos, exbecaria de iniciación, perfeccionamiento y formación superior del Conicet; tampoco ven la calidad y cantidad de trabajos científicos y técnicos producidos en autoría y coautoría, su clase en tiempo y adecuada, por mencionar los items más destacados.
Ocurrió en este concurso una controversia académica con uno de los jurados que no tuvo respuesta del jurado ni de los consejeros pero se dio la razón al jurado, como si fuese un órgano soberano.
Pareciera que el dictamen del jurado no debe ni siquiera revisarse para investigar si hubo o no arbitrariedad manifiesta.
Es dable señalar que el dictamen del jurado debe ser minucioso y detallado. Y es tal el grado de detalle que surge de ese cuerpo normativo (reglamento de concurso) y uno de los ítem sobre los que debe expedirse el Jurado es precisamente los antecedentes. Por mi parte, siempre he pensado que si se incumplen las previsiones legales, existe arbitrariedad.
Lo que se cuestiona es la actuación del jurado, por no haber realizado sus funciones conforme el orden jurídico positivo. Lo que se cuestiona es que no se valoraron detallada y minuciosamente los antecedentes, obligación que se le imponía al jurado en virtud del reglamento. Aquí no se está poniendo en tela de juicio el criterio de valoración del jurado sino que no ha cumplido con la ley.
Constitucionalidad en duda
Si revisamos algunos casos en la jurisprudencia, sin pretender agotarlos, la Corte señaló que la “autonomía universitaria no puede ser entendida de tal manera que implique colocar a las universidades, en el plano normativo, al margen de todo control de constitucionalidad y legalidad, desconociéndose así el principio general del artículo 116 de la Constitución Nacional, piedra angular del sistema judicial argentino”(caso Piaggi (17)(2004)
Por otra parte, el Máximo Tribunal entendió que el jurado omitió la aplicación de lo dispuesto en los Arts. 32 y 33 del reglamento de concursos, que exigen el examen minucioso de los antecedentes y aptitudes de los aspirantes, estableciendo, asimismo, la obligatoriedad de fundar el dictamen, que también deberá contener la valoración detallada de los antecedentes y títulos, publicaciones, trabajos científicos y profesionales, entrevista personal, prueba de oposición, así como el orden de mérito para los cargos objeto del concurso.
La universidad fue creada para velar por la calidad académica, que se manifiesta a través de la formación de excelencia que deben demostrar sus docentes. Hoy se permite que no se respete la carrera docente y que los temas netamente académicos no se atiendan con la dedicación y prolijidad intelectual que ameritan.
La carrera docente
En mi carácter de profesora regular de la UNSa es mi obligación informar a la comunidad lo que ocurre en la universidad sostenida por el Estado nacional, puertas adentro.
Es menester que se defienda la carrera docente y que la militancia política no sea considerada en sus claustros a la hora de elegir docentes en concurso. De la misma manera, que no persigan a los profesores que piensan diferente, pero que tienen una invalorable formación académica.
En estos tiempos en que la educación está en la agenda política, y es materia opinable por políticos, periodistas, ciudadanos en general, creo no se puede descuidar el proceso de selección de los docentes que se desempeñarán en este sistema educativo.
Los docentes deben ser evaluados, necesariamente, pero es el mismo Estado el que debe brindar las garantías constitucionales para que el proceso sea transparente y no arbitrario.
Los concursos docentes no deberían ser una arenga ideológica y política.
Sólo son dignos de la vida académica cuando se rigen por la equidad y la justicia.
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