Los bagayeros del departamento Orán hicieron, esta semana, un nuevo planteo sobre las inspecciones de lo que transportan a diario, no sin antes amenazar con un nuevo corte de ruta como el que hicieron a principios de mes.
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Los bagayeros del departamento Orán hicieron, esta semana, un nuevo planteo sobre las inspecciones de lo que transportan a diario, no sin antes amenazar con un nuevo corte de ruta como el que hicieron a principios de mes.
El martes pasado pidieron públicamente la presencia de Gendarmería Nacional en el puesto de control 28 de Julio, ubicado sobre la ruta nacional 50 entre Orán y Aguas Blancas, por lo que las autoridades del Escuadrón 20 resolvieron restituir la fiscalización de vehículos en ese lugar.
Hay que recordar que, durante el fuerte conflicto con estos trabajadores informales, que cortaron durante 8 días la ruta nacional, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, dispuso el cierre de ese control de Gendarmería. "El famoso puesto 28 es una vergenza para el Ministerio", había calificado en ocasión de referirse a la problemática fronteriza y de asegurar que se promueve el trabajo en el marco de la ley
"Para terminar con eso había que tener una alternativa, pero también demostrar que estábamos en condiciones de generar un cambio. Los decomisos demostraron esa capacidad de cambio", había señalado la ministra.
Otra vez el puesto
En definitiva, en las últimas horas del martes se ubicaron los efectivos en el puesto de control de la ruta y se reanudó la tarea de los gendarmes que no solo revisan la mercadería que viaja sobre la ruta, sino que también controlan el paso por desvíos.
"En Orán no hay trabajo y encima, con el anuncio del cierre del puesto 28, los tours de compra irán directamente a cargar la mercadería en la frontera y nosotros, los loneros, nos quedamos sin trabajo", le dicen a El Tribuno estos trabajadores que, entre los eslabones de la cadena comercial informal, son los que se perjudicaron directamente cuando se levantó el control de la fuerza nacional.
Los loneros son los que cargaban enormes bultos sobre sus espaldas y caminaban kilómetros por el monte para ser el nexo entre el puerto de chalanas sobre el río Bermejo, donde recibían la mercadería que les dan los transportistas, para llevarla hasta el sector ubicado detrás del puesto de Gendarmería, donde nuevamente los propietarios de vehículos recibían los bultos para seguir viaje por ruta. Al no existir el control en el puesto 28, el lonero dejó de ser necesario.
"Los vehículos que vienen desde afuera, al no tener control, ya no nos dan trabajo. Muchas familias dependemos de esto y vemos un futuro negro para todos", explicaron.
La pregunta ahora es si ahora, con el control de gendarmes en marcha nuevamente sobre la ruta 50, la situación volverá a ser como antes, ya que los loneros tomarán protagonismo nuevamente para pasar mayor cantidad de mercadería de la que se les permite a los transportistas por la Aduana y controles en la ruta.