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Por un envenenamiento, denuncia negligencia estatal

Una mujer sufrió intoxicación por tocar carne que tenía veneno agroquímico. En la misma manzana del macrocentro salteño murieron 18 gatos y una perra.
Domingo, 03 de septiembre de 2017 00:00

La pesadilla de Ana Guzmán comenzó a mediados de julio de este año. Entró a su casa y en el piso del comedor encontró una hamburguesa cruda y a uno de sus gatos como enloquecido. Levantó el pedazo de carne sin saber que eso sería la causa de una intoxicación que aún sufre, un mes y medio después. En la veterinaria le dijeron que, por los síntomas, se trataba de organofosforados, un insecticida superpoderoso que se usa en agricultura. Llegó a la misma conclusión David Ferri, director de Zoonosis de la Municipalidad.

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La pesadilla de Ana Guzmán comenzó a mediados de julio de este año. Entró a su casa y en el piso del comedor encontró una hamburguesa cruda y a uno de sus gatos como enloquecido. Levantó el pedazo de carne sin saber que eso sería la causa de una intoxicación que aún sufre, un mes y medio después. En la veterinaria le dijeron que, por los síntomas, se trataba de organofosforados, un insecticida superpoderoso que se usa en agricultura. Llegó a la misma conclusión David Ferri, director de Zoonosis de la Municipalidad.

Tachán, su gato, murió, así como otros 17 felinos y una perra de la manzana que tomaron contacto con el veneno. Otros, desaparecieron. Ana, que se salvó de la muerte, deambula desde entonces por diversas oficinas estatales sin tener respuestas: Servicio de Emergencias 911, Policía de la Provincia, Tribunales, Fiscalía N§ 5, Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), centro de salud de Villa Chartas, hospital del Milagro, Bromatología y Medio Ambiente municipal.

Ana guarda todas las notas, exposiciones y certificados por esta causa que recién comienza. Tiene videos y fotos que quiso entregar a la fiscal Gabriela Buabse el viernes último pero no pudo porque, por el Día del Abogado, había feriado judicial y tampoco abría el CIF.

Desde que encontró los primeros trozos de carne de pollo envenenada, Ana los puso en una bolsa para entregarlos. Como nadie se los recibió, los guardó en su heladera hasta que, una semana después, vino un oficial a requisar la casa y se llevó la primera muestra. Durante 18 días el malhechor siguió dejando trampas en los techos y ella entregó la segunda tanda dos semanas después.

Un día escuchó a unos niños por la claraboya decir: "¿Se van a morir los gatos?". Ana supuso que ellos sabían que había veneno y eso la llevó a sospechar del padre de los chicos quien, casualmente, vive hace casi dos meses en el barrio, tiene una pollería y antecedente de haber matado a un gato de un piedrazo.

"Yo había ido a la Policía, al hospital, a Tribunales y a la Fiscalía con las carnes envenenadas y ninguno me lo recibió. Las tenía en la heladera de mi casa y nadie me dijo que tuviera cuidado por las emanaciones tóxicas", dijo a El Tribuno. La heladera quedó inutilizada y el olor tóxico invade el cuarto. Un mes después es necesario mantener la puerta de la casa abierta para no sentir que la garganta se seca. Con respecto a su salud, dijo que los estudios clínicos dan bien pero aún tiene la saliva espumosa y de color blanco. "Quiero pedir que el CIF, que tiene laboratorios para intoxicados, haga un análisis".

"Cuando fui a la Fiscalía a preguntar por los estudios a la carne envenenada, me dijeron que el 26 de julio la habían entregado al CIF. El 16 de agosto -22 días después- me dijeron que estaba podrida y no la podían analizar", lamentó. Se acercó a Medio Ambiente para consultar por su heladera y advirtió que muchos animales envenenados habían ido a parar al vertedero San Javier. "Había riesgo y Medio Ambiente tendría que haber participado. ¿Qué va a pasar con los organofosforados cuando llueva?", se preguntó.

El director de Zoonosis aseguró a El Tribuno que, "por los síntomas que describió la señora que tuvieron los gatos y ella misma, no hay dudas de que el veneno era organofosforado". Este insecticida suele usarse para eliminar los parásitos del tabaco, por ejemplo.

"El matar animales está en un marco de crueldad animal, faltando a la ley 14346 de protección a los animales, y pone en riesgo la vida de una persona que, por desconocimiento, manipuló el producto y también se intoxicó", informó el médico veterinario, quien aseguró que este veneno "puede llevar a la muerte a una persona, sin problema".

"Cuando la gente sospecha que puede haber un veneno debe urgente llamar a la Policía y radicar la denuncia. La sintomatología es netamente neurológica. El animal comienza a convulsionar, a orinar, a defecar, a tener hipersalivación, contracción de los músculos y rigidez en el cuerpo", contó Ferri. Dijo que no hay que tocar el animal ni los productos, que luego deben ir a un incinerador de residuos patógenos.

 

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