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No todo es alegría: la trágica historia detrás del oro de Sol Ordás en los Juegos Olímpicos

Sol acaba de ganar el primer oro para la Argentina en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Pero detrás de su alegría a los 18 años, hay una historia familiar envuelta en la tragedia
Jueves, 11 de octubre de 2018 08:49

Son horas inolvidables para María Sol Ordás, que acaba de ganar el primer oro para la Argentina en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Pero detrás de su alegría a los 18 años, hay una historia familiar envuelta en la tragedia, relacionada directamente con su padre, Damián. Que tiene su punto de partida en Winnipeg, Canadá, allá por 1999.
"Vamos a sacarlo Damián. Dale, dale. ¡Daleeeee!". Son las 9 de la mañana del lunes 26 de julio de 1999 y el vozarrón de Walter Balunek moviliza a su compañero. Es la primera jornada de remo en los Panamericanos de Winnipeg, en el lago Minnedosa. El dos largos sin timonel argentino hace el último esfuerzo y llega al oro. Apenas 26/100 lo separaron de Brasil. Balunek, el stroker, el que lleva las riendas del bote, festeja. A sus espaldas, Damián Ordás levanta los brazos y mira el cielo. Grita con fuerza: "Sí, viejo, sí. ¡Ahora sí!".
Pasaron más de 19 años. Sol Ordás ni siquiera estaba en la cabeza de sus padres, Damián y Dolores Amaya, también remera de alma. Pero habrá escuchado una y mil veces la historia. El destino, la pelea de su padre en muchos momentos de la vida. Aquel bote argentino signado por la desgracia. Con la carga psicológica que acarrean experiencias que marcan para siempre.
Ese día, en Canadá, Damián se quebró al cruzar la meta. El oro ganado lo movilizaba, pero mucho más el recuerdo de su padre, Alberto. El año anterior, Damián estaba compitiendo en España cuando le avisaron del asesinato de Alberto al resistirse a un asalto en Tigre. Catorce meses después, no pudo contener la emoción en aguas canadienses.

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Son horas inolvidables para María Sol Ordás, que acaba de ganar el primer oro para la Argentina en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Pero detrás de su alegría a los 18 años, hay una historia familiar envuelta en la tragedia, relacionada directamente con su padre, Damián. Que tiene su punto de partida en Winnipeg, Canadá, allá por 1999.
"Vamos a sacarlo Damián. Dale, dale. ¡Daleeeee!". Son las 9 de la mañana del lunes 26 de julio de 1999 y el vozarrón de Walter Balunek moviliza a su compañero. Es la primera jornada de remo en los Panamericanos de Winnipeg, en el lago Minnedosa. El dos largos sin timonel argentino hace el último esfuerzo y llega al oro. Apenas 26/100 lo separaron de Brasil. Balunek, el stroker, el que lleva las riendas del bote, festeja. A sus espaldas, Damián Ordás levanta los brazos y mira el cielo. Grita con fuerza: "Sí, viejo, sí. ¡Ahora sí!".
Pasaron más de 19 años. Sol Ordás ni siquiera estaba en la cabeza de sus padres, Damián y Dolores Amaya, también remera de alma. Pero habrá escuchado una y mil veces la historia. El destino, la pelea de su padre en muchos momentos de la vida. Aquel bote argentino signado por la desgracia. Con la carga psicológica que acarrean experiencias que marcan para siempre.
Ese día, en Canadá, Damián se quebró al cruzar la meta. El oro ganado lo movilizaba, pero mucho más el recuerdo de su padre, Alberto. El año anterior, Damián estaba compitiendo en España cuando le avisaron del asesinato de Alberto al resistirse a un asalto en Tigre. Catorce meses después, no pudo contener la emoción en aguas canadienses.

Sol, hoy

Como le pasó a Sol ayer, Damián durmió mal la noche previa a esa primera consagración. Antes de subirse al bote, guardó debajo de su remera una foto de sus padres. Estaba al borde de las lágrimas cuando un compañero de equipo le acercó un rosario. Se lo puso. Rosario y foto fueron apretujados minutos más tarde, en medio del llanto y al cruzar la meta. ¡Campeón panamericano a los 21 años! El mejor tributo para Alberto.
Winnipeg 99 le dio otro oro (en el cuatro sin timonel) y una plateada (en el 8 con timonel). Pero Damián pensaba en Sydney 2000, su primeros Juegos Olímpicos. Con la ilusión de seguir homenajeando a Don Alberto, el abuelo del que Sol escuchó mucho, pero no llegó a conocer.
Sabe también la flamante campeona que su mamá Dolores, que ya había participado en Atlanta 96 con solo 16 años, se quedaría sin ir a Sydney por tenerla en la panza. Y que nació durante la actuación de su padre en los Juegos.
Aunque habría más infortunios. Varios meses antes, Damián Ordás sufriría otro golpe durísimo, al punto de que aquel bote mágico de Winnipeg quedó signado por la tragedia.
El lunes 14 de febrero de 2000, Balunek fue a cobrar una beca deportiva en la sucursal de General Pacheco del Banco Francés. Al salir, en un episodio confuso, un policía le disparó en el adbomen. Herido de gravedad, fue operado. Meses más tarde, se confirmó lo presumible: que no estaría en condiciones de remar en Sydney. Sí viajó para alentar a Ordás, que compartió la embarcación con Diego Aguirregomezcorta. Sin mucho suceso.

La vida, color dorado

Pasó el tiempo. En abril de 2008, Damián repartía sus jornadas como remisero y entrenador de remo en el club Canottieri Italiani. Iba en bicicleta controlando la preparación física de sus alumnos cuando se sintió mal. Tuvo un accidente cerebrovascular que le demandó mucho tiempo de recuperación. Sol tenía 7 años y a pesar de los genes deportivos, el remo todavía no figuraba en sus planes.
Entre dolorosas historias familiares y personales, incluido el distanciamiento posterior con su padre tras formar otra familia (Damián vio la consagración de su hija por TV), Sol pasó por muchos estados de ánimo, emociones y desafíos. Hasta que la vida la pintó de dorado.

Fuente: La Nación

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