Tanto en Estados Unidos como en Brasil los resultados de las últimas elecciones presidenciales fueron una gran sorpresa para el periodismo. Primero, en 2016, en el país norteamericano el triunfo de Donald Trump dejó a la mayoría de los medios de comunicación atónitos y sin reacción, porque no se esperaba tal desenlace. En Brasil está ocurriendo algo similar. La enorme ventaja que obtuvo Jair Messias Bolsonaro (al que muchos ponen a la par de Hitler y Mussolini por sus declaraciones) sobre el segundo más votado, Fernando Haddad, en la primera vuelta de los comicios de la vecina república todavía se está digiriendo en las redacciones de cara al balotaje del próximo domingo.
inicia sesión o regístrate.
Tanto en Estados Unidos como en Brasil los resultados de las últimas elecciones presidenciales fueron una gran sorpresa para el periodismo. Primero, en 2016, en el país norteamericano el triunfo de Donald Trump dejó a la mayoría de los medios de comunicación atónitos y sin reacción, porque no se esperaba tal desenlace. En Brasil está ocurriendo algo similar. La enorme ventaja que obtuvo Jair Messias Bolsonaro (al que muchos ponen a la par de Hitler y Mussolini por sus declaraciones) sobre el segundo más votado, Fernando Haddad, en la primera vuelta de los comicios de la vecina república todavía se está digiriendo en las redacciones de cara al balotaje del próximo domingo.
¿En qué se equivocaron y cómo se posicionan las empresas periodísticas al cubrir estos fenómenos? Esa fue una de las preguntas que ayer trató de dilucidar el panel que integraron los periodistas Carlos Pagni (columnista de La Nación), Daniel Bramatti (editor en O Estado de Sao Paulo) y Joe Treaster (reportero de The New York Times), en la 74ª Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que se realiza hasta hoy en Salta.
La ponencia llevó el título de "La evolución del fraude en los procesos electorales", y fue moderada por el periodista mexicano Roberto Rock. Se habló de fraude, sobre todo el que puede promoverse desde las redes sociales, pero más que nada hubo un profundo análisis de cómo estalló la preferencia de los votantes sobre Trump y Bolsonaro en la prensa.
Los periodistas norteamericano y brasileño dejaron entrever cierta resignación. "Todavía estamos tratando de entender hasta qué punto influenciaron las noticias falsas (fake news) en las elecciones de 2016", dijo, en inglés, Treaster.
Bramatti consideró, por su parte, improbable que se pueda cambiar el rumbo de las elecciones al desmentir, desde el periodismo, el sinnúmero de noticias falsas que se propagaron desde el sector del candidato de ultraderecha.
"Si uno muestra que una declaración de Bolsonaro no es verdad, la gente en general ataca a los periodistas", dijo el editor de uno de los diarios más importantes de Brasil.
Pagni analizó el arribo de personajes tan polémicos y antipolíticos al poder al contextualizar no solo la crisis que atraviesa la política en el mundo occidental sino el resto de las instituciones.
"Hay un cambio en la civilización que ahora no sabemos muy bien cómo pensarlo", dijo el argentino.
"No es que solo están en crisis los partidos políticos, también lo están los sindicatos, las iglesias y las instituciones académicas, toda la organización que conocimos y la que fundamos nuestra vida en común en los últimos 200 años. Estamos asistiendo a un cambio civilizatorio importantísimo, probablemente al comienzo de algo que no conocemos bien qué es", señaló.
"Dentro de ese cambio está la política, donde hay un fenómeno importantísimo que son los medios de comunicación y la información como problema. La democracia se basa en la transparencia informativa. La democracia supone, como la hemos concebido en los últimos 300 años, la comprensión lúcida y emancipada intelectualmente del proceso político y de la vida pública, y ahí está el periodismo en el centro del problema. Porque a nosotros como medios nos han dado el mandato de producir una cantidad de contenidos que emancipe la cabeza de los electores para que puedan operar correctamente en el mercado de la política. Y hoy este mandato está muy distorsionado por muchos motivos", expresó Pagni.
Apuntó al "entretenimiento" como uno de los factores que generan esas deformaciones. "Una de las dimensiones de nuestro trabajo es capturar atención para venderla en el mercado de la publicidad, y ese objetivo puede ser, y a menudo es, contradictorio con el otro, que es el producir la autonomía intelectual del ciudadano", explicó.
"El segundo problema que produce la política está muy ligado a lo que sucede en Estados Unidos, Brasil y en la Argentina, que es la política regida por la negatividad. Macri fue básicamente un instrumento para vencer al kirchnerismo. Bolsonaro para mucha gente es el instrumento para impedir que vuelva el PT (Partido de los Trabajadores) y a Hadad mucha gente en esta segunda vuelta lo va a votar, tamponandose la nariz, para impedir que llegue Bolsonaro. Esas polarizaciones producen muchas distorsiones", concluyó.