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¿El último bastión?

Jueves, 08 de noviembre de 2018 00:44

Reino Unido se postula como el último bastión de resistencia del liberalismo, frente al auge de la extrema derecha

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Reino Unido se postula como el último bastión de resistencia del liberalismo, frente al auge de la extrema derecha

Uno de los espejismos del debate sobre el Brexit y Europa es la idea de que permanecer en la Unión Europea es una forma de proteger los valores liberales. De acuerdo con el relato de algunos proeuropeos, la UE es una institución que deja atrás las estrechas lealtades y los viejos prejuicios de la nación-Estado para construir una forma transnacional de gobierno. Por consiguiente, la decisión tomada por los británicos de apartarse de ese futuro de progreso no puede ser sino retrógrada.

En el momento del referéndum, esta era una opinión poco verosímil; hoy es claramente falsa. Los Gobiernos nacionalistas e identitarios de Polonia y Hungría han reforzado su poder, y, en Austria e Italia, unos partidos vinculados al fascismo de entreguerras tienen un papel crucial en las respectivas coaliciones de Gobierno. La República Checa, Eslovaquia y Eslovenia cuentan con unos partidos de extrema derecha muy poderosos. En Suecia, Finlandia y Dinamarca se encuentran en la misma situación. Pero donde más llama la atención el avance de la extrema derecha es en Alemania. Los defensores del proyecto europeo exigen "más Europa", es decir, un giro más decidido hacia un Estado europeo transnacional. Niegan la evidencia de que es precisamente ese proyecto el que ha impulsado a las fuerzas antiliberales en todo el continente. Con su intento de que la inmigración deje de ser competencia de los gobiernos nacionales, la UE ha dejado a muchos ciudadanos con la sensación de que no tienen ningún control democrático de sus vidas. El empeño en promover un gobierno transnacional que la mayoría de los europeos no desean ha resultado en el ascenso del peor nacionalismo.

Por eso están reapareciendo las fronteras en toda la UE. Por supuesto, muchos dirán que son una manifestación del racismo popular. Pero, si a cualquiera que exija el control democrático de la inmigración se le llama racista, no debe extrañarnos luego que muchos de ellos elijan como líderes a verdaderos racistas.

A los liberales les gusta pensar que son empíricos, es decir que aprenden de la experiencia. Sin embargo, los ideólogos proeuropeos no han aprendido nada del avance de la extrema derecha en el continente. Ninguna realidad va a alterar jamás su convicción de que el proyecto europeo representa la libertad y el progreso.

Reino Unido tiene muchos defectos, incluida la aparición de un antisemitismo violento como el del Partido Laborista izquierdista y populista de Jeremy Corbyn. Pero Reino Unido no tiene un gran partido de extrema derecha. El Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP) está prácticamente desaparecido. Quizá podría revivir si el Brexit es un desastre, pero, incluso en sus mejores momentos, el UKIP no tuvo más que un solo parlamentario. A diferencia de otros países del continente, Reino Unido sigue siendo una democracia liberal. Los ideólogos europeos que hablan de las fuerzas siniestras del nacionalismo británico deberían fijarse en el continente balcanizado que empieza a rodearlos.

No está claro cómo acabará el Brexit. Algunos piensan que puede desbaratarse e incluso que volveremos a la situación anterior. No es probable. O se acepta algún acuerdo como el que ha propuesto Theresa May, o Reino Unido se irá sin acuerdo. Quizá se cuestione el liderazgo de May en su propio partido en otoño, y no es imposible que se celebren un segundo referéndum o unas elecciones generales. Ahora bien, ocurra lo que ocurra, no hay una mayoría electoral partidaria de volver a entrar en la UE, una decisión que supondría entrar en una zona Schengen en ruinas y unirse a un euro disfuncional. Reino Unido acabará yéndose de la UE. Pero sería una tremenda ironía que la decisión sobre el Brexit quedara anulada. Bajo la enseña del avance hacia un futuro más liberal, Reino Unido volvería a caer en un oscuro pasado europeo.

 

 

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