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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Tregua en la guerra, pero la paz está lejos 

Trump y Jinping negociarán sobre comercio, tecnología y propiedad intelectual.
Sabado, 01 de diciembre de 2018 18:35

La cena entre Donald Trump y Yi Jinping fue el hecho más importante y más esperado de la reunión del G 20 en Buenos Aires y el resultado fue positivo, aunque sujeto a lo que ocurra en los próximos meses.

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La cena entre Donald Trump y Yi Jinping fue el hecho más importante y más esperado de la reunión del G 20 en Buenos Aires y el resultado fue positivo, aunque sujeto a lo que ocurra en los próximos meses.

La guerra de aranceles entre las dos máximas economías del mundo se desencadenó cuando Donald Trump puso en marcha una serie de barreras que podrían llegar a afectar a más del 80 % de las importaciones de China a Estados Unidos (actualmente, de 500.000 millones de dólares), una medida que generó represalias de China, advertencias de Rusia y malestar hasta en los mismos republicanos de EEUU.

Pero en la cena de los dos líderes en un lujoso hotel de Recoleta arrojó buenas - aunque provisorias - señales de paz. La que se vislumbraba como la peor guerra comercial de la historia, amainó. Hubo una tregua de tres meses y un compromiso de continuar con las negociaciones para buscar una salida definitiva.

"Los presidentes Trump y Xi han accedido a comenzar inmediatamente negociaciones sobre cambios estructurales" en la economía china, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.

El acuerdo es simple.Trump amenazaba con seguir adelante con los planes para aumentar los aranceles de US$ 200 mil millones a productos chinos, del 10% al 25%, a partir de enero. Eso se suspendió hasta el 1 de abril. Entre tanto, China se comprometió a incrementar las compra de productos agrícolas, energéticos, industriales y otros, de origen norteamericano.

Trump ya había impuesto aranceles por US$ 250.000 millones desde julio y Yi Jinping respondió con aranceles por valor de US$110.000 millones a productos estadounidenses.

Las conversaciones que se iniciarán de inmediato tratarán sobre la transferencia forzada de tecnologías, la protección de la propiedad intelectual, las barreras comerciales no aduaneras, las intrusiones cibernéticas y el robo cibernético. Pero la "guerra" no es solo comercial, sino de supremacía. El régimen chino avanzan decididamente en el campo tecnológico, desafía a la hegemonía norteamericana e impone un replanteo del escenario mundial.

Trump percibe los déficits comerciales como una amenaza y cree que las políticas económicas chinas violan las reglas de la Organización Mundial del Comercio. También considera "depredador" al sistema chino, por sus fuertes subsidios a las compañías estatales y límites a la propiedad intelectual.

En esta "guerra", aunque en cese de fuego, Donald Trump pone en juego su compromiso de "America's first", o sea los intereses de EE.UU. primero. En campaña prometió reducir el déficit comercial con todos los países y proteger las inversiones y empleos locales. Pero el déficit comercial de EE.UU. con China alcanzó en 2017 unos US$ 372.000 millones. La ofensiva arancelaria afectó a automóviles, discos duros o componentes de aviones chinos. Trump acusa a su adversario de haberse apropiado de patentes de tecnología de punta ya sea a través de las obligaciones a las empresas estadounidenses para operar en el mercado chino, o mediante el robo.

El Águila y el Dragón
La guerra comercial entre el águila y el dragón obstruyó hace un mes que una cumbre económica asiática acordara una declaración formal de los líderes, por primera vez en su historia. Corea del Sur, Singapur o Taiwán, e incluso algunos en América Latina pueden verse afectados. En 2019, el crecimiento global podría reducirse hasta 0,5% y el FMI pronostica una caída en la economía china (de 6,2% a 5%) y una reducción equivalente en la de EEUU.

Macri hizo equilibrio 

Opinión de José Calero, Noticias Argentinas

Mauricio Macri concluyó su presidencia de la Cumbre del G20 convencido de haber tenido éxito en hacer equilibrio entre los Estados Unidos y China, que se disputan la influencia en la región y mantienen una “guerra comercial” de largo aliento.

Con un Brasil a la espera de las políticas que aplicará el ultraderechista Jair Bolsonaro, la Argentina pasó a ocupar un lugar aún más estratégico en la disputa por la influencia de las grandes potencias sobre Sudamérica.

Macri quiere mantener una aceitada relación con ambos gigantes, y por ello actuó con extrema prudencia durante la Cumbre de Buenos Aires.

En esa estrategia debió sortear un primer cimbronazo incluso antes del inicio formal del megaevento, minutos después de la reunión con su “amigo” Donald Trump.

Fue cuando la vocera del mandatario norteamericano hizo trascender que en esa reunión, Trump y Macri habían evaluado la “depredación económica” china.

Aludía, en términos generales al “dumping social” que ejerce el gigante asiático aprovechando su mano de obra barata y a gran escala para inundar el mundo con manufacturas cuyo precio es imbatible.

La diplomacia argentina reaccionó rápido y el canciller Jorge Faurie rechazó de plano que esa frase hay sido parte de las conversaciones.

Pero el tema sobrevoló toda la Cumbre y las dudas continuaron, hasta que el propio Macri lo dio por terminado en la conferencia de prensa de cierre.

El presidente fue claro al sostener que las inversiones chinas en el país “no son una amenaza, sino una oportunidad”.

Macri consideró haber salido airoso del tironeo: “Se planteaba que uno iba a tener que elegir y no es así”, dijo.

Haciendo equilibrio, sostuvo que la Argentina “ha demostrado que somos capaces de tener muy buenas relaciones con todos los países. Hoy tenemos una excelente relación con los Estados Unidos, y también con China”.

Por eso, en todo momento habló de su “amigo” Trump, como cuando recordó que Estados Unidos es el primer inversor en la Argentina, y a su vez les dio la bienvenida a las crecientes inversiones chinas en el país.

El presidente norteamericano también se va contento de la Argentina.

Estados Unidos logró que el G20 convalidara la posición que Donald Trump viene sosteniendo en todos los foros internacionales contra la Organización Mundial del Comercio (OMC).

“Por primera vez el G20 reconoce que la OMC no alcanza sus objetivos y es necesaria una reforma”, ponderaron desde la delegación estadounidense.

 Además, el Gobierno norteamericano logró frenar una declaración contundente contra el uso del carbón y energía fósil, que Trump reivindicó en su campaña electoral.

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