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Los 5 indicadores clave para saber qué esperar en el 2019

La desaceleración de la inflación actual respalda la postura de los optimistas.
Lunes, 31 de diciembre de 2018 01:40

Inflación, tipo de cambio, desempleo, pobreza y actividad económica, los principales indicadores que marcan la temperatura de la economía de un país, analizados por algunos de los economistas más importantes de la provincia, en exclusiva para El Tribuno. ¿Llega en 2019 la ansiada y varias veces anunciada recuperación? Pautas a considerar.
Álvaro Pérez, asesor financiero y director de la Consultora Finex, estimó que la inflación va a estar en el orden del 30%. “Creo que apurar la baja solo con la tasa fue parte importante del problema. Pero bajar la tasa con este plan de expansión monetaria cero y una tasa de interés tan alta, hace inviable cualquier pyme y eso puede ser demasiado peligroso”, advirtió.
En cuanto al dólar, señaló que “con este plan está más relacionado a su comportamiento en el mundo que a una decisión del BCRA/Gobierno; pero si tuviéramos que decir qué nos conviene, tenemos que estar de acuerdo que necesitamos un tipo de cambio que, medido con nuestros socios comerciales, nos dé competitividad y que no se atrase medido contra la inflación”.
“Regionalmente tendremos que ver cómo actividades como el turismo, la minería y el campo pueden capitalizar estos nuevos equilibrios”, dijo.
Respecto al desempleo llamó a “observar datos más regionales. Sería oportuno tener datos más ajustados, seguramente los sectores enunciados mejorarán este indicador, pero hay que ver que en términos agregados no tengamos una baja sobre el 9%”.
Por otra parte, consideró que “el 30% de pobreza en Argentina es estructural, el atraso de los salarios contra la inflación provoca que este número trepe al 33%, no subirá mucho más siempre y cuando los niveles de actividad y los salarios registren una recomposición”.
Consultado sobre la actividad económica, sostuvo que “en términos anuales la actividad se contraerá entre un 1 y un 1,5%”, y que “dentro de los puntos a observar se encuentran el campo y su performance, Brasil y el arranque de Bolsonaro, el avance del año electoral argentino, la guerra comercial, y las decisiones de la Reserva Federal con relación a las tasas de referencia”.
“El año se dividirá en dos, la primera mitad con efecto estadístico negativo y con la incertidumbre política; y la segunda, con los efectos del campo recompuesto y la baja base de comparación”, sentenció.
Por su parte, el economista Eduardo Antonelli, evaluó que “si las políticas monetaria y fiscal tienen éxito en controlar el rango de variación del tipo de cambio y se consigue evitar que los instrumentos de absorción de los recursos monetarios que los bancos retienen por no encontrar solicitudes de crédito genuinas (las LELIQ) no se trasladen a compras de dólares, probablemente se logre una importante caída en la tasa de inflación”. 
“Sin embargo -advirtió Antonelli- los incrementos de tarifas y combustibles le pondrán un piso a la inflación y la alta concentración económica también, ya que las empresas más concentradas buscarán posicionarse con los más altos márgenes de ganancia posibles, ante la inexistencia de competencia internacional”.
Por otra parte, el economista consideró que “el desempleo difícilmente disminuya, dado que depende muy simbióticamente del nivel de actividad económica y ésta no es probable que se recupere en forma sostenida”, y que “habrá sectores, como el vinculado a la exportación, que en tanto el dólar no se planche mostrarán una aceptable dinámica, lo mismo que los vinculados a la energía y combustibles. Pero otros no parece que compartan esta dinámica”.
“La pobreza no va a disminuir, excepto que se genere una importante recuperación de la obra pública, lo que no parece probable”, advirtió Antonelli, pero agregó que “no habría que descartar una muy focalizada expansión en sectores de la provincia de Buenos Aires, en línea con su verosímil aporte de votos”. 
“La disminución de la pobreza requiere, en general, una fuerte expansión en el empleo que reduzca el desempleo y una política a largo plazo de reentrenamiento de la mano de obra que no se aprecia y que, obviamente, de existir no impacta a corto plazo”, cerró.

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Inflación, tipo de cambio, desempleo, pobreza y actividad económica, los principales indicadores que marcan la temperatura de la economía de un país, analizados por algunos de los economistas más importantes de la provincia, en exclusiva para El Tribuno. ¿Llega en 2019 la ansiada y varias veces anunciada recuperación? Pautas a considerar.
Álvaro Pérez, asesor financiero y director de la Consultora Finex, estimó que la inflación va a estar en el orden del 30%. “Creo que apurar la baja solo con la tasa fue parte importante del problema. Pero bajar la tasa con este plan de expansión monetaria cero y una tasa de interés tan alta, hace inviable cualquier pyme y eso puede ser demasiado peligroso”, advirtió.
En cuanto al dólar, señaló que “con este plan está más relacionado a su comportamiento en el mundo que a una decisión del BCRA/Gobierno; pero si tuviéramos que decir qué nos conviene, tenemos que estar de acuerdo que necesitamos un tipo de cambio que, medido con nuestros socios comerciales, nos dé competitividad y que no se atrase medido contra la inflación”.
“Regionalmente tendremos que ver cómo actividades como el turismo, la minería y el campo pueden capitalizar estos nuevos equilibrios”, dijo.
Respecto al desempleo llamó a “observar datos más regionales. Sería oportuno tener datos más ajustados, seguramente los sectores enunciados mejorarán este indicador, pero hay que ver que en términos agregados no tengamos una baja sobre el 9%”.
Por otra parte, consideró que “el 30% de pobreza en Argentina es estructural, el atraso de los salarios contra la inflación provoca que este número trepe al 33%, no subirá mucho más siempre y cuando los niveles de actividad y los salarios registren una recomposición”.
Consultado sobre la actividad económica, sostuvo que “en términos anuales la actividad se contraerá entre un 1 y un 1,5%”, y que “dentro de los puntos a observar se encuentran el campo y su performance, Brasil y el arranque de Bolsonaro, el avance del año electoral argentino, la guerra comercial, y las decisiones de la Reserva Federal con relación a las tasas de referencia”.
“El año se dividirá en dos, la primera mitad con efecto estadístico negativo y con la incertidumbre política; y la segunda, con los efectos del campo recompuesto y la baja base de comparación”, sentenció.
Por su parte, el economista Eduardo Antonelli, evaluó que “si las políticas monetaria y fiscal tienen éxito en controlar el rango de variación del tipo de cambio y se consigue evitar que los instrumentos de absorción de los recursos monetarios que los bancos retienen por no encontrar solicitudes de crédito genuinas (las LELIQ) no se trasladen a compras de dólares, probablemente se logre una importante caída en la tasa de inflación”. 
“Sin embargo -advirtió Antonelli- los incrementos de tarifas y combustibles le pondrán un piso a la inflación y la alta concentración económica también, ya que las empresas más concentradas buscarán posicionarse con los más altos márgenes de ganancia posibles, ante la inexistencia de competencia internacional”.
Por otra parte, el economista consideró que “el desempleo difícilmente disminuya, dado que depende muy simbióticamente del nivel de actividad económica y ésta no es probable que se recupere en forma sostenida”, y que “habrá sectores, como el vinculado a la exportación, que en tanto el dólar no se planche mostrarán una aceptable dinámica, lo mismo que los vinculados a la energía y combustibles. Pero otros no parece que compartan esta dinámica”.
“La pobreza no va a disminuir, excepto que se genere una importante recuperación de la obra pública, lo que no parece probable”, advirtió Antonelli, pero agregó que “no habría que descartar una muy focalizada expansión en sectores de la provincia de Buenos Aires, en línea con su verosímil aporte de votos”. 
“La disminución de la pobreza requiere, en general, una fuerte expansión en el empleo que reduzca el desempleo y una política a largo plazo de reentrenamiento de la mano de obra que no se aprecia y que, obviamente, de existir no impacta a corto plazo”, cerró.

La “Odisea”

Para Roberto Dib Ashur, máster en Economía y socio en Delta Consultores, “la Odisea es lo que viene para 2019, como la vuelta de Ulises a Ítaca, con todos los avatares que tiene que pasar para llegar”.
“En este sentido, nosotros vamos a tener que enfrentar tasas de interés altas y una actividad económica que tiende a la baja -dicho por el propio Gobierno en el Presupuesto-”. 
Sin embargo, Dib Ashur remarcó que “acá hay que hacer una división, que es positiva” porque “hay sectores que, aparentemente, van a ir para adelante, como el turismo, la energía, la minería, el financiero y el agro que, en general con la cosecha gruesa, puede llegar a aportar una buena cantidad de dólares”.
“Los que se espera que vayan para atrás -advirtió- son el consumo, que es comercio puro, el transporte, los servicios en general y la construcción”.
Para Dib Ashur “se ve un escenario de caída, pero dividida por sectores: una inflación alta, en el mejor de los casos si se reduce al veintipico por ciento va a ser la misma que dejó el kirchnerismo en 2015”.
Calculó “una pobreza igual o peor si no recomponen el nivel de ingresos de los argentinos y las paritarias quedan por debajo de la inflación, todo eso hace que el poder adquisitivo vaya a la baja”. 
“Un dólar a 50 pesos, que es lo que tiene que estar, no inmediatamente pero va a tener que estabilizarse en ese nivel si no quiere atrasarse”, anticipó.
Finalmente, dijo que “el riesgo país en el segundo semestre del año que viene va a tomar mucha más potencia”. 
 

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