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Ocho años de espera por una obra para la ruta 23

Un proyecto de mitigación aprobado en 2014 nunca se realizó.
Viernes, 23 de marzo de 2018 00:00

El ingreso a la ciudad es cada vez más complicado. Baches y agua que escurre por banquinas y termina inundando la cinta asfáltica de la ruta provincial 23, principal vía de comunicación entre Rosario de Lerma y el resto del Valle de Lerma.

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El ingreso a la ciudad es cada vez más complicado. Baches y agua que escurre por banquinas y termina inundando la cinta asfáltica de la ruta provincial 23, principal vía de comunicación entre Rosario de Lerma y el resto del Valle de Lerma.

El problema se acrecienta en verano. Aunque el resto del año las malas condiciones de este tramo del camino son insalvables por los enormes baches que perduran en el tiempo.

Cerca de la ciudad

El sector en cuestión está a tan sólo 2 kilómetros del ingreso de esta ciudad, en el kilómetro 9 del paraje San Martín. Todos los años se trata de reemplazar el pavimento de asfalto por pavimento de hormigón debido al deterioro constante que sufre la ruta como consecuencia del escurrimiento del agua de lluvia, y también por los desbordes de acequias de los campos colindantes con este camino.

Pero el agua ha demostrado estos años que cuando no hay planificación adecuada surgen inconvenientes a la hora de mejorar la diezmada infraestructura caminera de la zona.

"Hemos pedido intervención una infinidad de veces a Recursos Hídricos para frenar estos desbordes de acequias y canales de riego que afectan esta ruta. Pero las aguas siguen afectando al vecino. Por otro lado, una cuestión judicializada años atrás impide que se construya un acueducto, cuya obra frenaría estos deterioros que sufre la ruta. Lamentablemente hay responsabilidades compartidas en este asunto", dijo el intendente Ignacio Jarsun.

Pasadas supuestamente para esta temporada las fuertes lluvias, el tramo del paraje San Martín sigue siendo el martirio para miles de vecinos que a diario circulan por esta ruta provincial.

Con agua, baches de consideración y la banquina peor que el camino, el desprevenido conductor que ignora tal panorama se lleva una sorpresa de tal magnitud, que acaso termina por romper su tren delantero y los amortiguadores del vehículo, o termina por pasar por este sector enchastrado de barro y agua.

Según las estimaciones del área de Transito de la Municipalidad de Rosario de Lerma, circulan por día por esta ruta alrededor de 5 mil vehículos entre particulares, líneas de transporte y los de carga.

Para toda circulación

Con el malhumor del verano ocasionado por las intensas lluvias en la zona y sus constantes anegamientos en varios sectores de este camino, ahora se suman este tramo de por lo menos 100 metros deplorables para la circulación de todo tipo: desde camiones de transporte hasta vehículos de menor peso, motos y hasta bicicletas ven dificultado el tránsito por ese lugar olvidado de todo.

"No sabemos a quién reclamar, esta ruta es de la jurisdicción de Vialidad. Pero hace años vivimos reclamando por el mismo problema y no se hace nada. Si no es el agua de las lluvias, son los desborde de la acequias de los tabacaleros y luego los baches que se generan", expresó su disgusto con la situación un vecino de paraje San Martín.

La dinámica destructiva

Hasta el momento, con una fuerte lluvia, el agua cruza sobre el camino destruye el pavimento y produce erosión, dejando la ruta 23 en muy mal estado, lo que hace necesario muchas veces restituir el tránsito rápidamente enripiando y compactando, para luego que pasa el período estival, volver a asfaltar. Esta rutina es de todos los años.

El agua llega del oeste por un viejo camino vecinal, hoy convertido en desagüe natural, y cruza con toda su fuerza por sobre la ruta. Años atrás cuando se estaba por realizar un acueducto, un propietario de una finca cercana presentó un amparo judicial, esgrimiendo que tal obra perjudicaría aguas abajo su propiedad y la de media docena de vecinos. Pasaron los años, y cuando toda parecía, merced a un acuerdo entre Vialidad de la Provincia y el propietario de la finca, que la obra se ejecutaría, faltaron fondos para su realización.
 

 

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