Aislados y contaminados. Así se sienten los vecinos del barrio Monseñor Tavella, al sudeste de la ciudad. Su preocupación es más que evidente sobre la avenida Ragone, hacia la confluencia con la ruta 26, donde hasta el tránsito peatonal se hace prácticamente imposible. Los vehículos no entran si no están al mando del algún corajudo conductor. Allí, el agua estancada forma verdaderas "lagunas" y las veredas son imaginarias.
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Aislados y contaminados. Así se sienten los vecinos del barrio Monseñor Tavella, al sudeste de la ciudad. Su preocupación es más que evidente sobre la avenida Ragone, hacia la confluencia con la ruta 26, donde hasta el tránsito peatonal se hace prácticamente imposible. Los vehículos no entran si no están al mando del algún corajudo conductor. Allí, el agua estancada forma verdaderas "lagunas" y las veredas son imaginarias.
En este escenario, los vecinos de esa zona, que incluye los barrios El Círculo III y Santa Anita, sufren otro grave problema: el vuelco de desechos de empresas e industrias.
"El colectivo dejó de pasar porque es imposible cruzar los pozos que se llenan de aceite quemado y restos de combustible. La empresa de transporte que tiene el taller en la avenida Ragone arroja sin contemplación los desechos", señaló Ethel Sanguino, una vecina.
La mujer se refería a la empresa El Cóndor, del Corredor 2, que tiene sus talleres en la avenida Ragone y El Quebradeño. Según la denuncia, por la cual la empresa ya fue sancionada, desde el lavadero de colectivos salen hacia la calle cámaras de sedimentos que generalmente colapsan y dejan fluir líquidos hacia la vía pública. "Hay momentos en que todo eso entra a nuestras casas desde la calle. Es imposible vivir así", expresó Raquel Chauque, otra vecina.
La gente del lugar asegura que la avenida Ragone figura como pavimentada y se pregunta qué pasó con esa obra. "Nos confirmaron que ese sector ya figura como pavimentado, pero esto no es real... es urgente que pongan aunque sea ripio para poder recuperar las calles y el transporte", clamó el vecino José Cari.
Los vecinos puntualizan que los fluidos que salen desde los talleres provocan que la línea 3C (empresa Lagos) interrumpa frecuentemente el servicio de transporte.
"Aquí sufrimos con lluvia o sin lluvia. Pedimos que controlen que no se arrojen esos contaminantes y que traigan un poco de ripio. Estamos realmente desamparados", señalaron.