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“Registrarse como donante de médula es dar una esperanza de vida”

Entrevista con Guadalupe Mamaní, donante voluntaria de médula ósea.
Sabado, 31 de marzo de 2018 22:33

Guadalupe Mamaní tiene 21 años y fue noticia en diciembre pasado por ser la primera salteña que donaba médula ósea, no emparentada.

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Guadalupe Mamaní tiene 21 años y fue noticia en diciembre pasado por ser la primera salteña que donaba médula ósea, no emparentada.

Hoy recibió a El Tribuno en la pensión en donde vive, porque ella es de Cafayate y cursa las materias de tercer año de abogacía en Salta. Con lapicera del Incucai, la sonrisa de la mañana y los recuerdos imborrables, habló sobre su experiencia en el Día Nacional del Registro del Donante en Argentina.

A meses de la donación de médula que realizaste ¿seguís en contacto con la gente de Centro de Hemoterapia Salta?
Con Vanesa (Delgado) me hablo casi todos los días y con la gente de Incucai en Buenos Aires, de vez en cuando, pero sí seguimos en permanente contacto. Con quien hablo es con Rocío, que es de Buenos Aires y no me acuerdo su apellido. Ella me acompañó en todos los análisis. Con Vanesa hablamos sobre la donación, básicamente por el tema de las campañas.

¿Cómo fue que te registraste?  
Yo entré en las redes sociales y ahí me enteré que venían para una campaña al hospital de Cafayate. Me pareció desde el primer momento una buena idea y una forma de ayudar diferente. Entonces fui y ahí estaba Vanesa y ella me preguntó si quería registrarme. Yo le dije que sí. Al principio no tenía ni idea, luego me explicó y ahí fue que decidí anotarme.

Si le tenés que explicar a alguien para que se registre ¿Qué le dirías?
Que es un método simple. En realidad son dos métodos, pero simples ambos. Que no te duele, además te sentís bien después de registrarte. Sentís alegría y felicidad porque sabés que hay alguien que está esperando y vos le das una esperanza de vida. Es solo un poco de sangre para que te suban a un registro que es mundial y luego comienza la búsqueda de compatibilidades.

A vos ¿quién te llamó?
Me llamaron en julio de 2017 desde el Incucai en Buenos Aires. Me avisaron que tenía alguien compatible, pero que era del 50 por ciento y me preguntaron si yo estaba dispuesta a seguir con esto. Como yo dije que sí, entonces me mandaron a una extracción de sangre en el hospital de Cafayate para mandar a España. Después me llamaron en noviembre, confirmándome que tenía una compatibilidad del 100 por ciento y que había salido seleccionada como la donante ¡Yo no lo podía creer! A partir de ahí, pasé por más estudios, pero ya en Buenos Aires. La primera vez que viajé para todos esos análisis fue en noviembre.

 ¿Gastaste plata tuya?
Ni un peso. Me hicieron todo en el hospital Alemán, desde los estudios hasta la extracción. Yo luego volví a Salta y de los resultados no sabía nada. Luego Rocío me informaba de todo. Como todo dio bien, el 19 de diciembre volví a Buenos Aires.

Antes hay toda una preparación...
Sí, antes comencé con unas vacunas para estimular las células para que salgan más rápido. Las vacunas no duelen. Me pusieron 2 por día, una en cada brazo, un total de 10. Fueron solo 5 días de tratamiento. Las primeras dosis si podés tener un poco de dolor de huesos, pero solo el primer día, luego nada.

Y tras esas vacunas, directo a Buenos Aires...
Directo al Alemán. Entré a un quirófano dormida para que me pongan un catéter y luego me llevaron a la habitación. Estuve un día en el hospital descansando y luego, el 21 de diciembre, me conectaron a una máquina que parecía un lavarropa (ríe) que tenía un montón de sueros. Ahí ya no me durmieron y podía ver todo. Para eso eran las vacunas, para que las células salgan más rápido para el lavarropa. (ríe)

¿Y vos estabas asustada?
Yo estaba acostada. No estaba asustada y estaba muy tranquila por la atención de la gente. Estuve 4 horas y en la última media hora me puse intranquila porque se me bajó la presión. Me puse nerviosa, me hacía frío y se me amortiguó el cuerpo. Pero la gente es muy buena y pude terminar bien.

¿Qué te decía esa gente?
La cardióloga me felicitó porque me dijo que iba a salvar una vida. Se sorprendía porque era tan joven y porque estaba dispuesta. Me dijo que eso era muy valorable. La doctora con la máquina lavarropa me felicitó porque era la donante más joven que había tenido con este método. Todos me felicitaban. Yo estaba feliz.

¿Todo terminó bien?
Sí. con un poco de dolor, pero nada del otro mundo, y luego ya estaba bien. Estaba desesperada por irme del hospital. Finalmente me dieron de comer y me malcriaron.

Me contaron que hubo problemas en el viaje de ida...
Sí. Hubo mucho retraso cuando salimos el 19 de diciembre. Esperamos en el aeropuerto de Salta desde la 5 hasta las 8 de noche para salir en el avión. Había movilización en Buenos Aires por la reforma previsional. En todos esos problemas estaba yo. Primero fuimos al hotel a pasar la noche. Al otro día fui en ayunas y me tuvieron muchas horas sin comer, y confieso que esa fue la parte más difícil (ríe).

¿Qué sabés de la persona que recibió tu médula?
Sé muy poco. Que está evolucionando bien. Que es una mujer de 35 años, española, pero no sé más. Cuando se cumplan los 100 días me van a dar más noticias. Lo que me dijeron los médicos es que cuando es 100 por ciento de compatibilidad hay pocas chances de que el organismo rechace mis células. También podrían pasar otras cosas, pero no rechazarlas.

Fue un tratamiento realizado entre las dos...
Cuando yo empecé el tratamiento de las vacunas me dijeron que la paciente comenzaba con otro tratamiento de rayos y quimioterapia para matar la médula; las dejaban en cero. Al colocarle mis células, ellas van al lugar donde está el problema y allí comienzan a regenerarse y reproducirse sanas.

¿Y vos la querés conocer?
No sé si quiero todavía. Lo estoy pensando.

¿Por qué?
Prefiero que ella elija. Si ella quiere conocerme yo encantada. Si no, seguiré sabiendo que es solamente una mujer a la que ayudé a vivir con algo que pude darle.

¿Vos tenés miedo de que le vaya mal?
Por ahí siento un poco de miedo porque dicen que, muchas veces, luego de los 6 meses tienen una recaída y hay que volverles a hacer otro trasplante. Y me preguntaron si yo estaba dispuesta a donar nuevamente.

¿Y vos qué respondiste?
Yo respondí que sí. No la voy a dejar a mitad de camino, imaginate (ríe y llora a la vez).

¿Qué le decimos a los lectores de El Tribuno sobre la donación?
Yo les digo a todos los que lean el diario que se inscriban como donantes de células de médula ósea porque no solo las necesitan personas mayores, como me tocó a mí, sino que hay niños que esperan y que es una esperanza de vida que les estamos dando. Hacer todo lo que yo hice es una alegría para nosotros los que estamos sanos, y también para los enfermos, a quienes les abrimos las puertas a una esperanza. Los invito a regalar vida en vida.

¿Conocés a alguien con este tipo de enfermedad?
Conozco a un nene de 3 años, que tiene el mismo tipo de leucemia que la persona a quien yo le doné.

Es muy importante conocer el tema

Hoy se celebra porque hace 15 años se registró el primer donante de médula ósea.


El Día Nacional del Donante de Médula Ósea se celebra todos los 1º de abril, fecha en que se anotó la primera persona en el Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH) del Incucai. Para el presente cumple 15 años. Desde la creación del Registro más de 900 pacientes accedieron a un trasplante de médula ósea con donante no emparentado.

Al día de hoy, el Registro Nacional de CPH cuenta con más de 207 mil donantes inscriptos, los que forman parte de los más de 30 millones de donantes de la Red Mundial Bone Marrow Donors Worldwide. En Salta se superó los 6 mil registros. Esto posibilita que cada vez que una persona requiere un trasplante la búsqueda se realice entre todos los donantes registrados en el mundo.

Cada año a cientos de personas se les diagnostican enfermedades hematológicas como leucemia, anemia aplásica, linfoma, mieloma, errores metabólicos o déficits inmunológicos, que pueden ser tratadas con un trasplante de CPH. Solo entre el 25 y 30% de estos pacientes tiene la posibilidad de encontrar un donante compatible familiar. El resto debe recurrir a un donante no emparentado del registro de donantes.

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