Todos dicen que el presidente Mauricio Macri terminó haciendo lo que no quería: elegir a un hombre de su entorno y concentrar en él tanto poder como para que tome decisiones clave sobre los temas que hoy queman en las manos. El fin de semana, la elección recayó sobre el titular de Hacienda, Nicolás Dujovne, pieza clave en la negociación con el FMI cuando las "turbulencias" del dólar y los mercados sacudían a la Argentina.
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Todos dicen que el presidente Mauricio Macri terminó haciendo lo que no quería: elegir a un hombre de su entorno y concentrar en él tanto poder como para que tome decisiones clave sobre los temas que hoy queman en las manos. El fin de semana, la elección recayó sobre el titular de Hacienda, Nicolás Dujovne, pieza clave en la negociación con el FMI cuando las "turbulencias" del dólar y los mercados sacudían a la Argentina.
Con esa designación, Dujovne se encargará -además de seguir al frente de la cartera de Hacienda-, de coordinar el gabinete económico conformado por nueve ministerios: Finanzas, Transporte, Trabajo, Interior, Producción, Agroindustria, Energía, Turismo y Modernización.
A partir de esta decisión, que fue comunicada durante la jornada del sábado por el presidente Mauricio Macri a la denominada "mesa chica" en una reunión mantenida en Olivos, la coordinación económica dejará de estar en manos de los vicejefes de Gabinete Mario Quintana y Gustavo Lopetegui.
Dujovne asume con cuatro desafíos acumulados sobre su escritorio: recortar al extremo el déficit fiscal, impulsar el crecimiento económico del país más allá del sacudón de este mes, controlar la ejecución presupuestaria y, junto al Banco Central, rebajar la indómita inflación.
Su primera reunión de fuego -que formalizará su nuevo rol-, será mañana, cuando en la mesa que él presida se sienten los ministros de Finanzas, Luis Caputo; de Transporte, Guillermo Dietrich; de Trabajo, Jorge Triaca; de Interior, Rogelio Frigerio; de Producción, Francisco Cabrera; de Agroindustria, Luis Etchevehere; de Turismo, Gustavo Santos; de Modernización, Andrés Ibarra, y de Energía, Juan José Aranguren.
No será un encuentro sencillo, ya que entre los funcionarios la noticia de la designación del "superministro" cayó entre bien y más o menos.
El espaldarazo que le dio Macri le concede una especie de poder de veto o última palabra para las medidas económicas que llevará adelante el Gobierno a partir de ahora, además de relegar a un segundo plano a algunos miembros del amplio gabinete nacional.
Manos a la obra
Los cuatro objetivos que tiene enfrente el nuevo superministro son claros y clave de cara al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la estabilidad económica y política del país, y la proyección política de Macri hacia 2019.
Ajuste. En primer lugar, según dejaron trascender ayer fuentes de la Casa Rosada a varios medios nacionales, es acelerar el recorte fiscal y lograr que a fin de año ronde el 2,5 por ciento del PBI. Hace solo tres semanas se hablaba de que la meta del recorte era del 2,7% y antes de las "turbulencias" era del 3,2%. La reducción del déficit fiscal también se replantea para el 2019: el 2,2% previsto hasta la semana pasada ahora deberá ceñirse un poco más y llegar solo al 1,7%.
Dujovne será quien tenga la última palabra para decidir dónde se reducen gastos y dónde no, algo íntimamente vinculado a la negociación del acuerdo con el FMI por un crédito stand by. Por ello también su rol será clave en la negociación del presupuesto 2019 con la oposición.
Crecimiento. En el presupuesto 2018 se había fijado este ítem en un 3,5% pero tras la crisis cambiaria fue estimado en solo 2%. El ministro coordinador deberá trabajar para evitar que este número se desplome.
Inflación. Si algo desvela a los argentinos es la suba de precios. Aquí tendrá una tarea enorme: el 15% del presupuesto 2018 está superado. El aumento de tarifas y la devaluación del 35% ya subieron ese parámetro, pero el objetivo del Gobierno es "estar lo más cerca" de esa meta. Pero no será una tarea en solitario: Dujovne deberá acordar con el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger las acciones para frenar los precios. Las políticas fiscales que definan serán clave.
Ejecución presupuestaria. El manejo de los fondos ha sido siempre materia de Hacienda, pero esta vez tendrá una lapicera roja para seleccionar qué ministerio del gabinete económico recibe partidas y para qué. Dicen en Casa Rosada que se concentrará en la ejecución de obras, pero estudiará la prioridad de cada una antes de soltar una partida.