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Contra todo, los canillitas hacen llegar las noticias a las manos de los lectores

Conocé seis historias de personas que venden diarios, en varios casos, hace más de 30 años. Ellos piden por mayor seguridad: “La calle está peligrosa y estamos expuestos a todo”, señalaron. 
Lunes, 30 de julio de 2018 01:57

En bicicleta, caminando, bajo el sol, la lluvia, el viento, el frío. Nada los para. Son los canillitas que a diario tratan de acercarle a los vecinos una parte de la realidad contada en las páginas de El Tribuno.
Seis vendedores de diario, de distintos puntos de la ciudad se acercaron a la redacción de este medio para dialogar sobre distintos temas: la inseguridad y los sacrificios, al tiempo que contaron sus historias. “Nosotros descansamos solo tres veces al año: Día del Trabajador, Navidad y Año Nuevo”, aseguran estos trabajadores, que en el último tiempo solo piden un poco más de seguridad.
Es que de acuerdo a lo que señalaron, cada vez hay más robos y hechos de inseguridad que los tienen como protagonistas. “Muchos creen que tenemos mucha plata y tratan de robarnos, a más de uno le quitaron la bicicleta”, cuentan.
Consultados sobre a qué hora arrancan a trabajar, reconocen que en la actualidad salen un poco más tarde, justamente por miedo a que les pase algo en la calle. “En la madrugada se ven muchas cosas. Más los fines de semana”, afirman.

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En bicicleta, caminando, bajo el sol, la lluvia, el viento, el frío. Nada los para. Son los canillitas que a diario tratan de acercarle a los vecinos una parte de la realidad contada en las páginas de El Tribuno.
Seis vendedores de diario, de distintos puntos de la ciudad se acercaron a la redacción de este medio para dialogar sobre distintos temas: la inseguridad y los sacrificios, al tiempo que contaron sus historias. “Nosotros descansamos solo tres veces al año: Día del Trabajador, Navidad y Año Nuevo”, aseguran estos trabajadores, que en el último tiempo solo piden un poco más de seguridad.
Es que de acuerdo a lo que señalaron, cada vez hay más robos y hechos de inseguridad que los tienen como protagonistas. “Muchos creen que tenemos mucha plata y tratan de robarnos, a más de uno le quitaron la bicicleta”, cuentan.
Consultados sobre a qué hora arrancan a trabajar, reconocen que en la actualidad salen un poco más tarde, justamente por miedo a que les pase algo en la calle. “En la madrugada se ven muchas cosas. Más los fines de semana”, afirman.

Los testimonios

Roque Antonio Lara tiene 47 años y vende diarios desde los 7. Todavía tiene fresco el recuerdo cuando era un pequeñín y su mamá lo llevó a vender diarios. En la actualidad su madre tiene 83 años y aún sigue en actividad.
“Yo estoy en Pellegrini y La Rioja y mi mamá en Tucumán y Jujuy. A cada rato voy a verla, ella está sentada, porque hace tiempo tuvo un accidente feo”, cuenta. Roque también relata que a diario se levanta a las 5.20 y luego comienza a repartir el diario a sus clientes.
“Yo me casé, salí a buscar trabajo y comencé a vender diarios. Desde ese momento no paré más”, señala José Luis Díaz, quien tiene 63 años, y desde hace 43 que vende diarios.
El hombre cuenta que San Antonio y Ceferino son su zona de venta, y que lo más preciado que tiene son sus clientes. Muchos de ellos le compran el matutino desde hace 35 años. 
Luis Mora tiene 47 años y desde los 14 que vende diarios. Su zona de acción es al oeste de la ciudad: Villa Los Sauces, San José, Primavera y hasta en San Rafael lo ven deambular todos los días al grito de “diario!”.


La era de la informática y las redes sociales parece importarles poco a estos los vendedores de noticias. Ellos arrancan su jornada leyendo todo el diario.
“La gente nos pregunta: ‘Y amigo, qué tiene de bueno hoy el diario’. Entonces nosotros les tenemos que dar algunos detalles. Siempre estamos bien informados”, aseguran.
La infancia fue dura para Nelson Lizarazu. El joven tiene hoy en día 33 años y cuenta que desde los 7 que vende ejemplares. Empezó con su mamá en la zona de Villa María Esther y Soledad.
“Para ser ordenado, uno se arma un circuito para repartir el diario. Hay gente a la que le gusta que le lleves el diario a las 7 y otros a las 11. Entonces hay que estar atento a eso”, afirma.
Ramón Farfán tiene 49 años y hace unos 30 que vende diarios. Tiene un problema nervioso, pero esto no le impide ser una de las personas que más vende. Su hermana asegura que si no sale a vender “Ramón cree que se le va a terminar el mundo. A él le gusta tener contacto con la gente”. 
A la charla también se sumó Matías Nolasco, quien tiene 27 años. Cuenta que a los 12 comenzó a ayudarle a su mamá, que vende periódicos en barrio Bancario. “Yo era un desastre. Y este trabajo me ayudó a sentar cabeza”, cuenta. 
 

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