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VIDEO: El dramático audio de la policía baleada, “Me tiraron un tiro, me muero”

Se lo dijo a su pareja la agente de la Bonaerense Lourdes Espíndola (25), segundos después del robo. Tiene muerte cerebral y su estado es irreversible. La familia decidió donar los órganos. 
Lunes, 30 de julio de 2018 09:49
Lourdes Espíndola junto a su pareja Fernando Altamirano, también policía como ella.
Lourdes Espíndola y Fernando Altamirano habían formado una familia

“Me tiraron un tiro, me muero”, llegó a decir Lourdes Espíndola (25), una policía bonaerense baleada en Ituzaingó mientras esperaba el colectivo para regresar a su casa. Su esfuerzo resultó la clave para que pudieran atenderla rápidamente: Fernando Altamirano (34), su pareja que también es oficial de la fuerza, le avisó a una compañera, quien fue a asistirla. El disparo le entró por el esternón, le lastimó el pulmón y la arteria carótida. La víctima, de 25 años, fue operada de urgencia en el Hospital Posadas pero, en las últimas horas, fue declarada con muerte cerebral y su familia ya habría autorizado la donación de sus órganos.

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“Me tiraron un tiro, me muero”, llegó a decir Lourdes Espíndola (25), una policía bonaerense baleada en Ituzaingó mientras esperaba el colectivo para regresar a su casa. Su esfuerzo resultó la clave para que pudieran atenderla rápidamente: Fernando Altamirano (34), su pareja que también es oficial de la fuerza, le avisó a una compañera, quien fue a asistirla. El disparo le entró por el esternón, le lastimó el pulmón y la arteria carótida. La víctima, de 25 años, fue operada de urgencia en el Hospital Posadas pero, en las últimas horas, fue declarada con muerte cerebral y su familia ya habría autorizado la donación de sus órganos.

 Espíndola fue baleada en el Peaje Quintana (Autopista del Oeste) mientras esperaba el colectivo para volver a su casa después de trabajar. Dos delincuentes la atacaron y cuando intentó resistir el asalto uno de ellos le disparó en el cuello.

No le robaron el dinero que llevaba encima. Los asesinos, que siguen prófugos, escaparon solamente con el arma reglamentaria de la mujer. Ella no murió en el acto. Con la voz entrecortada, llegó a avisarle a su esposo, también policía, que había sido herida.

La joven madre de una nena de 6 años fue la segunda víctima que se cobró la inseguridad este fin de semana. Tamara Ramírez, agente de la Policía Local de Almirante Brown, murió tras ser baleada en la cabeza por un ladrón que entró a robar a su casa en la localidad de Glew y después fue detenido.

 Siempre quiso ser policía

La vida le cambió en apenas unos minutos. Juan Espíndola se enteró de la trágica noticia de que su hija había sido baleada tras cumplir con un servicio de Policía Adicional. “A partir de mañana va a venir la pesadilla”, afirmó reconociendo que todavía no cayó ante el drama de la muerte cerebral de Lourdes.

La familia ya abandonó el Hospital Posadas luego de que los médicos declararon que la mujer policía tiene muerte cerebral y su estado es irreversible. “Ya estoy en mi casa, porque ahora se encarga de todo la Justicia, la ART, el comisario y el comando”, señaló sobre la burocracia que deviene ante estos casos.

En shock y sin encontrar explicaciones, Espíndola no puede bajar la cabeza: debe ayudar para mantener a su nieto. Sin embargo, en la última semana también se enfrentó a otra dura noticia. La empresa en la que trabaja desde hace 16 años cerró este viernes y quedó desempleado. Y ante la consulta sobre cómo lo pueden ayudar repite con desazón: “Con un trabajo”.

A diferencia de otros casos, Lourdes no provenía de una familia de policías o ligada a las fuerzas de seguridad. La vocación de ella había nacido hace años: “Siempre quiso ser policía, desde el jardín, era su sueño. No se lo podíamos sacar de la cabeza”, remarcó.

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