El caso, a cargo de la fiscal penal, Gabriel Buabse, ocurrió en julio, cuando una mujer denunció a un joven que trabajaba en una sandwicheria de su propiedad, ubicada en la esquina de la avenida Entre Ríos y República de Siria. La comerciante, casualmente, informó que había despedido al acusado por haberse quedado con la recaudación de una jornada laboral. Sin embargo, y mediante engaños, el sujeto regresó cuando no estaba, engañó al nuevo encargado y se apoderó de las ganancias del día y escapó.
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El caso, a cargo de la fiscal penal, Gabriel Buabse, ocurrió en julio, cuando una mujer denunció a un joven que trabajaba en una sandwicheria de su propiedad, ubicada en la esquina de la avenida Entre Ríos y República de Siria. La comerciante, casualmente, informó que había despedido al acusado por haberse quedado con la recaudación de una jornada laboral. Sin embargo, y mediante engaños, el sujeto regresó cuando no estaba, engañó al nuevo encargado y se apoderó de las ganancias del día y escapó.
Una semana después de ser despedido, el acusado volvió al local y engañó a su remplazo al que le informó que había acordado con la dueña su reintegro y que la misma había ordenado que tomara el turno de 22 a 06. Sus dicho no fueron objetados y el acusado retomó las riendas del local, para posteriormente sustraer la recaudación y papeles que lo vinculaban al local y se dio a la fuga.
Al llegar los compañeros del nuevo turno, vieron que el local estaba abierto y que no había nadie en el mismo, por lo que le avisaron lo ocurrido a la dueña. La mujer realizó la denuncia, puesto que por segunda vez se quedó sin la recaudación de la jornada.
Al investigar el caso, y dado que la comerciante sólo pudo aportar el nombre del empleado infiel (Miguel), su número de teléfono y foto de perfil de whatsaap, la fiscalía dispuso varias diligencias en busca de dar con el hombre. A los días, sin embargo, un hijo de la dueña logró identificar a Miguel cuando se encontraba en la vía publica, por lo que dio aviso a su padre y entre ambos redujeron al acusado y alertaron al 911. El hombre quedó detenido y fue identificado como José Miguel Saracho (21), quien posteriormente fue imputado por la fiscal por el delito de “hurto dos hechos” y quedó preso. De lo denunciado cada recaudación rondaría los $10.000 pesos.