Una piedra fundamental colocada en la avenida 9 de Julio y una ley provincial del año 1947 que estableció el 30 de agosto de ese mismo año como su fecha fundacional. El recuerdo de apellidos como Figueroa, Ladrié y Ruperez, puesteros de aquellos tiempos dedicados a la cría de ganado; el paso incesante de quienes comerciaban con Bolivia animales en pie, alimentos y el valioso caucho que ingresaban a nuestro país en forma de contrabando que reportaban grandes ganancias a quienes se aventuraban a transitar los difíciles y peligrosos caminos de la región.
Salvador Mazza tiene en su nacimiento similitudes con tantos pueblos de frontera, pero hoy en día sus particularidades la hacen diferente a prácticamente todas las comunidades de la provincia de Salta.
El ir y volver de grandes unidades de transportes que atiborran las playas de estacionamientos disponibles, el paso apresurado de ambulantes que llenan las veredas de la parte más vieja de la localidad ofreciendo frutas o comidas al paso; los pasadores de mercadería que buscan en esa actividad informal el ingreso diario para llevar a sus familias.
Taxis y remises que a un par de metros del paso internacional ofrecen sus servicios a los compradores que van o vienen desde Bolivia. Importante número de uniformados de las distintas fuerzas de seguridad que instalados en el puente internacional vigilan ese paso estratégico de nuestra nación. Todo ese movimiento incesante, le da a la localidad una forma de vida más apresurada.
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Una piedra fundamental colocada en la avenida 9 de Julio y una ley provincial del año 1947 que estableció el 30 de agosto de ese mismo año como su fecha fundacional. El recuerdo de apellidos como Figueroa, Ladrié y Ruperez, puesteros de aquellos tiempos dedicados a la cría de ganado; el paso incesante de quienes comerciaban con Bolivia animales en pie, alimentos y el valioso caucho que ingresaban a nuestro país en forma de contrabando que reportaban grandes ganancias a quienes se aventuraban a transitar los difíciles y peligrosos caminos de la región.
Salvador Mazza tiene en su nacimiento similitudes con tantos pueblos de frontera, pero hoy en día sus particularidades la hacen diferente a prácticamente todas las comunidades de la provincia de Salta.
El ir y volver de grandes unidades de transportes que atiborran las playas de estacionamientos disponibles, el paso apresurado de ambulantes que llenan las veredas de la parte más vieja de la localidad ofreciendo frutas o comidas al paso; los pasadores de mercadería que buscan en esa actividad informal el ingreso diario para llevar a sus familias.
Taxis y remises que a un par de metros del paso internacional ofrecen sus servicios a los compradores que van o vienen desde Bolivia. Importante número de uniformados de las distintas fuerzas de seguridad que instalados en el puente internacional vigilan ese paso estratégico de nuestra nación. Todo ese movimiento incesante, le da a la localidad una forma de vida más apresurada.
Una fiesta para todos
“El Pórtico Norte de la Patria”, como a sus pobladores les gusta llamarla, celebró el 71 aniversario de su fundación con actos institucionales que se centraron precisamente en la avenida 9 de Julio y la plaza homónima, en cercanías de donde fuera colocada aquella piedra fundamental que señaló la localización de Salvador Mazza, una de las localidades de frontera más importantes del norte argentino.
Los actos contaron con la presencia de autoridades provinciales del departamento San Martín, repesentantes de fuerzas de seguridad, instituciones intermedias, religiosas y escolares, y finalizaron con el desfile cívico y militar por la avenida 9 de julio. Anoche, y hasta las primeras horas de la madrugada de hoy, los pociteños se reunieron para dar rienda suelta a la alegría por una año más de vida y compartieron en un festival en el que actuaron destacados artistas. De una manera simple y sencilla, como sus habitantes, así transcurrió esta celebración en ese pequeño pueblo de la Argentina profunda, donde comienza o termina la patria.
El mayor impulso de crecimiento del pueblo se registró en la década del 50 con la puesta en funcionamiento del yacimiento Ma drejones.