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Francisco Gómez Paz: “El único camino del crecimiento está en el hacer, y hacerlo bien”

Jueves, 13 de septiembre de 2018 09:55

El regalo que el diseñador industrial salteño Francisco Gómez Paz (42) le hizo al presidente Mauricio Macri el mes pasado, durante un breve descanso que se tomó en Cafayate tras su visita a Jujuy, fue una verdadera curiosidad.
Se trata de “Eutopia”, una silla ultraliviana creada por el profesional, quien divide su vida laboral entre Salta e Italia. “Un orgullo enorme, que la disfrute Sr. Presidente”, escribió Gómez Paz junto a la foto que publicó en su cuenta de Instagram con el mandatario, en el momento de entregarle la pieza.
Pero, ¿qué tiene de particular esta silla y cuáles son los motivos por los que Gómez Paz decidió regalársela al Presidente? Sin dudas son muchas las razones y, para los legos en la materia, una sorpresa a medida que se conocen los detalles que, en definitiva, demuestran calidad y posicionamiento en un mundo que camina aceleradamente hacia la excelencia. Motivos más que suficientes para dialogar con el diseñador, que desde su estudio milanés, respondió a El Tribuno.

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El regalo que el diseñador industrial salteño Francisco Gómez Paz (42) le hizo al presidente Mauricio Macri el mes pasado, durante un breve descanso que se tomó en Cafayate tras su visita a Jujuy, fue una verdadera curiosidad.
Se trata de “Eutopia”, una silla ultraliviana creada por el profesional, quien divide su vida laboral entre Salta e Italia. “Un orgullo enorme, que la disfrute Sr. Presidente”, escribió Gómez Paz junto a la foto que publicó en su cuenta de Instagram con el mandatario, en el momento de entregarle la pieza.
Pero, ¿qué tiene de particular esta silla y cuáles son los motivos por los que Gómez Paz decidió regalársela al Presidente? Sin dudas son muchas las razones y, para los legos en la materia, una sorpresa a medida que se conocen los detalles que, en definitiva, demuestran calidad y posicionamiento en un mundo que camina aceleradamente hacia la excelencia. Motivos más que suficientes para dialogar con el diseñador, que desde su estudio milanés, respondió a El Tribuno.

La visita del Presidente coincidió con su presencia en Salta y tomó la decisión de regalarle una de sus destacadas creaciones. ¿Qué lo impulsó?

“Eutopia” significa el ideal posible, el extremo contrario de utopía. Es una silla que fabrico enteramente en Salta, que diseñé para ello y esa es mi utopía. Porque el diseño no existe si no hay industria que lo sostenga, que lo ponga en el mercado, que le sirva a la gente. Eutopia trata de romper esa utopía, haciendo en mi tierra natal lo que hago en Europa. Esto lo logro gracias a las nuevas tecnologías, maquinaria y robots que permiten la producción flexible, es decir, la denominada cuarta revolución industrial o revolución industrial 4.0. Debo decir que amo profundamente Argentina y por eso decidí seguir viviendo en Salta, pero además considero que, desde mi lugar, tengo que proponer algo para darle a mi tierra algo de lo que me dio. No soy empresario ni político, soy diseñador y con mi creatividad busco aportar. Para mí, hacer un producto de calidad internacional, que se expuso en la mejor feria del mundo y que recibió una crítica resonante, es el aporte que puedo ofrecer. Y lo hago en un contexto en el cual también apuesto a una nueva Argentina que tiene que venir. Hace unos cinco años atrás observé mucha opresión que por algún lado busca salir, expresarse, una Argentina que por mucho tiempo no tuvo representación política, que no tuvo la posibilidad de mostrarse, con una clase media golpeada por gobiernos populistas, autoritarios. Gente común que pasa su vida trabajando, esforzándose por hacer las cosas bien, pero que nadie les abrió la puerta.

 

 

¿Ahora observa un proceso diferente?

Veo una búsqueda de renacer esa Argentina a la que aposté, confiando en un cambio profundo y en el que cada cual pueda aportar su grano de arena. Y respondiendo a la primera pregunta, esa fue mi intención al regalarle la silla al Presidente, como una muestra de que creo y quiero que esto vaya para adelante.

Pero siempre cuesta tanto... ¿Quizás miramos a los países desarrollados con cierto dejo de inferioridad?

Yo creo que tenemos los extremos: o complejo de inferioridad o de superioridad. Y nada es así: no somos los mejores ni somos los peores. Todo lo que somos lo tenemos que demostrar en el hacer. Este es un momento en el que los argentinos tenemos que dejar de ponernos “títulos”, dedicarse a hacer y hacerlo bien. Y así va a demostrar su potencialidades, porque existen. Pero como profesional que ha vivido 18 años en el exterior, rechazo eso de creernos especiales o diferentes. Tenemos virtudes y defectos, pero podemos hacer grandes cosas. Muchas veces una Argentina discutiendo pelotudeces, con perdón del término, cuando hay que debatir qué haremos en un planeta que está cambiando a una velocidad voraginosa. Mientras el mundo está preocupado por ese movimiento irrefrenable en todos los sentidos, aquí aún hay sectores con cuestionamientos del medioevo.

Su profesión es, justamente, un estandarte del “hacer”...

Creo que lo que uno hace, la obra que logramos, es lo que puede convencer y mostrar un camino. Mi intención es esta: a través de mis trabajos, que es lo único que tengo, mostrar que se puede. Con eso se mira el futuro; todo el resto es pérdida de tiempo. Ya el mundo nos pasó por arriba y nos va a seguir pasando porque hay que entender que hoy las discusiones pasan por otro lado. ¿Cuál? El hacer las cosas y cómo hacerlas mejor.

Y bajo ese concepto nació Eutopia, como varias otras creaciones premiadas...

Con esta silla, mi propuesta fue una mirada al futuro. De hecho, la crítica de diseño especializada del Salón del Mueble de Milán, la feria más importante de Italia y entre las más destacadas del mundo, valoró la visión de futuro de la pieza que interpreta la cuarta revolución industrial con un proyecto que tiene los valores del diseño en toda su estructura. Hice un producto que mira hacia donde tiene que ir el mundo.

 

 

 

¿Eso implica una forma de elaboración y materiales especiales?

La silla es paralela a una sucesión de innumerables trabajos que diseño para empresas internacionales, que son las que se ocupan de proveer los materiales, fabricar y distribuir en el mundo. Eutopia, en cambio, fue enteramente hecha en Salta utilizando técnicas de fabricación moderna como control numérico, corte láser e impresión 3D. Está realizada completamente en madera y no tiene ni un tornillo, lo cual también es parte de su virtud y la transforma en una de las sillas más livianas hechas en madera en el mundo. Es casi un récord porque solo pesa 1,8 kg y es uno de los elementos que le ha dado notoriedad en el Salón del Mueble. Es multilaminado y de madera de paulonia, cuya madera tiene vetas muy lindas, es liviana y me sirvió para desarrollar este proyecto.

¿Qué lo inspira a la hora de diseñar?

Lo que me moviliza es la innovación. Todos mis diseños tienen una dimensión en ese sentido y quizás están “ocultas” de las formas simples, limpias y no recargadas, pero siempre hay ideas de cosas que no existían hasta ahora y las he inventado. Una de ellas es la lámpara Hope, con la que gané el Compás de Oro (2011) y el Premio a la Innovación que otorga el presidente de Italia. En esta lámpara utilicé lentes fresnel superlivianas y el uso de ese elemento fue una innovación en cuanto a objetos decorativos. También hice una lámpara que genera su propia energía a través de bioetanol (que genera calor) y células peltier, lo que te permite iluminar y también cargar el celular. Es decir, mi dimensión proyectual va unida a una innovación y ese es mi hilo conductor: a partir de una idea innovadora encuentro mi poesía, mi lenguaje y la belleza de un producto. Ese es mi modo de proyectar y con ese concepto, empresas del mundo piden mis diseños para fabricar. 

¿Sería difícil instalarse completamente en la Argentina para hacer el mismo trabajo? 

Tengo la suerte de trabajar con empresas reconocidas internacionalmente, que tienen una intensa capacidad productiva. Trabajando es una serie de proyectos es muy difícil dedicarme a otras cosas, No han surgido oportunidades en nuestro país, a excepción del proyecto de la silla que es completamente diferente e innovador desde lo productivo, que garantiza el nivel de calidad al que estoy acostumbrado a hacer en Milán, que es la capital mundial del diseño. Es decir, hay una serie de ventajas en las que me muevo cotidianamente. La Argentina, desde el punto de vista empresarial del diseño está un poco “golpeada” y lejos de los parámetros europeos.


¿Hubo influencia familiar en la elección de su profesión, teniendo en cuenta que su padre es arquitecto?

Sin dudas, porque la influencia de los padres es muy fuerte, especialmente en la transmisión de valores y moralidad. Eso puede ser calificado como una forma “antigua” de ver el mundo, pero a mí me abrió muchas puertas a la hora de encarar el trabajo. En mi formación como diseñador, yo me reflejo en la mirada de mi padre como arquitecto, en su visión de lo que debe ser la arquitectura, el modo conceptual es muy cercano.

Trabajos y premios

En Milán

Radicado desde 1998, con el título de Diseñador Industrial de la Universidad Nacional de Córdoba, posteriormente sumó un máster de diseño de la Domus Academy.

La silla salteña

Eutopia se presentó a mediados de agosto en Cascina Cuccagna y en la prestigiosa Galería Rossana Orlandi, durante la Semana de Diseño de Milán.

Una ultraliviana

Es una silla fabricada en serie, con tecnologías flexibles como el corte láser, el control numérico y la impresión 3D, en madera de kiri. Resiste hasta 100 kilos.

Grandes premios

Se llevó el Good Design Award, dos Red Dot y un Compasso d’Oro, además de otras distinciones a sus creaciones, entre ellas la ultrafamosa lámpara Hope.

Cuero local

Su primer trabajo presentado en el Salón del Mueble de Milán fue el sillón apero (chaise longue), hecho en Salta con cuero crudo y por el que fue premiado.

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