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Salida de la Unión Europea: el Parlamento británico rechazó el Brexit

La primera ministra británica, Theresa May, sufrió este martes una derrota parlamentaria que ya se venía anunciando desde hace semanas, ya que el Parlamento rechazó mayoritariamente el acuerdo del Brexit alcanzado con la UE, con 432 votos en contra y 202 a favor.  
Martes, 15 de enero de 2019 17:11

La primera ministra británica, Theresa May, sufrió este martes una derrota parlamentaria que ya se venía anunciando desde hace semanas. Westminster rechazó mayoritariamente el acuerdo del Brexit alcanzado con la UE, con 432 votos en contra y 202 a favor.

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La primera ministra británica, Theresa May, sufrió este martes una derrota parlamentaria que ya se venía anunciando desde hace semanas. Westminster rechazó mayoritariamente el acuerdo del Brexit alcanzado con la UE, con 432 votos en contra y 202 a favor.

  • El Brexit es una abreviatura de las palabras inglesas Britain (Gran Bretaña) y exit (salida), y es el término empleado para describir la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE).
  • El Reino Unido se sumó al bloque continental, actualmente conformado por 28 países, el 1 de enero de 1973, pero en junio de 2016 los británicos decidieron abandonar la UE y poner fin a una relación de más de cuatro décadas.

El Gobierno dispone ahora de tres días hábiles para presentar un plan alternativo. La primera ministra, quien imploró por última vez a los diputados que apoyaran su plan, no tiene intención de dimitir. El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, anunció la presentación de una moción de censura contra la primera ministra que empezará a discutirse este mismo miércoles.

Los británicos votaron en referéndum su salida o permanencia en la Unión Europea el 23 de junio de 2016. Y en la votación, un 48,1% de los británicos votó a favor de quedarse en el bloque, pero un 51,8% se pronunció a favor de abandonar la UE.

“Esta es la votación más importante en la que participaremos muchos en toda nuestra carrera política”, dijo May en su última intervención ante la Cámara. “Y después de todo este tiempo de debate, de acuerdos y de desacuerdos, ha llegado la hora de tomar una decisión que definirá a nuestro país durante muchos años y que cada uno, voto lo que vote, deberá justificar durante largo tiempo”.

Theresa May

Fue el discurso más apasionado de una primera ministra consciente ya de que el Parlamento le iba a infligir un duro golpe. Y aun así, May repasó de nuevo una tras otra, en un desesperado intento por desmontarlas, todas las alternativas a su plan del Brexit. Un nuevo referéndum traicionaría la voluntad expresada en las urnas en 2016, quebraría la confianza de los ciudadanos en la democracia, y no aseguraría el fin de la división generada en los últimos años. La renegociación de un nuevo acuerdo con la UE es imposible a estas alturas. Y unas nuevas elecciones generales solo supondrían dos meses de parálisis para hacer frente, fuera quien fuera el que llegara al Gobierno, con el mismo problema.

Este último mensaje iba dirigido a Corbyn, a quien echó en cara su ambigüedad e inconsistencia durante todo el debate del Brexit y le acusó de estar más preocupado por sus propios intereses partidistas que por el bien general del país. “Su cinismo ha provocado la deslealtad de muchos diputados de su propio grupo parlamentario”, dijo May, incidiendo así en la herida que más duele al líder de la oposición.

Jeremy Corbyn, líder laborista

Corbyn tuvo una dura intervención en la que anunció la intención de su partido de votar en contra del acuerdo y reclamó de nuevo un adelanto de las elecciones generales. “Los ciudadanos necesitan recuperar el control de la situación y unas nuevas elecciones les permitirán elegir nuevos diputados, nuevo Gobierno y un nuevo mandato para volver a negociar el acuerdo con la UE”. Corbyn se dirigió expresamente a Bruselas para pedir a los líderes comunitarios que no descartaran un regreso a la mesa negociadora.

Una derrota que se venía venir

Las últimas horas de debate antes de que tuviera lugar la votación fueron la puesta en escena de una derrota anunciada. Uno tras otro, la mayoría de diputados de uno y otro bando utilizaron los tres minutos a que limitó sus intervenciones el presidente de la Cámara, John Bercow, para repetir las razones por las que iban a votar en contra del plan del Gobierno.

El récord lo marcó el conservador euroescéptico, Julian Lewis, que apenas hizo uso de 18 segundos: “Porque Brexit debería significar Brexit, y porque una falta de acuerdo será siempre mejor que un mal acuerdo, votaré no, no y no”, dijo, en clara referencia al legendario discurso de Margaret Thatcher en que la “dama de hierro” rechazó las pretensiones de Bruselas de ampliar sus poderes.

A favor y en contra

El Gobierno de May envió a la Cámara a su miembro más artero, el fiscal general, Geoffrey Cox, quien durante una hora intentó defender la bondad y la idoneidad del plan de May mientras trataba de desmontar la legalidad de posibles alternativas. “Si no damos este primer paso, la historia nos juzgará con dureza, porque nos acabaremos zambullendo en la incertidumbre”, advirtió Cox, “y aquellos que con la derrota de hoy pretenden evitar la salida de la UE intentarán a continuación que se celebre un nuevo referéndum”. Esa es la posibilidad que más aterra a los euroescépticos, pero a las alturas en que estaba la partida, ya no produjo ningún efecto. El acuerdo del Gobierno, defendió Cox, sería una “cámara de descompresión” que facilitaría la salida ordenada de la UE.

La respuesta más dura vino del diputado conservador Dominic Grieve, exfiscal general, firme defensor de la permanencia en la UE e impulsor de la campaña por un segundo referéndum. No solo ironizó con la idea de la “cámara de descompresión” para sugerir que el acuerdo supondría más bien que Reino Unido falleciera “asfixiado”, sino que puso un punto de humor negro en el hecho de que Cox se hubiera visto obligado a intervenir. “A pesar de lo entretenido que ha resultado”·, dijo, “me deja una sensación sombría ver que el Gobierno haya recurrido al talento de un abogado criminalista para intentar salir del atolladero”, dijo.

El Parlamento tenía ganas de acabar con esta agonía y entrar ya en la siguiente fase de este largo proceso. Por eso gran parte de las enmiendas introducidas a última hora, que ponían sobre la mesa alternativas al acuerdo de May e intentaban evitar a toda costa la posibilidad de un Brexit sin acuerdo, fueron finalmente retiradas por sus autores y no fue necesario votarlas.

La única que fue sometida a votación, la presentada por el conservador John Baron, obtuvo un resultado catastrófico: 600 votos en contra y 24 a favor. Sugería que el Parlamento podría decidir la retirada unilateral de Reino Unido de la unión aduanera, en contra de lo acordado con la UE. Ni siquiera el Gobierno respaldó esta iniciativa, por su ilegalidad y por la falta de realismo que demostraba. Y dejó claro que todos los bandos de este debate han adquirido ya un grado de cinismo y de dureza que ya son hasta capaces de votar en contra de sus propios deseos.

Lo que se viene

El revés sufrido por May es la mayor derrota de la historia en la Cámara de los Comunes. Apenas concluyó la votación, el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, presentó en el Parlamento una moción de censura contra el gobierno conservador con el objetivo de hacer caer el Ejecutivo y forzar una elección general.
La moción de censura será votada mañana miércoles en la Cámara de los Comunes a las 19 (16 hora argentina).

Si los parlamentarios votan mañana para respaldar la moción de censura, el gobierno tendrá 14 días para ganar otro voto adicional y si pierde, entonces se llevará a cabo una elección general.

La amplia mayoría que votó hoy en contra del acuerdo negociado entre May y la Unión Europea estaba compuesta, principalmente, por la mayoría de los diputados laboristas, los conservadores del ala más dura del oficialismo, entre ellos los exministros del Gabinete que renunciaron en rechazo a la propuesta del Brexit de May.
También votaron en contra todos los diputados del Partido Unionista Democrático (DUP), los aliados de la primera ministra desde que perdió la mayoría absoluta de los escaños del Parlamento en la elección pasada.

Además de enfrentar la moción de censura, la líder conservadora tiene sólo tres días de sesiones en el Parlamento para regresar y presentar sus próximos pasos -como pide la UE- o un plan B -como la obligó la Cámara de Comunes en una moción votada la semana pasada.

No está claro aún cuál será la estrategia de la premier, pero hoy adelantó que buscará dialogar con todos los partidos con presencia en el Parlamento para intentar consensuar alternativas a su acuerdo.
"Está claro que la Cámara no apoya este acuerdo, pero el voto de esta noche no nos dice nada sobre lo que sí respalda", explicó la premier y agregó que, primero, debe confirmar que sigue contando con la confianza del Parlamento. 
"Creo que sí, pero dada la escala y la importancia de la votación de esta noche, es justo que otros tengan la oportunidad de examinar esa cuestión si así lo desean", agregó tras la votación y la presentación hecha por la oposición laborista.
También desmintió a sus detractores que la acusan de querer retrasar el reloj hasta el 29 de marzo, el plazo máximo para iniciar la salida de la UE.
"Esa no es nuestra estrategia y siempre he creído que la mejor manera de avanzar es salir de forma ordenada con un buen acuerdo", destacó la premier, intentando descartar la opción de un Brexit sin acuerdo.
En tanto, muchos de los que le votaron en contra hoy le pidieron que regrese a Bruselas y renegocie el acuerdo para abandonar la UE, una opción difícil ya que los negociadores europeos dejaron en claro públicamente que no piensan hacer tal cosa.

Fuente: El País de España y agencia Télam

 

 

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