Como en cada verano y tal como sucede después de cada lluvia fuerte, el domingo volvió a quedar destrozado un puente en la ruta provincial 21 que conecta al pueblo de San Agustín con el paraje Sumalao, afectando a productores tabacaleros y a numerosas familias del lugar.
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Como en cada verano y tal como sucede después de cada lluvia fuerte, el domingo volvió a quedar destrozado un puente en la ruta provincial 21 que conecta al pueblo de San Agustín con el paraje Sumalao, afectando a productores tabacaleros y a numerosas familias del lugar.
Este medio había denunciado en diciembre su casi total destrucción. Posteriormente la delegación municipal realizó un relleno del lugar como paliativo, para que los vehículos circulen por el lugar de manera provisoria, y luego Vialidad de la Provincia encaró un arreglo, como sucede desde hace varios años. Por la época del año, en la que no se pueden encarar obras de fondo, solo se realizaron rellenos y defensas.
Sin embargo, la lluvia del domingo volvió a destrozar el arreglo, incomunicando a alrededor de 200 personas y afectando a tabacaleros en plena cosecha. Se trata un sector llamado Pozo La Batea, por donde fluye un curso de agua y el caudal con las últimas lluvias destruyó las defensas colocadas a orillas del camino.
"Así quedó esta vez (...) ruta provincial 21... la gente del otro lado no puede salir a comprar ni trabajar...", denunció el usuario de Twitter @pepevinalsf, quien detalló a El Tribuno que se trata de un "problema recurrente" y sostuvo que la solución sería "un desage para que el agua no vaya por el camino, pero no lo hacen, tiran un poco de ripio y la próxima lluvia en La Merced viene el agua y se lleva todo". Los lugareños apuntaron a que "hay que buscar una solución definitiva. Vialidad pone parches, hacen reparaciones, pero siempre el agua se lleva todo. Hay que hacer otra obra".
Otro tramo afectado en la zona es el de la ruta provincial que se extiende desde la nacional 68 hasta Sumalao (por donde los devotos peregrinan en la fiesta del Cristo de Sumalao). Son tres kilómetros que permanecen intransitables.