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Ginóbili, en lo más alto de la NBA

La 20 de los Spurs fue retirada y Manu se convirtió en una leyenda viviente del básquet.  Más de 20 mil personas llenaron el AT&T Center para despedir al argentino.
Viernes, 29 de marzo de 2019 01:29

“Olé, olé, olé, Manu, Manu”, se escuchó bajar desde las gradas del AT&T Center y acto seguido, el mejor jugador de básquet que dio la República Argentina, apareció en escena.
Emanuel David Ginóbili, “Manu” para todo el mundo, se transformó anoche, por imperio de su talento, del reconocimiento de un lugar alejado de su Bahía Blanca natal como la ciudad estadounidense de San Antonio y por esa fantástica galaxia del básquetbol que es la NBA, en una leyenda viviente de este deporte que convirtió su ya histórica camiseta blanca y negra número 20 de los Spurs en un emblema bien argentino. 
Junto a sus tres hijos Dante, Nicola y Luca, además de su esposa Marianela Oroño, Manu se sentó a escuchar a Tim Duncan, Fabricio Oberto, Gregg Popovich, Tony Parker y Sean Elliot. Después llegó el esperado momento: cuando la camiseta 20 fue descubierta en lo más alto del estadio y fue oficialmente retirada. 
Antes, la bandera argentina entronizada junto a la de Estados Unidos, un piano emitiendo la música del Himno Nacional Argentino y la joven tigrense Michelle Leclercq entonando sus estrofas, le pusieron anoche la primera tonalidad celeste y blanca a la de por sí “celestial” despedida de Ginóbili y su ya legendaria camiseta número 20 de San Antonio Spurs.
Ante un estadio repleto y apenas 10 minutos antes de comenzar el partido entre los Spurs y Cleveland Cavaliers (que ganó el local 116 a 110), la emoción empezó a embargar no solamente a los argentinos presentes en el AT&T Center, de San Antonio, sino también a todos los fanáticos de los Spurs que aman a Manu.
Anécdotas imperdibles
Siete integrantes de la Generación Dorada que obtuvieron los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 contaron experiencias vividas junto a él a lo largo de sus carreras, en una creativa mesa ronda, conducida por el periodista Adrián Paenza, desarrollada durante el entretiempo del partido entre los Spurs y Cleveland.
“Cuando me tocó ir a un cardiólogo decidí llevarlo a Manu para que preguntara todo lo que yo no iba a poder hacer. Por eso le estoy tan agradecido”, empezó Fabricio Oberto.
“Yo quería tener la camiseta que había usado Emanuel en el All Star y en una puja durante el remate él se la dio a la otra persona que ofrecía mano a mano conmigo, porque el precio se había ido muy arriba. Pero una semana después me dio otra suya, porque yo había quedado muy frustrado”, se sumó Luis Scola.
Alejandro Montecchia recordó que en un viaje Ginóbili le “pidió dos veces una cortapluma. Y aunque le advertí que era muy filosa, no me prestó atención y se cortó. Siempre fue muy cabeza dura”.
“Infundía un gran respeto en el grupo. En un entrenamiento se pelearon Carlos Delfino y Andrés Nocioni, y no paraban, hasta que intervino Manu en la discusión y los dos se callaron. No volaba ni una mosca”, acotó Pablo Prigioni.
Quien lo “mató” fue Nocioni: “Si lo quieren a Manu, es porque nunca estuvieron compartiendo una habitación con él, porque es muy desordenado”.
“Una vez en un avión el vuelo se hizo muy movido y teníamos mucho miedo. Por eso le dije a ’Pepe’ que se iba a caer, pero él me dijo que no iba a pasar eso porque estaba Manu”, contó Gustavo Fernández y Sánchez se sumó a la charla: “Por eso le pusimos el elegido”.

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“Olé, olé, olé, Manu, Manu”, se escuchó bajar desde las gradas del AT&T Center y acto seguido, el mejor jugador de básquet que dio la República Argentina, apareció en escena.
Emanuel David Ginóbili, “Manu” para todo el mundo, se transformó anoche, por imperio de su talento, del reconocimiento de un lugar alejado de su Bahía Blanca natal como la ciudad estadounidense de San Antonio y por esa fantástica galaxia del básquetbol que es la NBA, en una leyenda viviente de este deporte que convirtió su ya histórica camiseta blanca y negra número 20 de los Spurs en un emblema bien argentino. 
Junto a sus tres hijos Dante, Nicola y Luca, además de su esposa Marianela Oroño, Manu se sentó a escuchar a Tim Duncan, Fabricio Oberto, Gregg Popovich, Tony Parker y Sean Elliot. Después llegó el esperado momento: cuando la camiseta 20 fue descubierta en lo más alto del estadio y fue oficialmente retirada. 
Antes, la bandera argentina entronizada junto a la de Estados Unidos, un piano emitiendo la música del Himno Nacional Argentino y la joven tigrense Michelle Leclercq entonando sus estrofas, le pusieron anoche la primera tonalidad celeste y blanca a la de por sí “celestial” despedida de Ginóbili y su ya legendaria camiseta número 20 de San Antonio Spurs.
Ante un estadio repleto y apenas 10 minutos antes de comenzar el partido entre los Spurs y Cleveland Cavaliers (que ganó el local 116 a 110), la emoción empezó a embargar no solamente a los argentinos presentes en el AT&T Center, de San Antonio, sino también a todos los fanáticos de los Spurs que aman a Manu.
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Siete integrantes de la Generación Dorada que obtuvieron los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 contaron experiencias vividas junto a él a lo largo de sus carreras, en una creativa mesa ronda, conducida por el periodista Adrián Paenza, desarrollada durante el entretiempo del partido entre los Spurs y Cleveland.
“Cuando me tocó ir a un cardiólogo decidí llevarlo a Manu para que preguntara todo lo que yo no iba a poder hacer. Por eso le estoy tan agradecido”, empezó Fabricio Oberto.
“Yo quería tener la camiseta que había usado Emanuel en el All Star y en una puja durante el remate él se la dio a la otra persona que ofrecía mano a mano conmigo, porque el precio se había ido muy arriba. Pero una semana después me dio otra suya, porque yo había quedado muy frustrado”, se sumó Luis Scola.
Alejandro Montecchia recordó que en un viaje Ginóbili le “pidió dos veces una cortapluma. Y aunque le advertí que era muy filosa, no me prestó atención y se cortó. Siempre fue muy cabeza dura”.
“Infundía un gran respeto en el grupo. En un entrenamiento se pelearon Carlos Delfino y Andrés Nocioni, y no paraban, hasta que intervino Manu en la discusión y los dos se callaron. No volaba ni una mosca”, acotó Pablo Prigioni.
Quien lo “mató” fue Nocioni: “Si lo quieren a Manu, es porque nunca estuvieron compartiendo una habitación con él, porque es muy desordenado”.
“Una vez en un avión el vuelo se hizo muy movido y teníamos mucho miedo. Por eso le dije a ’Pepe’ que se iba a caer, pero él me dijo que no iba a pasar eso porque estaba Manu”, contó Gustavo Fernández y Sánchez se sumó a la charla: “Por eso le pusimos el elegido”.

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