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Epidemia y Curia Romana

Domingo, 03 de marzo de 2019 00:00

Mucho se ha escrito sobre el explosivo descubrimiento de la epidemia que afectaba a mi Iglesia desde hace décadas. La epidemia comporta varias dimensiones y se le han asignado distintos nombres: pedofilia, homosexualidad, corrupción... El descubrimiento nos evoca la noción de aletheia, la verdad que se desvela.

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Mucho se ha escrito sobre el explosivo descubrimiento de la epidemia que afectaba a mi Iglesia desde hace décadas. La epidemia comporta varias dimensiones y se le han asignado distintos nombres: pedofilia, homosexualidad, corrupción... El descubrimiento nos evoca la noción de aletheia, la verdad que se desvela.

La Iglesia Católica está en medio de un proceso por el que busca conocer las características, la envergadura y las causas del mal que la aqueja, tanto como las medidas disciplinarias a tomar para su erradicación. La cuestión involucra complejas relaciones con las leyes en los distintos países donde el mal ha salido a la luz.

A la hora de buscar soluciones, hay, sin embargo, una dimensión para tener presente: el papel de la Curia Romana y su relación con las conferencias episcopales, en los pontificados posconciliares desde San Pablo VI hasta Francisco. Querría plantearlo en términos de hipótesis: no han sido los papas postconciliares quienes deliberadamente buscarán concentrar poder en detrimento de las iglesias locales. Pero no siempre supieron o pudieron orientar, moderar, controlar y dirigir a su Curia. Una Curia en la que se ha conformado un esquema de poder, intereses y ocultamiento difícil de someter a la dirección de los papas ¿Cómo pudo un organismo con fama de eficiente, con una envidiable red mundial de informaciones, haber ignorado lo que estaba ocurriendo en tantos lugares durante tanto tiempo?

El carismático san Juan Pablo II delegó la administración de la Curia en quien depositó su plena confianza, el cardenal Angelo Sodano. Benedicto XVI tomó la decisión ejemplar de renunciar cuando admitió que la tarea superaba sus fuerzas. Francisco no ha ahorrado palabras de crítica y hace frente a las resistencias que encuentra en la Curia romana.

La decisión de Francisco de convocar al reciente encuentro de presidentes de conferencias episcopales de todo el mundo puede estar demostrando a la vez la importancia que Francisco le asigna a la colegialidad en el gobierno de la Iglesia como las dificultades que encuentra para dominar una Curia que solapadamente se le resiste.

 

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