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Tartagal ya tiene sus reinas del carnaval y el corso cerrará mañana

La reina y princesas de caporales, Leslie Ludwig junto a Karen Camacho y Cielo Porcel. La reina y princesas de pimpines, Dionisia Caballero, Yoseli Salvador y Noemí Villa.
Domingo, 03 de marzo de 2019 10:26

En su último fin de semana largo, el Corso Color de Tartagal muestra todo su esplendor y así lo demostró con la elección de la reina de la edición 2019, tanto de las agrupaciones criollas como de los grupos ancestrales que son parte de esta gran fiesta que, sobre todo, preserva la tradición. 
La noche del viernes, en una actividad que se extendió hasta bien entrada la madrugada del sábado, miles de espectadores participaron de la elección en la que se consagraron dos jovencitas tartagalenses.
Como reina del corso resultó electa Leslie Ludwing, una bellísima joven representante de la agrupación Caporales del Carmen. En el caso de las agrupaciones originarias el cetro fue para Dionisia Caballero, en representación del pim pim “Tata Jend”. 
Acompañadas por sus princesas, desfilarán hoy y mañana, últimas noches de corsos que concluirán con la entrega de los premios a los ganadores del certamen. De esa manera y con la particularidad del perfume y colorido que tiene el corso de Tartagal, las comunidades originarias comienzan a cerrar una de las celebraciones más convocantes del año y que solo se compara en cantidad de público a las actividades de junio, mes aniversario de la fundación de la ciudad. 
Fueron 18 las chicas que representaron a las diferentes agrupaciones de tinkus, sayas, caporales, batucadas, murgas, comparsas y los seis grupos de pimpines tartagalenses.
Entre pasada y pasada de las bellas jovencitas, algunos grupos brindaron un gran espectáculo hasta que se anunció el nombre de las ganadoras. 

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En su último fin de semana largo, el Corso Color de Tartagal muestra todo su esplendor y así lo demostró con la elección de la reina de la edición 2019, tanto de las agrupaciones criollas como de los grupos ancestrales que son parte de esta gran fiesta que, sobre todo, preserva la tradición. 
La noche del viernes, en una actividad que se extendió hasta bien entrada la madrugada del sábado, miles de espectadores participaron de la elección en la que se consagraron dos jovencitas tartagalenses.
Como reina del corso resultó electa Leslie Ludwing, una bellísima joven representante de la agrupación Caporales del Carmen. En el caso de las agrupaciones originarias el cetro fue para Dionisia Caballero, en representación del pim pim “Tata Jend”. 
Acompañadas por sus princesas, desfilarán hoy y mañana, últimas noches de corsos que concluirán con la entrega de los premios a los ganadores del certamen. De esa manera y con la particularidad del perfume y colorido que tiene el corso de Tartagal, las comunidades originarias comienzan a cerrar una de las celebraciones más convocantes del año y que solo se compara en cantidad de público a las actividades de junio, mes aniversario de la fundación de la ciudad. 
Fueron 18 las chicas que representaron a las diferentes agrupaciones de tinkus, sayas, caporales, batucadas, murgas, comparsas y los seis grupos de pimpines tartagalenses.
Entre pasada y pasada de las bellas jovencitas, algunos grupos brindaron un gran espectáculo hasta que se anunció el nombre de las ganadoras. 

Un corso con identidad 

Tartagal tiene el orgullo de ser una de las pocas comunidades de nuestro país que de una u otra manera lucha por mantener la rica identidad que al corso color le aportan las comunidades originarias. Las candidatas a reina -como lo hacen el resto de las mujeres que integran los pimpines- se presentan descalzas en cada elección, adornadas con coronas de perfumadas flores y con el tradicional tipoy, una túnica muy colorida que se sostiene desde los hombros y cubre hasta los tobillos.
Las comunidades originarias, en coincidencia con el carnaval, se aprestan a dar por finalizada la fiesta del arete, la celebración anual más importante que también coincide con la abundancia del maíz, cuya harina utilizarán durante el año como base de su alimentación. Se trata de una fiesta religiosa que podría traducirse al español como la “renovación de la sangre” y que no es ni más ni menos que el agradecimiento a la Madre Tierra por su generosidad en la abundancia del grano de maíz que a sus hijos les ofrece a manos llenas.
Por ese sincretismo cultural, el arete -como el carnaval- finaliza justo antes del miércoles de ceniza, momento en que la feligresía católica se apresta a iniciar la cuaresma. 
Las máscaras que cubren los rostros de los integrantes varones de los pimpines, según indica la tradición, deberán ser quemadas y elaborar nuevas para la próxima celebración del arete. Según la creencia ancestral, cubiertos los rostros con esas máscaras algunos ancestros que ya no están vuelven a bailar con sus hijos y nietos la danza acompasada y en círculos del pim pim. Las máscaras son verdaderas obras de arte que elaboran los artesanos de las comunidades.

Una comparsa correntina

Como ayer, esta noche el corsódromo tartagalense se llenará de ritmo con la agrupación correntina Yeroki Verá, la invitada especial de este año carnavalero.
Los pimpines, como el resto de las agrupaciones, se presentarán por última vez la noche del lunes cuando se den a conocer los ganadores. Como es tradicional, los desfiles se realizan en el corsódromo de la avenida 20 de Febrero de la ciudad norteña, que este año se vio colmada de vecinos tartagalenses y de otras localidades.
Hay que destacar que no sola agrupaciones de caporales y pimpines están en la fiesta, sino también batucadas, comparsas, tinkus, murgas artísticas y de ritmos latinos que hacen bailar a los espectadores.
El Corso Color Tartagal es un espectáculo rico en variedad, donde se fusionan las manifestaciones culturales, tradicionales e innovadoras, de los artistas locales, de las colectividades de inmigrantes y de los pueblos originarios, cuya mayoría étnica reside en la región. En esta época queda en evidencia la historia, las tradiciones culturales y la adaptación a los tiempos modernos en una fiesta que reúne a las familias.
 

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