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“Siempre intento cuidar al máximo los detalles de mis novelas”

El autor español se destacó en la Feria del Libro de Buenos Aires y antes de regresar a su país dialogó con El Tribuno sobre su obra y sus motores creativos. 
Lunes, 20 de mayo de 2019 12:45

El escritor y periodista español  Martí Gironell pasó por Buenos Aires y dialogó con el Tribuno sobre su novela más reciente. La fuerza de un destino, está  de repleta de anécdotas en torno a la gastronomía y al vino llevadas al terreno de la ficción. Según el autor,  se trata de una historia que "te hace soñar con los pies en el suelo".

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El escritor y periodista español  Martí Gironell pasó por Buenos Aires y dialogó con el Tribuno sobre su novela más reciente. La fuerza de un destino, está  de repleta de anécdotas en torno a la gastronomía y al vino llevadas al terreno de la ficción. Según el autor,  se trata de una historia que "te hace soñar con los pies en el suelo".

-¿Cómo surgió la idea de hacer esta novela sobre Jean Leon?.

- Yo conocí la historia en el decurso de una comida acompañada de los vinos de este hombre. Hasta el momento en el que me invitan, yo no conocía ni al personaje. Nos reúnen a cinco escritores a tres semanas antes de Sant Jordi, que es la gran fiesta del libro en Cataluña, para hablar de adaptaciones porque a todos nosotros nos han adaptado novelas en distintos formatos Y quieren que hablemos sobre lo que nos ha parecido que nos cambien elementos como el lenguaje para poder dirigirse a más público.
Nos dijeron, “les vamos a presentar una serie de vinos que nos van a acompañar a lo largo de la comida, mientras están hablando con los periodistas. Son los vinos Jean Leon”. Y agregaron: “nos gustaría contarles que hay detrás de esta marca, Jean Leon, porque hay una historia muy bonita que bien se podría reproducir en una novela, en un guion de cine, en un comic o una obra de teatro”. Nos miramos entre nosotros sorprendidos, y nos contaron que Jean Leon se llamaba Ángel Ceferino Carrión Madraza. Nació en Santander y a propósito de la desgracia de un incendio que destruye gran parte del casco antiguo de la ciudad, su familia se trasladó a Barcelona. Ahí sufrió otra tragedia importante donde pierde a su padre y a su hermano mayor, y decide que en aquella España gris Posfranquista, una persona con sueños e inquietos como él no va a poder lograr nada.

-¿Y qué hace entonces?

-Luego convence a dos amigos para ir caminando hacia Francia, y de ahí subirse a un barco para hacer un viaje transoceánico para llegar a los Estados Unidos, porque le contaron que ahí es donde una persona con ideas y con ganas de trabajar, puede quizás hacer realidad sus sueños. Él ni tonto ni perezoso, intenta hasta siete veces entrar de polizón en un barco y hasta una octava no consigue llegar. Gracias a un marinero que no lo delata y no lo lanza por la borda, logra llegar hasta New York y donde se encuentra con un pariente lejano de su padre. Los otros dos amigos con quienes viajó no consiguen llegar porque los deportan, y cuando uno de ellos se entera de que lo consigue porque Ceferino le escribe a su madre avisando que llegó a casa del Tío Ramón, le da una especie de brote de envidia y lo delata. Las autoridades mandan una carta a la dirección de Ceferino en Nueva York y le piden que vuelva o va a ser declarado prófugo de la justicia franquista. Él luego decide cambiarse de nombre y empieza un periplo para llamarse Jean Leon, se va a la costa oeste con la licencia de taxista que se compró, y cuando llega a Los Ángeles contacta por suerte con Fran Sinatra, quién le ofrece un trabajo de camarero en Villa Capri, local que regentaba con Joe Di Maggio. Ahí conoce una serie de personajes que lo ayudaron a hacer realidad sus sueños, y que era “ser alguien”, ser otro hombre. Abandonó Ceferino Carrión para ser Jean Leon, en el Hollywood dorado de los años ’60.
En medio de todo este proceso, recuerda las viñas que vio en Francia y piensa en la inmensa suerte de estar en ese restaurante al lado de tantas estrellas, periodistas, artistas, políticos, deportistas de la élite mundial, y como él es un visionario y un personaje muy aguerrido, dice “a mí me gustaría hacer mi propio vino”.
Entre los clientes había un famoso enólogo, a quien le cuenta que es español y cuál es su idea de vino. Y es cuando él vuelve diez años después a Cataluña en España para hacer su vino “Jean león”.
Contrata a Jaume Rovira y trabajan en una finca que compró Jean Leon en Penedés, muy cerca de Barcelona y que es una región vitivinícola muy importante y donde está documentado que allí hacen vino desde la época de los Romanos. Desarrollan este vino con variedades que no son autóctonas, sino que son originarias de Francia, como Chardonnay, Pinot noir, Merlot, cabernet sauvignon, y luego arranca con las variedades locales. Toda la comarca se le pone en contra, lo que complica la realización de vino, pero termina siendo un vino que marca una época, marca tendencia y durante diez años sus blancos y sus tintos son considerados uno de los diez mejores del mundo.

-Digamos que lo atrapó la historia…

-Claro. Cuando nos cuentan todo esto antes de la comida, me quedé helado y pensando si había entendido bien. Un hombre que le suceden las tragedias que le suceden, llega a Estados Unidos y se hace íntimo amigo de Frank Sinatra, James Dean, Paul Newman, sirve la última cena tomó Marilyn Monroe antes de morir, su vino se tomó cuando Ronald Reagan llegó a la Casa Blanca. Desconocía completamente su historia. Luego la chica que nos lo s sirvió nos dijo que cada vez que traen los vinos y cuentan su historia, la gente se sorprende y todos dicen que quieren transformarla en un película o una novela. Pedí permiso a mis compañeros de mesa si podía quedarme con la historia, y me dijeron que no había problema.
A la mañana siguiente ya la estaba trabajando, y documentándome. Tuve la suerte de hablar con Jaume Rovira que aún vive en Penedés y pudo contarme muchas cosas sobre fue la elaboración del vino con Jean Leon. Pude hablar con su hermana que aún vive en Barcelona y tiene unos recuerdos fantásticos de su hermano, y pude bucear en un álbum familiar  con fotos que son muy descriptivas del antes y el después. Y pude hablar con su hijo, Jean león Junior, que vive en Tailandia y que viene bastante seguido de viaje a Cataluña.
Con estas tres personas que lo conocieron desde diferentes ángulos, junto a la biografía que publicó de él el periodista español Sebastián Moreno fui trabajando la historia.



- En la novela hay un momento en que uno de los personajes, su esposa Katty, le dice que “hay que cuidar los detalles que no se ven”. ¿Como narrador acordás con ella o no?

-Para mí lo que dice Katty es un detalle muy importante que no puede pasar desapercibido por el lector, porque la novela está estructurada a partir de la relación que Jean Leon tuvo con estas grandes personalidades, y además de cómo es que se ayudan los unos a los otros, se trata principalmente de cómo ellos le ayudan a él. Yo siempre digo que esta es la aventura de cómo Ceferino Carrión se transforma en Jean Leon, en los años dorados del Hollywood de los ’60, al lado de unos personajes secundarios de lujo. Pero entre ellos es importante contar con la figura de Katty que fue su mujer y estuvo veintidós años a su lado hasta que se separan. Ella es quien le da otra visión al negocio y le dice que tiene que cuidar a los comensales y que es muy importante que la gente se quede con los detalles, porque quizás el hecho de que alguien vuelva al restaurante tiene que ver con el tipo de música que suena, con el tipo de perfume con el que se ambienta el local, el tono de la pintura con el que se pintó.
Yo también he intentado cuidar al máximo los detalles de la novela, para que el lector cuando entre, se sienta un personaje más de la historia y estando a un paso de las estrellas. Creo que esto se consigue con una buena documentación, haciéndolo muy verosímil y que sea muy sensorial la manera de escribir.

-¿Cómo es el hecho de descubrir una historia y empezar a trabajar literariamente? Porque no es lo mismo escribir periodismo que escribir con los tiempos de la novela.

- Sí, son otros tiempos, pero como soy un animal de costumbres raras, cuando tengo la idea necesito desarrollarla. Que no sea solo una sinopsis larga, sino que sea como “hacer la biblia”, que no sé si aquí existe el concepto pero es como hacer una sinopsis mucho más armada, y a partir de ahí empezar a desarrollar la novela, los personajes, documentarte porque un gran aporte de información histórica.

- ¿Con todas tus novelas trabajas así?

-Sí, porque me gusta mucho contar lo que ha pasado cuando nosotros no estábamos, creo que es una curiosidad que compartimos todos. Sea en Salta, en Buenos Aires, Barcelona o en donde sea, y en cualquier época. Encontrar la excusa o el personaje que te permite ir hasta aquel momento, para luego recrearlo, documentarlo, estudiarlo y hacerlo muy creíble e interesante para el lector, es lo que a mí me produce satisfacción.

- ¿Dirías que tu motor es la curiosidad?

Sí, exactamente. Creo que es una característica muy periodística, cuando te mueve la curiosidad. De hecho, en el caso de la novela de Jean Leon, yo ya estaba escribiendo otra cosa pero cuando me encontré esta historia de por medio tuve mucha curiosidad. Me despertó curiosidad los nombres y la época, y decidí apartar lo que ya tenía para meterme de lleno en esta historia.
Esto tiene de bueno que cuando terminas de escribir, tenés una o dos historias que ya están empezadas y puedes armar un edificio literario con más rapidez por el trabajo previo hecho. A partir de esta curiosidad en la que cualquier cosa te llama la atención, lo pillas y lo pones en la “carpeta de ideas” y ahí queda reposando un tiempo hasta que tienes el momento de ponerte a ello e investigar, y hacerlas más interesantes para el lector. Esto implica que tienes que trabajar en elementos como el lenguaje, para que sean lo más transversal posible, porque yo no quiero excluir a nadie de estas historias, y quiero llegar a cuanta más gente sin renunciar a hacer una buena literatura, a hacer pensar y enriquecer al lector con aquella historia.


 

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